𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'ak

xv. no me saca de su mente

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐕
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𝐍𝐎 𝐌𝐄 𝐒𝐀𝐂𝐀 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄

── Lo'aks p.o.v

El estar con Tahlía era algo que podía comparar con estar en el cielo. Y sé que nunca he estado en el paraíso, pero sabía que no era tan bueno como besarla a ella.

Hoy no había otra cosa en la que pudiera pensar que no fuera ella. En besarla. En sentirla. En tocarla. En probarla. Quería hacer de todo con ella y no me arrepentía de eso.

El saber que Tahlía ya había hecho cosas así con otras personas, mientras que yo desconocía por completo el tema, me hacía sentir patético. Pero sabía que ella lo entendía y que nunca me juzgaría por algo así.

Es más, me enseñaría si se lo pedía.

Mentiría si dijera que no quería que me mostrase todo eso. Deseaba aprender cada maldita cosa que ella tenía por enseñarme. Estaba dispuesto a lo que ella quisiese. Sé que eso no sonaba del todo bien o sano, pero la verdad ya estaba demasiado enganchado de ella como para importarme.

El sentir como sus manos comenzaban a jugar con mi cabello, me hacía perder la cabeza. Habíamos ido a nuestro lugar especial, con la intención de tan solo pasar el tiempo juntos. Pero como siempre, no pude contenerme de besarla y pegarla contra mí.

Una cosa llevó a la otra y me fue imposible no tomarla de las caderas para obligarla a sentarse en mi regazo. Me encantaba tenerla así de cerca cuando nos besábamos. Se sentía extremadamente bien.

No podía explicarlo.

Pero un beso no era suficiente para mí, al menos no cuando ya me había emocionado de esta manera. La pego más a mí y profundizo aún más el beso, que ya de por sí era bastante rudo.

Ella aprovecha el tener sus manos enredadas en mi cuello, jugando con mi cabello para jalar este levemente, obligándome a bajarle el nivel a las cosas. Sabía que estaba actuando de manera desesperada, pero es que enserio necesitaba más.

Estaba consciente de que ella sabía esto, tan solo quería hacerme sufrir un poco y manejar las cosas. Sinceramente no me molestaba en lo absoluto que quisiera hacerlo de esta manera. Me agradaba que ella llevara el ritmo.

Aunque ahora era algo lento a mi parecer.

—Joder—. Por mucho que intentara ocultarlo, me fue imposible no jadear al segundo en el que sus besos húmedos bajaron por mi cuello. Siento como todo comienza a ponerse 100 grados más caliente y como la poca tela que me cubría, comenzaba a apretar.

Y quise evitarlo, en serio que sí. Porque no deseaba ponerla incómoda o que está situación se acabara. Pero no poseía ningún tipo de control sobre mi cuerpo. Mucho menos cuando la tenía sentada encima mío mientras besaba de manera deliciosa todo mi cuello y clavícula.

Algo dentro de mí me decía que debía de sentirme culpable por dejar que esto me sucediera. Era un maldito degenerado porque tan solo deseaba tocarla y hacerla mía.

Pero al mismo tiempo se sentía tan bien. Tan correcto.

Aunque tenía algo de miedo. Porque ella tenía experiencia y yo no. No tenía idea de cómo proceder, de cómo hacerla sentir bien. Estaba asustado por no ser lo suficientemente bueno para ella.