𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

xiii. ¿por qué eres tan preciosa al respecto?

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐈𝐈𝐈
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¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄́ 𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐓𝐀𝐍
𝐏𝐑𝐄𝐂𝐈𝐎𝐒𝐀 𝐀𝐋 𝐑𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐓𝐎?

── Lo'aks p.o.v

Creo que nunca me había sentido tan iluso como lo hice ese día. Como ella me lo pidió, le di su espacio, cosa que también me ayudó a mí a pensar bien las cosas. Pero igualmente seguía sintiéndome como un idiota.

Por creer que una mujer como ella podría sentir algo así por mí.

Y todo empeoraba al darme cuenta de que arruiné por completo todo eso que había formado con ella por intentar besarla. Sabía que su reacción fue así porque la tomé por sorpresa y la entendía, pero igual me hacía sentir mal.

Aunque ella no sintiera lo mismo que yo, tan solo nuestra amistad ya estaba arruinada. Ahora sería incómodo el estar junto a ella y siendo sincero, no iba a ser capaz de disculparme por lo que sentía.

Es cierto que no debí besarla sin antes estar seguro que ella también quería hacerlo. De eso podía disculparme. ¿Pero de estar enamorado de ella? Nunca. No fue mi intención comenzar a sentirme así en un primer lugar y en realidad no creo que haya sido algo malo.

Creo que enamorarme de ella fue de las pocas cosas que he hecho bien a lo largo de mi vida.

Pero de alguna manera, Tahlía tenía razón al decir que algo entre nosotros no podía funcionar. Tal vez era cierto. Tal vez todas nuestras diferencias eran demasiado presentes como para tener algo serio.

—¿Lo'ak?— El escucharla me hace suspirar fuertemente y al darme cuenta que había venido hasta aquí, nuestro lugar, para buscarme, hacía que mi corazón comenzara a latir con fuerza.

Llevaba unas horas en una de las ramas del árbol, tan solo viendo el atardecer que comenzaba a formarse frente a mí mientras pensaba las cosas.

El hecho de que ella me haya buscado para hablar conmigo, me hacía creer que las cosas tal vez no estaban tan mal. Tal vez ella quería arreglar todo para que nuestra relación, al menos como amigos, no se arruinara.

Eso me hacía recordar lo increíble que era.

—Estoy aquí—. Aunque todavía estuviera algo molesto por la actitud que había tomado conmigo, sabía que no era justo con ella el tratarla mal.

Pero estaba tan nervioso por lo que podía pasar a partir de ahora. Por mucho que supusiera, en realidad no tenía idea sobre el como se sentía ella frente a este tema. Y tenía miedo de saberlo.

Al momento en el que la vi acercarse a mí, dirigí mi mirada al horizonte. El verla a los ojos tan solo iba a hacer las cosas mucho peor para mí. No quería afrontar lo que se venía.

—Este lugar no es dominio de nadie, así que no me puedes pedir que me vaya—. Aunque estuviera nervioso, quería aligerar un poco el ambiente. La escucho reír y sonrío por lo bajo al notar que lo había logrado.

Al momento en el que la veo sentarse a mi lado, dejando que sus piernas colgaran de la rama al igual que las mías, mi piel se eriza. El tenerla tan cerca siempre causaba eso en mí, pero ahora que sabía que ella ya tenía conocimiento del como me sentía, me hacía más vulnerable.