𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

𝘁𝗵𝗲 𝗲𝗻𝗱

𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃
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𝐍𝐎𝐕𝐎𝐂𝐀𝐈𝐍𝐄

—Cuidado, niño—. Aunque intenta evitarlo, Tahlía choca contra el pequeño na'vi que corría por todo el lugar sin siquiera fijarse quien estaba al frente.

—Ups—. El menor ríe por lo alto mientras ve la caja que llevaba la mujer en el piso. Tahlía suspira con fuerza y se agacha para organizar los libros que se habían caído de su caja de mudanza. —¿Puedo ayudar?— La pregunta hace que la mayor no se enoje con él, por lo que asiente, viéndolo tomar unos libros para ayudarla.

Le sorprendía la verdad que el niño se hubiera ofrecido a ayudar, no era muy común que alguien de su edad (unos 6 o 7 años) tomara ese tipo de iniciativa.

Aún con una sonrisa, le ayuda a organizar el desastre que había causado por estar distraído. El menor nota rápidamente que la mujer era distinta a cualquier na'vi del lugar, principalmente por cómo vestía. Pero hubo un detalle en partícular que llamó su atención.

—¿Por qué tienes cinco dedos?— Su pregunta hace que Tahlía se desconcierte un poco. Para ella, era bastante obvio, pero olvidó que estaba hablando con un niño.

—Soy una humana—. Contesta con una sonrisa, viendo como el menor también tenía cinco dedos, pero podía notar con facilidad que él no era un humano.

Tal vez en todos estos años en los que no había estado en Pandora, los humanos y los na'vi se habían comenzado a unir al punto de tener descendencia. Estaban siguiendo los pasos de Jake Sully. Al menos esa era la única explicación que podía encontrar.

—O sea que estás en tu avatar—. Asiente levemente y se sorprende un poco que un niño tan pequeño estuviera tan enterado de su alrededor. —¿Cómo te llamas?

—Tahlía—. Toma el último libro que se había caído de la caja y lo deja en esta, terminado de organizar el desorden. —¿Tú?

—Todos me dicen Tey—. Le sonríe ampliamente y a la mujer le viene un sentimiento familiar al verlo. Había visto esa sonrisa en alguna parte, pero no podía recordar donde.

—Bueno, Tey. Gracias por la ayuda—. Antes de que pueda cerrar la caja por completo, el niño se acerca a esta y hay un libro en particular que llama su atención.

—¿Qué es esto?— Lo toma sin pedir permiso, pero a la mujer le importa poco. Había algo en el niño y en su curiosidad que le generaba cierta nostalgia.

—Es un libro.

—¿Sobre qué?— Thalía fue por lo bajo y se queda agachada para poder hablar con él frente a frente.

—Sobre la tierra.

—Mi papá suele hablarme sobre ese lugar—. Las dudas de la mayor comienzan a resolverse, tal vez el padre del niño era un humano que se había quedado aquí y había pasado su conciencia a su avatar.

—¿En serio?— Asiente con emoción, dándole a entender a la mujer que este tema le llamaba muchísimo la atención. —¿Qué sabes sobre la tierra?

—Papá dice que era un lugar hermoso. Aunque nunca lo vio con sus propios ojos, tuvo una amiga que venía de allá—. Se da cuenta que no tenía razón al asumir que el padre del niño era humano, y aunque le hubiera explicado el porqué sabía de la tierra, todavía no tenía sentido que tuviera genes humanos. —Ella le mostró lo bonito que era—. La mirada del menor vuelve a bajar al libro y sonríe al abrirlo y ver que estaba lleno de imágenes. —¿Podrías enseñarme?