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Changbin moría del coraje, mirando
desde su mesa como los dos eran tan
cínicos, para estar tomados de las
manos aún cuando hyunjin hablaba
con ellos.

Los vió correr dejando a su esposo
con la palabra en la boca y se levantó, acercándose a él, encontrándolo hecho
furia.

Tomó por detrás su cintura y dejó un
beso en su mejilla.

—¿Estás bien, amor?

El pelirosa se giró, negando con la
cabeza.

Se abrazó al pelinegro y escondió el
rostro en su pecho.

Lo abrazó también y acarició su cabello
rosa, dándole un suave beso a su frente.

—Tranquilo mi amor, hoy es nuestro
día, hay que estar felices.

—¿Los viste? —preguntó con la voz
quebrada y los ojos del pelinegro se
llenaron de lágrimas.

Carraspeó para quitar el nudo que
comenzaba a crearse en su garganta.

—Los vi —afirmó—. Debes entender
que todos, necesitan ser felices, tanto
como nosotros.

—¡Pero pueden serlo con otras personas! — exclamó levantando el rostro con miles de lágrimas corriendo por sus mejillas — Yo le dije a Felix y Christopher, desde que éramos niños, que jamás debían meterse con él, porque de esa forma están traicionándome...

No podía negarlo, él también se sentía traicionado

Amaba mucho a Hyunjin, pero no podía
aún, olvidar todo lo que había vivido con Minho.

Ellos eran inexpertos en muchos
sentidos cuando se conocieron, y
ahora, eran todo lo contrario.

Pero cada cosa que aprendieron, lo hicieron juntos.

Aún así, por más celos y malos sentimientos que tuviera, no podía reclamar nada, si él mismo había sido el culpable de perderlo.

El castaño siempre estuvo para él,
pero no lo valoró, y abandonó todo
por un niño, que aunque era muy
hermoso y lo adoraba, no quitaba el
hecho de que era sobrino de su —en
aquel tiempo— novio, y que eran ellos quienes habían traicionado a Minho.

—No lo veas de esa forma, sólo
piensa que no han encontrado a la
persona con la que realmente quieren estar —sonrió lo mejor que pudo—, y
el estar solos los hace verse el uno al
otro como un buen partido.

Claro, porque cuando ya habían
encontrado a alguien, ellos se habían encargado de arrebatárselos.

—Bini, es que ahora no sé quién va a
darme consejos y a cuidarme —se quejó
triste—. Si Felix me lo quita no tendré a nadie, porque él siempre ha estado
conmigo.

Literalmente lo cuidaba.

De la forma en la que intentó tratar al
ojigris, así trataba a Hyunjin aunque de forma más "cercana y familiar".

Tenía apenas diecinueve y Felix
dieciocho, y siempre que estaba
cerca lo cuidaba y mimaba, para
hacerlo más feliz de lo que normalmente era. Porque sí, tenía una vida perfecta, todo lo que quería lo conseguía.

Pero esta era la excepción y por eso lloraba como Magdalena.

—Mi amor —habló Changbin—, yo soy esa persona. Ahora que estamos casados, ese es mi deber. Cuidarte, consentirte, darte consejos y hacerte mucho, muy feliz. Ya no necesitas de nadie más ahora que estoy yo.

El pelirosa levantó la mirada, analizando si aquello que acababa de escuchar era verdad o no.

Luego de algunos minutos así, vió como lentamente se formaba una pequeña sonrisa en el rostro del rubio y por inercia, imitó aquel gesto.

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora