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Entrecerró los ojos confundido.

Apenas pudo reconocer el lugar, comenzó a removerse en su asiento, incómodo y un tanto nervioso.

Estar ahí le traía malos recuerdos.

Estaba triste.

Estaba asustado.

El pelinegro lo notó y se apresuró a tomar su mano con fuerza, entonces Minho le miró con expresión nostálgica, negando.

—Dime que no es lo que creo —rogó, pero el chico sólo se mordió los labios y acercó una mano a su mejilla, entonces asintió—. Binn, ¿Qué hacemos aquí?

—Sólo quiero asegurarme que ha pasado algo muy estúpido, y has sufrido por cosas que no debías —el castaño asintió sin entender bien a lo que se refería, y el chico miró hacia el frente luego de darle una sonrisa—. Kim, detente frente al portón de la izquierda.

El hombre asintió, y cumplió con lo que se le pedía.

Al bajar, Minho tomó la mano del otro chico, que sonrió ante su contacto, agradeciendo que tuviese miedo, porque de lo contrario, quizá lo tendría a un metro de distancia.

Cómo siempre lo hacía en la mansión.

Al estar adentro, simplemente tocó una puerta con una placa en ella, bastante bien grabada en los recuerdos de ambos.

Recibieron un pase, y abrieron la puerta para adentrarse.

—Doctor, cuanto tiempo... —saludó Changbin alargando sus palabras, pareciendo amenazante, más aún por su sonrisa, el hombre lo miró confundido—. Seré directo, venimos por una prueba de fertilidad, ya sabe... errores de la ciencia, que nos han hecho sentirnos mal.

—Changbin, necesitas una...

—¡Usted sabe muy bien que yo no necesito ninguna cita! —le interrumpió golpeando el escritorio entre ellos, haciendo dar un brinquito al castaño y al hombre, entonces sonrió falsamente— necesito que hagan las pruebas pero ya.

El hombre se levantó asintiendo.

—Bien, las haré, tendrás que venir por los resultados en una semana.

—Yo no voy a esperar tanto, tengo cosas que hacer —espetó con seriedad.

—Es lo normal, a nadie se le dan privilegios.

—Usted va a hacer lo que tenga que hacer —exigió sacando un fajo de billetes y Minho negó—. Yo sé que puede, y no esperaré más que un par de horas por esos resultados. Creo que es lo mínimo que puede hacer por haber cometido errores, porque entonces, si no le gusta esto, quizá tengamos que recurrir a otros acuerdos...

No hacía falta decir mucho para entender de lo que hablaba.

—Bien, haré lo que pueda.

Comenzó con las prácticas para los exámenes y al terminar, salió de ahí, para llevarlas directamente a analizar.

Minho miró al otro chico con reproche, y el ceño fruncido.

—¿Qué? —le sonrió.

—Lo sobornaste Changbin —se quejó—. Estás sobornando uno de los lugares más grandes.

—¿Preferirías que pusiera una pistola en su frente y lo amenazara? Porque de ser así...

—No Changbin —Lo interrumpió molesto —. No hables de esta forma, tú no eres así.

—¿Por qué lo dices?

—Te conozco —reconoció acariciando sus hebras negras—. Cariño, tu no eres malo, por eso no debes hacer esas cosas.

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora