𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

v. las voces vivas del recuerdo

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐕
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𝐋𝐀𝐒 𝐕𝐎𝐂𝐄𝐒 𝐕𝐈𝐕𝐀𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎

── Tahlías p.o.v

Pude entender el porqué la fiesta había siendo en el trailer de Levi al momento en el que entré. Su hogar era mucho más grande que el de todos nosotros y supuse que eso era porque Levi era hijo de uno de los hombres que organizaban todas las investigaciones en Pandora.

Tenía ciertos privilegios.

Debido al tamaño del trailer, perdí de vista a Lo'ak unos segundos y el alcohol en mi sangre no me ayudaba mucho a buscarlo. Preferí salir del lugar durante unos segundos para que el mareo pasara y ya luego buscarlo.

Me senté en las escaleras que había afuera, justo frente a la puerta principal. Ya era algo tarde, por lo que la aldea estaba tranquila.

El dolor en mi cabeza comenzaba a punzar y me sentí como una tonta por creer que al estar en mi avatar, podría aguantar mucho mejor el alcohol. Pero en realidad era una vil mentira.

Escucho como la puerta detrás de mi se habría, y volteo esperando ver a Lo'ak, pero en realidad me encuentro con Riley, una de las chicas que había llegado en nuestro grupo. No éramos muy amigas, pero al menos era amable.

—¿Quieres?— Se sienta a mi lado, ofreciéndome el cigarrillo que tenía un sus manos. Niego con la cabeza, si quería bajar el mareo, fumar no iba a ayudar en la tarea. —¿Por qué lo trajiste?— La miro algo confundida, pero no tardo en entender a lo que se refería. 

—¿A Lo'ak?— Asiente confirmándome la duda. —¿Por qué no?— La verdad no entendía muy bien el porqué de su pregunta. Pocas veces había hablado con ella y el que me preguntara algo así era extraño.

¿Qué le importaba?

—Tai, no es por mal—. Me ofendía un poco que me llamara por mi apodo. Estaba actuando de manera muy confianzuda y definitivamente me molestaba. No era mi amiga, mucho menos sospechando que era lo que iba a decir. —Pero... es algo raro.

—No es raro—. Digo entre dientes. Desde que llegué a Pandora noté el como la gente trataba a Lo'ak. Me di cuenta que era más que todo por sus características físicas. Él tenía cinco dedos, cejas y otras facciones más humanas.

La gente lo molestaba y hasta odiaba por eso, cosa que me enfurecía. Él no tenía la culpa de haber nacido así, además ni siquiera era por lo que debía de avergonzarse. Es como es y ya. 

Y aunque al principio creí que eran pensamientos que solo provenían por parte de otros na'vi, noté que para los humanos, también funcionaba así. Lo veían como un rarito por no pertenecer a ninguno de los dos mundos.

Como un forastero.

—Lo es—. Insiste con esto y tuve que contener mis ganas de golpearla. Ahora me daba cuenta que estaba muy equivocada con eso de que era amable.

—¿Necesitas algo? ¿O solo viniste a molestar?— Era increíble que solo me hubiera buscado para hablar sobre esto.

¿No tenía nada mejor que hacer?