Kioto, Japón.
Actualidad.
Dom.
Después de no sé cuántas horas de vuelo, varias escalas y no dormir ni una jodida mierda por culpa del ataque de nervios que he intentado esconder a toda costa, por fin estamos pisando tierras japonesas y he de admitir que me siento algo más tranquilo porque sólo los más cercanos saben que estamos aquí. Acabamos de llegar al aeropuerto de Osaka y tenemos que esperar, como mínimo, una hora más para que nos den el coche que trajimos con nosotros. Nos salía mucho más barato traerlo que comprar uno nuevo aquí, como es evidente, aunque los 2.000 pavos los hemos tenido que soltar para poder hacerlo.
Llevo un buen rato intentando que la tonta de mi mujer (sé que no lo es todavía oficialmente porque los papeles eran falsos... pero que bien se siente llamarla de esta manera) me hable porque está enfadada conmigo por querer lo mejor para ella durante el viaje. Le dí un somnífero en la última escala sin que se diera cuenta para que descansara en condiciones unas horas y, al despertar y darse cuenta de lo que hice, se ha enfadado por haberla dejarla fuera de juego. Intenté hacerlo también con el grandullón pero casi me pega una paliza cuando se dio cuenta de mis intenciones con él y tampoco ha descansado nada durante todo el vuelo. Hemos estado callados y cuidando de mi chica, sentada entre ambos, en todo momento.
Después de discutir un buen rato con los de ventanilla porque el maldito coche ya estaba tardando más de lo que nos habían dicho, por fin nos lo sacaron y nos dirigimos hacia kioto que será nuestra residencia durante un corto periodo de tiempo (esperemos que así sea). En menos de hora y media estamos instalados en la habitación de hotel que Alexei reservó antes de subirnos al avión hace muchísimas horas. Tenemos que buscar una casa en un buen barrio y no movernos por hoteles, creo que será menos arriesgado, pero de eso ya nos ocuparemos mañana. Problema a problema y hoy ya hemos cumplido el cupo.
El hotel es bastante simple y ya ni hablemos de la habitación triple en la que acabamos de entrar. Tiene tres diminutas camas y un mini aseo. Alexei y yo nos miramos y creo que hemos pensado en lo mismo, en cómo cojones vamos a caber en esas miserables camas.
─ Voy a darme una ducha, chicos ─ dice Oli soltando sus maletas en una esquina de la habitación ─ No tardaré.
─ Tómate el tiempo que necesites ─ dice Alexei haciendo lo mismo con sus maletas ─ Iré a por algo de comer mientras tanto.
Olivia entra en el baño y Alexei se va en busca de algo que llevo horas queriendo comer. Estoy hambriento, cansado, enfadado y con mucho sueño. Para nada una buena combinación para alguien como yo.
Aprovechando que Alexei no está... creo que me ducharé con mi Teniente e intentaré calmar esa tensión y enfado que siente en estos momentos hacia mí de la mejor manera que sé hacer.
Entro sin llamar y lo que me encuentro es algo muy distinto a lo que esperaba ver. La mujer más increíble y valiente del mundo está derrumbada en el suelo de la ducha con el agua encendida corriendo por su cuerpo y la ropa aún puesta.
─ Ey, mi niña ─ digo con suavidad metiéndome en la ducha con ella. El agua que cae sobre su cuerpo está congelada pero ni siquiera se inmuta, cierro el grifo antes de sentarme a su lado. Siento que ahora mismo su mente no está con nosotros ─ Cariño, háblame, estoy aquí contigo.
─ Estoy harta y cansada de todo esto, Dom ─ dice entre sollozos y eso me parte el alma ─ Quiero que todo esto termine. Quiero volver y enfrentarme yo misma a Igor, no quiero seguir escondiéndome. Nunca me he escondido de nada y no quiero seguir haciéndolo.
─ No eres ninguna cobarde si es eso lo que te preocupa, estás sobreviviendo a algo que se nos ha ido un poco de las manos pero pronto volveremos, cariño ─ le digo atrayendo su cuerpo hacia el mío ─ Ya se han descubierto muchas cosas... ahora estamos por delante de ellos. No estaremos mucho tiempo aquí, te lo prometo. No me apasiona la idea de volver por tu seguridad pero me estoy dando cuenta que esto también te está apagando un poquito más cada día que pasa. Pensaba que sería diferente pero me equivoqué, odio haber sido tan egoísta.
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COMANDO
ActionSoy Olivia González, Teniente Coronel de la Élite de las Fuerzas Especiales a nivel mundial e Ingeniera jefe en el ejército de Estados Unidos. A mis 27 años dirijo el comando más peligroso y letal del mundo y no puedo sentirme más orgullosa por ello...