7

199 24 5
                                    

—Hoy estás muy feliz —mencionó Felix con la sonrisa más grande que tenía, porque verlo bien a él también lo ponía así—. Te ves más hermoso que cuando estás triste.

El castaño lo miró y comenzó a pestañear repetidas veces, coqueteándole.

—¿Soy hermoso como príncipe de Disney o como galán de telenovela?

El chico hizo una mueca, pensando bien en el punto exacto donde estaba su novio.

—No, no —se abrazó a su cuello y dejó un par de besos en su mejilla—. Tú eres hermoso como los dioses griegos.

—¡Uff! Me ves con ojos de amor.

Rió, pero Felix asintió orgulloso.

—De mucho, mucho amor pero si le pregunto a alguien más lo que opina de tí —sonrió señalando todo el parque—, seguro que pensarán lo mismo.

—Yo creo que tú exageras con eso de que me amas —Felix negó rápidamente y él sonrió sin muchas ganas, soltándose de su agarre con el corazón latiendo rápidamente—. No me has dicho por qué tú pudiste sentir algo por mí, cuando yo siempre te traté mal.

—No me tratabas mal —respondió recordando—, sólo no me tratabas y ya.

—Bueno, pues dime ¿por qué?

Felix suspiró, y metió una gran cucharada de helado en su boca, tratando de recordar cómo había pasado que comenzó a sentir algo por él.

De pronto, sonrió volteando a mirarlo.

—Ah, ya sé —rió bajito, sintiendo su cuerpo temblar por la ternura que le causaba el recuerdo—. Cuando Woojin llegó con el bebé... ¿Jimin? —el castaño asintió— bueno, aquel día recuerdo que tú estabas llorando en tú habitación y...

(...)

—¡Minho! —gritó Woojin, bajo la mirada de todos— ¡Hermano, ¿vienes a ver a tu nuevo futuro fan?

El chico estaba muy enterado de que su segundo hijo era seguidor suyo, al igual que el tercero, quien era mucho más pequeño, y ahora creía que él último sería igual.

Lo que no sabía era que, el hombre que estaba tomando la mano del fan #1 de su hermano, había sido el causante del alejamiento entre ellos.

El bebé comenzó a llorar y Minho bajó corriendo, con el rostro recién lavado. Fingió su mejor sonrisa estirándole los brazos para recibir al pequeño, y Woojin se lo entregó.

—¡Dímelo baby! —el castaño sonrió, escuchando como el pequeño paraba de llorar poco a poco, analizando su rostro mientras apretaba su dedo— ¿Cómo estás pequeñito?

El bebé comenzó a reír mientras él le hacía caras, y agudizaba la voz para hablar con él. Podía estar muy triste por lo que le pasaba entonces, pero un rompimiento no iba a tirar todo lo bueno que tenía y el amor que desbordaba por los demás.

Felix lo miraba atento, sonriendo cada vez que decía algo o cuando reía falsamente para que el bebé lo hiciera también.

Su risa era hermosa.

Él era tan fuerte por no dejarse vencer en aquellos momentos de tristeza.

—Como me apena el verte llorar —comenzó a cantar de pronto y el rubio frunció el ceño, él conocía de alguna parte aquello—, toma mi mano, siéntela. Yo te protejo de cualquier cosa —su voz era hermosa, pudo con sólo un poco hacer suspirar a Felix, y también entendía que era de una película genial—, no llores más aquí estoy...

Quizá no era lo máximo, pero ver a Minho esforzarse por hacer feliz a los demás aún cuando él estaba roto era algo que podía cautivarlo, porque a diferencia de él, Hyunjin, a quien tanto había amado y ahora estaba a su lado con alguien más, apenas se había aplastado un poco el dedo con la puerta y ya estaba llorando fuertemente, arruinando la melodiosa voz del castaño.

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora