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Sus manos intentaban con desesperación quitar el cinturón del castaño, para poder tocar su piel.

—No —soltó con todo el dolor de su corazón, y también el de su pene, negándose a algo más que besos porque definitivamente estaba mal—, basta.

El rubio lo miró con súplica.

 —¿Por qué mierda no?

Se quejó haciendo un pequeño berrinche.

—Mírate, literalmente eres un niño —el menor rodó los ojos, sin poder refutar algo porque Minho siguió hablando—. Con tus berrinches lo demuestras aún más —soltó una risita de ternura, porque a pesar de la excitación le parecía tierna la rabieta de Felix, acarició suavemente su mejilla—... Tengo treinta, Felix, tú acabas de cumplir dieciocho, ¿Acaso no te da asco pensar que alguien como yo te toque? La diferencia de edad es mucha, ¿Eso no te hace sentir mal?

Felix quitó su mano, y caminó hacia otro lado.

—¿Por qué debería darme asco que seas mayor? Puedes enseñarme muchas cosas, de hecho puedo presumir que estoy contigo, que soy lo mejor de lo mejor, porque no cualquiera tiene la suerte o capacidad de seducir en todos los sentidos a alguien mayor, y sobre todo tan maduro como tú —suspiró dándose vuelta, para mirarlo de frente—. Yo he deseado que me toques por mucho tiempo, fuera de que estaba enamorado de Hyunjin, tú me hacías sentir muchas cosas a pesar de tu desprecio. Talvez no te amaba, pero siempre has sido jodidamente sexy y la necesidad carnal y el deseo por una persona, no desaparecen por más que estés enamorado de otra. Lo comprobé —bajó la mirada, mordisqueando su labio y guardó silencio unos segundos, hasta que tomó valor—. Me hace sentir mal que no me quieras, que te alejes, que me veas mal... Me hace sentir mal que después de comprobar que tu cuerpo reacciona bien a mí, tu mente aún no te deja libre. No sé por qué jamás te agradé, pero ¡Mierda! ¿Sabes que hay personas que se odian realmente y tienen sexo? —soltó una risa burlona— No te digo que no pienses en mí como un niño ni que me quieras, porque eso yo lo voy a lograr por mi cuenta, lo que te pido es que no pienses en Changbin y que a mí... que a mí me veas, sí, como un niño —se señaló—, pero como un niño muy travieso.

No pudo decir palabra alguna por más que lo intentó, la forma en la que había hablado, tan serio, sin ningún titubeo, tan seguro de sí mismo, de sus sentimientos y de lo que quería, eso le había hecho creer que Felix había madurado un poco.

—Felix, yo...

—No digas nada, guapo.

Pidió coqueto y esa fue la señal de que en menos de dos segundos iba a besarlo nuevamente.

logró sacarle el cinturón, esta vez sin mucho esfuerzo, y desabotonó su camisa, poniéndola junto al saco, sin alejar sus bocas.

Sacó su propio saco y su camisa, quitó todo lo que le impedía bajar su pantalón y deslizó éste por sus piernas, quedándose en ropa interior.

Se separó de los labios del castaño para quitar sus zapatos, calcetines y sacar por completo su pantalón. 

Abrió el del mayor y lo escuchó jadear cuando lo bajó junto a su bóxer, para tomar su erección.

La cordura de Minho desapareció cuando sus ojos se conectaron con los del chico y sonrió, para pasear su lengua por sus testículos mientras con una mano se detenía en su pierna y la otra la movía sobre su miembro.

Acarició lentamente su cabello y el rubio comenzó a dejar besos húmedos desde su pelvis hasta la punta del pene, donde succionó apenas unos segundos con sólo los labios.

Mordió levemente la punta, por un par de veces y eso causó una sensación extraña pero rica para Minho, porque nadie jamás lo había hecho.

Bueno, Changbin, porque era el único que lo había tocado hasta ese momento.

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora