Extra 1

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Nota: Son 8 extras, aquí andare bien seguido acualizando. Vayan a mi perfil, tengo más historias y en dos meses debo concluir con "La Apuesta"

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Dove odiaba llegar tarde a clase, menos si sería durante su clase favorita, la de francés. Muy curioso puesto que ella es estadounidense y hablaban ingles en su casa, pero a ella le iba mejor el otro idioma. No había dormido muy bien ayer, le costaba pegar el ojo toda la noche y terminó leyendo sentada en su cama, despertándose más tarde de lo acostumbrado.

Cruzó la entrada, esquivando ágilmente a los estudiantes en el pasillo para llegar al salón, un pequeño pensamiento le llegó.

¿Dónde estará Sofia Daccarett?

Hizo una mueca sin entender muy bien el por qué debía pensar en ella. Desde el inicio de clases le sucedía, de vez en cuando la castaña de ojos marrones acudía a sus pensamientos. Era absurdo, ella no se implicaba directamente con la chica, simplemente observaba a Sabrina fastidiarla a ella y sus amigas, nunca intervenía, sólo sonreía a su mejor amiga. Además, Daccarett era de cierta manera... Irritante para Dove, su presencia la alteraba, por ello no la defendía de las constantes burlas que recibía, igual la ojimiel podía defenderse y también, no quería perderse el adorable rostro que hacía Sofia cada vez que peleaba con Sabrina.

Se detuvo en el pasillo.

¿Qué acababa de pensar?

Sacudió la cabeza, debía ser el sueño. Fue nuevamente en camino a su clase, ahora rezando por no cruzarse a la perdedora de Daccarett en todo el día, pero la mala suerte le dio una patada mental, al entrar por la puerta y pedir disculpas por su retraso, allí estaba.

Suspiró fastidiada, no entendía el por qué, pero en verdad no quería ver a Sofia. El único asiento libre era uno junto a la castaña, la rubia estaba pensando en simplemente dejarlo ser, ni que fuera a hablarle. Solo tendría que soportar esta clase, era al parecer la única que compartían hoy.

Mientras caminaba varios chicos la miraban embobados, ella sonrió coquetamente ya que en secret disfrutaba un poco al saber que la encontraban linda. Se fijo brevemente, la ojimiel estaba con el rostro escondido tras un libro alzado. Dove arqueó una ceja, ¿qué pretendía? Tomó asiento mirando al frente, captando todas las explicaciones de la profesora Raquel, anotaba apuntes limpiamente en su cuaderno.

Después de unos veinte minutos, por la vista periférica, observo un pequeño movimiento a su izquierda. El asiento donde estaba Sofia, sin querer parecer interesada le lanzó una mirada de reojo, abrió los labios sorpresivamente. El libro que cubría el rostro de Sofia había resbalado en la mesa, dejando ver a una castaña dormida, Dove se sorprendía, ¿quién podría dormir en francés? Si la materia era maravillosa, Dove no podría.

Aún sabiendo que Sofia no le veía le lanzó una mirada de reproche, se sentía indignada, lo demostró apartando el rostro y mirando la clase. Pero una pequeña curiosidad le hizo volver a verla, quería asegurarse que en verdad la chica dormía.

La ojimiel había cambiado de posición entre sueños, estaba con los brazos cruzados sobre la mesa y la cabeza recostada en ellos, con el rostro hacia Dove. La rubia la observaba sin darse cuenta, aún con parte de su atención en la clase, Sofia dormía con los labios entreabiertos y su cabello ligeramente revuelto por el movimiento, un mechón castaño cubría su frente. Respiraba lentamente y parecía muy tranquila.

Después de una hora, toda la atención de Dove se la había ganado la imagen durmiente de la ojimiel, ni ella misma se había percatado de aquello, de lanzarle miradas fugaces había pasado a observarle fijamente, con la barbilla apoyada en su mano.

Un pensamiento tonto llegó a la rubia: Sofia Daccarett era muy linda. Al menos al dormir, Dove se justificó, la observaba descaradamente, su rostro, cejas, labios y ese adorable mechón cruzándole el rostro.

Detuvo su respiración rápidamente al ver a Sofia arrugando la nariz, sintió un incómodo cosquilleo en el estómago al pensar que la ojimiel la pillaría mirándola, pero se removió un poco hasta que finalmente cambió de posición escondiendo la cara entre sus brazos. Inconscientemente la rubia frunció el ceño, rápidamente frustrada por no tener más visión del rostro de Sofia dormido.

Después de dio cuenta de lo tonto que era aquello y decidió volver a ver la clase, un poco confundida por su actitud. Abrió los ojos al ver la pizarra repleta de oraciones y conjugaciones que no entendía muy bien, había perdido el hilo de la clase y por ello no comprendía que tema estaban viendo. Maldijo interiormente e intentó guiarse por su libro de texto.

-Señorita Hosterman.- Le llamó la profesora, sonriendo. Dove era una de sus mejores estudiantes y necesitaba que diera el ejemplo. -¿Podría pasar a la pizarra para completar la siguiente oración?-

Dove tragó fuertemente, mirando lo que decía en el pizarrón sin tener idea alguna.

-Yo... Disculpe, profesora, no entendí muy bien, no sabría cómo... ¿Podría volver a explicarlo, por favor?- Dijo con el rostro ardiendo, todos la observaban sorprendidos y la profesora Raquel se mostraba igual.

-Por supuesto, veamos si esta vez puede lograr comprender, señorita Hosterman.- Dijo amablemente dirigiéndose a explicar la conjugación en el pizarrón nuevamente.

Dove asintió, copiando todo y queriendo dejar de sentir vergüenza por lo ocurrido. A su lado Sofia hizo un pequeño ruidito entre sus sueños, Dove se obligó a si misma a no voltear a verla.

Ya a pocos minutos de terminar la hora de francés, la peor clase que había tenido hasta ahora, volvió a ver a Sofia que increíblemente seguía dormida. Dove l fulminó con los ojos, recogiendo sus cosas y queriendo salir lo más pronto posible. Culpando a Sofia de lo sucedido en clases, todo era culpa de ella, por ello la castaña le caía tan mal.

 Al escucharse la campana salió de primera, sin importarle ver si la ojimiel despertó, estaba enojadísima con ella. Todo era su culpa, idiota Daccarett. Aquel pensamiento la acompaño todo el día, incluso aquella noche minutos antes de dormir. Le fue mal en la clase de francés, todo por culpa de Sofia Daccarett y su tierna forma de dormir, arrugando la nariz y haciendo ruiditos adorables, ¿qué estudiante dormía durante clases?

Si la castaña hubiera estado despierta en la clase, nada de eso hubiera sucedido. Si, todo era culpa de ella. Lo que Dove no comprendía era que no había sentido echarle la culpa a Sofia, era de ella misma por lo que, sin ser consciente, comenzaba a sentir por la castaña. De todas formas, Dove empeoraría con el pasar de los días, solo quedaba desearle suerte.

RIVALES || DofiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora