𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

xxxii. sigo vivo pero apenas estoy respirando

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈
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𝐒𝐈𝐆𝐎 𝐕𝐈𝐕𝐎 𝐏𝐄𝐑𝐎
𝐀𝐏𝐄𝐍𝐀𝐒 𝐄𝐒𝐓𝐎𝐘 𝐑𝐄𝐒𝐏𝐈𝐑𝐀𝐍𝐃𝐎

── Lo'aks p.o.v

—¿Qué horas son?— Pregunto cuando noto que la noche comienza a tornarse más clara, indicándome que no faltaba mucho para que amaneciera.

—Las cinco de la mañana—. Contesta sin ganas mirando el reloj que siempre usaba en su muñeca derecha.

Hoy era el día.

Thalía volvería hoy a la tierra junto al grupo con el que llegó en primer lugar. Estar triste era poco en comparación al cómo me sentía en estos momentos. Iba a perderla. Permanentemente.

Antes de conocerla, el tiempo solía pasarse muy lento. Para mi, los días eran eternos hasta el punto en el que dejó de importarme cuantos meses o años pasaban. Era irrelevante.

Pero con ella, el tiempo se volvió tan esencial y a la vez el mayor problema. Seis meses de conocerla y tan solo tres siendo su novio. No creí que podía pasarse así de rápido.

Ambos éramos conscientes de lo que iba a suceder dentro de poco, pero fue ella la que me pidió mantenerme despierto toda esa noche a su lado. Obviamente no me negué. No iba a desaprovechar mis últimas horas con ella solo por un poco de sueño.

Le pregunté si quería que pasáramos la noche en su trailer, pero rápidamente me dijo que no porque sabía que ahí nos quedaríamos dormidos fácilmente y eso no era lo que deseaba. Según ella, sus últimos momentos en Pandora tenían que ser especiales.

Algo que recordaría toda la vida. Junto a mí.

Con ayuda de mi Ikran, paseamos por el bosque casi toda la noche, hablando o tan solo disfrutando de la compañía del otro. Noté lo decaída que estaba y no podía juzgarla, yo también me sentía fatal.

Al final, decidí traerla a nuestro lugar. Al pequeño paraíso que se había formado en una de las copas de un árbol al lado de uno de los precipicios del lugar. Sabía que ver el amanecer desde aquí era algo que ella disfrutaría y sería una bonita despedida. 

—Nos quedan dos horas—. Le recuerdo, no quería ser intenso, pero necesitaba saber si ella era consciente que en tan solo un pestañeo ya no íbamos a estar juntos. La veo suspirar pesadamente para continuar viendo al horizonte. —¿Qué quieres hacer? ¿Segura que no quieres descansar?

Ninguno de los dos no había dormido nada y sabía que a ella le costaba más el hecho de no dormir las horas necesarias, aún más luego de tanto trabajo y con tanto peso emocional que tenía encima.

—Voy a dormir durante los próximos seis años—. Recuerda con algo de ironía, cosa que me hace sentir un poco mal. No quería juzgarla por comportarse así, solo me dolía que fuera tan seria en los últimos momentos que nos quedaban.

Ninguno tenía idea de cómo actuar en una situación así.

Puede que Tahlía tenga más experiencia en este tema de las relaciones y eso, pero por lo que me ha contado, nunca ha vivido por algo como esto. Y yo era un idiota a la hora de hablar sobre relaciones. Sinceramente no entendía como las cosas con ella habían funcionado. Supongo que la paciencia que tuvo conmigo ayudó.