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Aquella era una nueva sensación para él, realmente nada desagradable.

Las caricias y los besos ya ni se comparaban con aquello que estaba sintiendo. Cuando dijo que si su novio era menor no lo corrompería, no supo que estaba más equivocado de lo que jamás en toda su vida había estado.

Y sus padres ni idea.

Estaba tumbado en la cama, apretando las caderas de su novio, mientras este se removía encima suyo, frotándose con fuerza sobre su ya erecto miembro, y si aún no sucedía nada más entre ellos, era porque el rubio estaba jugando mucho con su cordura, y porque aún la tela del bóxer del chico se lo impedía, además de su pants de uniforme que estaba impidiendo abrir más sus rodillas.

Intentó bajar su prenda para finalmente sentirse piel con piel, y cuando iba a mitad de su trasero y el rubio se había pegado más a él, el sonido de las pisadas apresuradas en la escalera los hicieron sobresaltarse.

¡Se suponía que iban a estar solos todo el día!

Asustado, Felix se tiró bajo la cama del lado de la pared, para arreglarse la ropa ahí abajo.

Para suerte de Hyunjin, él también tenía sus prendas sobre las rodillas y su playera sólo estaba un poco alzada. Así que subió su pants junto a su ropa interior y se sacudió la playera, tomando su celular y tumbándose de nuevo, al mismo tiempo que la puerta se abría.

Fingió un suspiro mirando la pantalla de su aparato, y a los segundos su madre se encontraba ahí.

-Hola mi amor -saludó la mujer con alegría y el sonrió.

-Hola mami -le dijo de vuelta-. Oye, ¿Dónde están las lámparas?

-Hay una en el cajón -señaló y pronto frunció el ceño, era aún de día y había mucha luz-. ¿Por qué?

-Oh, mami, es que mi amigo Felix está acá abajo, se le perdió su arete y no lo encuentra.

La mujer asintió asomándose debajo de la cama, y se encontró al rubio tentando el suelo, ambos sólo se sonrieron y la mujer fue a sacar la lámpara del cajón, entregándosela después.

-Gracias -le dijo Felix y la mujer asintió.

-Bueno pequeños, suerte con eso -sonrió-, ayúdale Jinny, dos son siempre mejor que uno -el de cabello largo asintió y se tiró también debajo de la cama, plantando un pico silencioso en los labios del rubio, que sonrió al instante, más tranquilo-. Nos vemos después chiquitos, pórtense bien.

-Adiós -respondieron al unísono y la mujer sonrió.

-Adiós amores.

Y salió de ahí, entonces ambos rodaron fuera de donde estaban, riendo victoriosos por haberse salvado, aunque bastante apenados.

A Felix se le notaba sonrojado ahora que estaba frente a la luz.

El alto acaricio su mejilla y se acercó a besarlo suavemente.

-Estuvo bien eso que hiciste -mencionó haciendo un movimiento de cabeza con dirección a la cama, refiriéndose a su pequeño -casi gigante- contacto y sonrió-. Eres perfecto.

-¿Lo volverémos a intentar?

-No lo sé Felix, quizá en un par de meses más.

Con un suspiro, el rubio puso ojos en blanco.

-Ya casi tienes 17 Hyunjin, ¿Vas a seguir virgen?

-Si no hay suficiente razones para dejar de serlo, sí.

-Yo no soy suficiente razón?

Quedándose en silencio, el pelirosa lo pensó un momento y negó.

-Eres importante Felix, pero somos muy jóvenes para hacer más de lo que hicimos hoy -el chico bufó-. Me pasé, lo sé, estaba cegado por el calor que me causaste pero, no queremos las consecuencias de tener sexo ahora, ¿no?

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora