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Cerró la puerta detrás suyo, importándole ya poco que extrañaba a Minho y deseaba pasar de nuevo un poco de su tiempo con él.

Había algo más importante aún.

Mucho más que sus estúpidos celos y sus ganas de vigilarlos.

Su esposo.

Lo vio hecho bolita en la cama, cubierto con un montón de mantas y escuchó algunos sollozos.

Con el corazón doliéndole se acercó y se tumbó a su lado, destapó un poco su rostro y lo abrazó, quedándose sin fuerzas al ver su rostro empapado.

—¿Qué sucede, mi amor? —preguntó intentando secar sus lágrimas y el pelinegro sólo se acercó un poco más, para obtener un poco de su calor.

—Amor... —repitió cerrando los ojos con fuerza, obligándose a ver que debía olvidar todo, lo había perdido por un error y ahora, debía cuidar lo que tenía—. No es nada, solo...

 —¿Qué has usado?

Su pregunta sorprendió al pelinegro, Hyunjin no era la clase de chico que se daba cuenta si ocurría algo distinto en él y menos, si era causado por algún "dulcesito".

—Pastillas

El pelirosa sólo negó y tomó sus mejillas para obligarlo a verlo.

—No entiendo por qué las usas —se mordió los labios, pensando en algo que pudiese decirle y, deseando que no le respondiera algo que lo hiciera querer dejar de ayudarlo—, pero no necesitas hacer esas cosas. Mi vida, tú me tienes aquí y no me va a importar si para verte feliz me tienes que hablar de tus amores pasados —bufó, reprendiéndose mentalmente por decir aquello, aunque era verdad que estaría dispuesto a eso y más, porque estaba seguro de que era algo de eso lo que le sucedía, no era tonto—, cualquier cosa me haría sufrir menos que verte sufriendo esas odiosas reacciones de las drogas. Soy tuyo y estoy para tí, así como tú me cuidas yo lo aré contigo, no importa si a veces no me doy cuenta de lo que te sucede, si tú me ves como un idiota distraído y necesitas decirme o pedirme algo, no dudes en hacerlo, que yo nunca podré negarte nada, cariño.

El pelinegro negó, intentando dejar de llorar y se sentó, seguido del pelirosa.

—Tú lo has dicho, tienes tus propios problemas y creo que es más que suficiente. Ya soy muy grande Hyunjin, debería arreglar mis problemas yo sólo y, ayudarte a tí con los tuyos.

—No amor, no —sonrió con tristeza, acercándose para abrazarlo con fuerza—. Somos uno, ¿Lo recuerdas? Estaba en nuestros votos. ¿Qué importa la edad? Todos siempre necesitamos un poquito de atención para ser felices y tú, mi vida, sólo tienes que pedirla que yo te daré toda la que pueda.

El chico limpió sus lágrimas y asintió.

—Lamento darte estos problemas —respiró hondo, aunque bastante cortado y lo miró con ternura—. Eres tan inocente que, estoy molesto por haber hecho esto cerca de tí, yo jamás he esperado que me veas mal y... lo has hecho.

—Sólo basta con que intentes no volver a hacerlo.

Sonrió y subió un poco sus labios para darle un pequeño beso casto.

Y entonces su abrazo se apretó, necesitaban ya un momento así, y hablarse un poquito de sentimientos.

Lindos, principalmente.

Entonces eso hicieron, sólo decir cursilerías en adelante, como hacía un par de meses que no se decían.

 *

*

*

Abajo, al quedarse solos, Felix preguntó:

—¿Cómo que soy tu nuevo Rey?

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora