𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

xxii. sueño solo para poder ver tu rostro

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐈𝐈
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𝐒𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐏𝐀𝐑𝐀
𝐏𝐎𝐃𝐄𝐑 𝐕𝐄𝐑 𝐓𝐔 𝐑𝐎𝐒𝐓𝐑𝐎

── Lo'aks p.o.v

Desde hace ya unas horas había llegado la noche y me sentía algo desanimado porque no tuve ningún momento en el día para ver a Tahlía.

No quiero que suene como si la necesitara para respirar, tan solo llevo tanto tiempo acostumbrado a tenerla mi lado todos los días, que el no haber estado junto a ella hoy hacía que la extrañase.

Sabía que estaba trabajando y que por eso no me había buscado. Nunca iba a culparla por cumplir con sus responsabilidades, tan solo quería hallarla para despedirme de ella y desearle una buena noche, como siempre lo hacía.

—Norm, hola—. Abro la puerta del lugar, encontrándome con el humano al segundo en el que lo hago. Aunque fuera tarde, él todavía seguía trabajando.

Era increíble el empeño que todos ponían en esta investigación.

—Ey—. Me saluda en voz baja, lo que me hace entender que algunos avatares y sus dueños ya estaban dormidos. Este era el trailer donde la gran mayoría dormía. Tahlía era de las pocas que tuvo la suerte de tener su propio lugar. —Supongo que estás buscando a Tahlía.

Río por lo bajo al darme cuenta que ya no había necesidad de ocultárselo. Había descubierto nuestra relación y por ahora, parecía estar bien con eso. Me alegraba que no nos juzgara, me hacía sentir más tranquilo en cuanto a todo.

Igualmente no era como si lo estuviera ocultando. Era muy tarde en la noche y estaba despierto buscándola a ella. Claramente éramos más que amigos.

—¿Sabes dónde está?— Me acerco un poco a él, esperando que Tahlía no fuera de las personas que ya se encontraban dormidas. Porque en serio quería verla pero odiaría tener que despertarla.

Asiente y señala detrás suyo, indicándome que ahí era donde se encontraba. Le sonrió y le agradezco para comenzar a dirigirme en esa dirección.

—Convéncela de que descanse—. Me detengo y volteo a mirarlo algo confundido, no entendía del todo a qué venía su comentario. —Se está sobrepasando con sus horas en su avatar y si no comienza a cuidarse, su salud va a comenzar a empeorar.

Me quedo callado, tan solo intentando comprender lo que acababa de decirme. Estaba desconcertado porque no tenía idea de que algo así estuviera pasando en la vida de Tahlía.

Si había notado que últimamente estaba más cansada de lo normal, pero nunca hasta el punto que su salud podía correr peligro. Trago con fuerza, bastante preocupado por ella.

—Gracias, Norm—. Me limito a solo decirle eso y dirigirme hacia donde había señalado hace unos segundos, esperando encontrarla rápidamente.

No tengo que caminar mucho para verla sentada frente a uno de esos grandes computadores que ellos manejaban. Sus orejas estaban gachas y todo su lenguaje corporal me hacía entender que estaba agotada.

Me acerco con sigilo a ella y con cuidado apoyo mis manos en la mesa, dejando un casto beso en su cabeza, intentando no asustarla por mi presencia tan repentina.