9

162 23 2
                                    

-Entonces... -habló Felix, llamando
su atención mientras preparaba el
desayuno- ¿me vas a abandonar,
de verdad?

-No te voy a abandonar niño, ya te
dije que vendré a verte.

Rió notando que su referencia hacia
el rubio no había sido agradable,
porque lo vió arrugar su nariz, tan
tierno que le daban ganas de apretarle
las mejillas y besarlo mucho, mucho.

-Primero, no me digas niño -sonrió
falsamente y se acercó, plantando un
corto beso en sus labios-. Y segundo,
¿yo cómo voy a estar seguro de que no
me vas a avandonar?

-Llamaré todas las mañanas y por las
noches, y vendré sólo dejando pasar un
día sin verte, eso será más esfuerzo del
que normalmente haría si no me
interesaras.

Felix sonrió, abrazándose a su torso
con fuerza y mirando sus ojos.

-¿Y si te gusta alguien más?

-Felix -suspiró-, yo no estoy para
jueguitos, soy completamente un
adulto que respeta su palabra, si te
dije que me gustas y me interesa estar
contigo es porque de verdad estoy
aceptándote, y no tengo la necesidad
de andar buscando nada por ningún
otro lado. Mereces respeto -sonrió,
acariciando con suavidad su mejilla
-, y lealtad, y eso es lo que vas a tener
de mí. Yo no soy de esos tipos que se
la pasan de aquí para allá, porque
están inconforme con lo que tienen.
Tú eres lo suficiente hermoso y yo
me siento muy maduro, para
asegurarte que no me fijaré en nadie
que no seas tú. Sólo confía en mí.

-Bien -respondio sin saber qué más
decir, porque realmente estaba
encantado y confiado con la forma
en la que hablaba el castaño, le
ponía muy feliz verlo tan centrado
en lo que tenían-. Entonces, amorcito
-Minho río bajito, porque aún no se
acostumbraba a ese apodo-, ¿Alguna
cosa que quieras darme antes de irte?

-¿El desayuno? -preguntó frunciendo el
ceño, fingiendo inocencia, porque sabía
lo que el rubio buscaba con aquello.

-No, Minho, bebé -rogó sintiéndose
apenado-. ¿Me harás el amor?

El chico rió, pasando los brazos sobre
sus hombros para abrazarlo y beso su
frente.

-Pero Felix, apenas hace una semana
que lo hicimos.

-¡¿Una semana, Minho?! -se quejó
espantado- ¿Te parece poco una
semana?

-¿Qué tú no sabes lo que es la
obstinencia?

El rubio negó, sonriendo con perversión.

-Es que desde hace una semana que
lo hice contigo, no creo que pueda aguantar tanto. Como que algo de tí
me hizo sentir muy bien, mucho
mejor que con cualquiera.

-Sí, porque cualquiera no es un nombre
que le des a alguien bueno -sonrió orgulloso-, en cambio a mí me llamas
amorcito, así que....

Se encogió de hombros y Felix sonrió,
saltando sobre él para enredar las
piernas sobre su cadera, no dejándole
más remedio al castaño que atrapar
sus piernas para no dejarlo caer.

-Vamos linito -sonrió besando repetidas
y cortas veces sus labios-, llévame a la
cama.

El castaño iba a decir algo, cuando de
pronto la olla en la que hervía la leche
comenzó a sonar y el líquido comenzó
a regarse.

●•◦★𝐄𝐧𝐬éñ𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 // 𝐌𝐢𝐧𝐛𝐢n, 𝐌𝐢𝐧𝐥𝐢𝐱 ★●•◦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora