xvi. saliste de un sueño

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐕𝐈
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𝐒𝐀𝐋𝐈𝐒𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐄𝐍̃𝐎








── Lo'aks p.o.v

El pensar en algo que no fuera Tahlía a partir de ese día fue imposible. Lo único que venía a mi mente siempre que cerraba los ojos era ella tocándome y satisfaciendo mis necesidades.

Intenté dejarlo pasar, pero no era capaz de hacer algo así. Había sido la primera vez que alguien me hacía sentir de esa manera y no podía simplemente olvidarlo.

Además, Tahlía me había dejado con ganas de más. Ya sabía lo que era que ella me tocara, ahora quería yo tocarla a ella. Quería hacerla sentir bien de la misma manera que ella hizo conmigo.

Y la odiaba tanto porque ahora no era capaz de verla sin querer poner mis manos sobre ella. Siempre pensé que Tahlía era hermosa y muy atractiva, pero ahora la veía de otra manera. Cuando estaba cerca mío sentía un calor en mi vientre al que no estaba acostumbrado.

—Lo'ak—. Su dulce voz me hace volver a la realidad, haciéndome sentir algo mal por haber estado pensando en otras cosas cuando ella me hablaba. —¿Me estás escuchando siquiera?— La veo reír por lo bajo e intento ocultar el hecho de que no tenía idea de lo que estaba hablando.

—Mjm—. Es lo único que puedo decir cuando miro a mi al rededor, evitando su mirada. Estábamos caminando por el bosque, por lo que no fue difícil concentrarme en algo más.

—¿Qué dije?— Su pregunta hace que me detenga, obligándome a mirarla a los ojos y notar como había cruzado sus brazos sobre su pecho, esperando una respuesta de mi parte.

¿Era malo pensar que se veía extremadamente atractiva cuando estaba enojada?

Muerdo el interior de mis mejillas al darme cuenta que me había atrapado. Sabía que no estaba enojada, en realidad lo hacía para burlarse de mí. Pero no quería tener que explicarle cuál era la razón de porqué estaba tan ensimismado.

—Que me quieres mucho—. Tahlía rueda los ojos al escucharme, cosa que me hace reír un poco, dejando que la culpa comience a irse.

—Idiota—. Me empuja sin mucha fuerza, soltando una risa al momento en el que exagero su empujón, haciéndome el ofendido.

Me encantaba que no se enojara conmigo. Le agradecía demasiado por la paciencia que debía de tener para poder aguantarme. Porque estoy seguro de que si no la tuviera, ni siquiera hubiéramos sido amigos en un principio.

Pero ahora podía incluso llamarla mi novia.

—¡Ey!— Intento quejarme por lo que había hecho, pero en realidad no podía estar molesto con ella.

Al verla sonreír por lo bajo, me acerco a su cuerpo, tomándola de la cintura para pegarla más a mí. Aprovecho que nuestros rostros están así de juntos para chocar mis labios contra los de ella.

Al momento en el que aprieto mi agarre en sus caderas, siento como sus manos suben y se enredan en mi cuello. Hasta este punto sus labios se habían convertido en mi mayor adicción.

Me siento algo desconcertado cuando ella rompe el beso. La observo confundido y ella solo me regala una mirada que me indica que debíamos de dejar las cosas ahí porque no era el lugar ni el momento de llevarlo a algo más.

𝗡𝗢𝗩𝗢𝗖𝗔𝗜𝗡𝗘, lo'akDonde viven las historias. Descúbrelo ahora