34

158 5 0
                                    

Zahara de los Atunes, Cádiz. España.

Actualidad.

Olivia.

No sé en qué momento he llegado hasta aquí y, mucho menos, en las condiciones en las que me han traído hasta este lugar. Lo último que recuerdo es que alguien entró en casa y no me dio tiempo a mucho más porque me drogaron nada más cruzar el umbral de la puerta. Me he despertado en un sótano medio a oscuras con tan solo una gran mesa y un ¿un butacón?, que sé yo si no se ve apenas nada. Estoy desnuda con varios moratones y dolor por todo mi cuerpo, señal que no me gusta ni un pelo porque me da a pensar que no me han tenido mucho respeto mientras estaba inconsciente pero que, de momento, no quiero ni pensar. Tengo muchísimo frío y no dejo de temblar, hay muchísima humedad y el estar desnuda no ayuda para nada. La droga todavía corre por mi cuerpo y aún noto que no estoy del todo cuerda porque la vista se me nubla muy de vez en cuando. Intento moverme pero no puedo, no me había dado cuenta hasta ahora que estoy atada con las manos a la espalda, joder, intento moverme de nuevo sin éxito porque las fuerzas me fallan. Sigo demasiado drogada todavía como para hacer algo de fuerza e intentar desatarme las manos aunque dudo incluso que pueda porque parece demasiado robusta la cuerda y el nudo está bien apretado a mis muñecas hasta el punto de hacerme daño y hago fuerza contra ellas. Escucho pasos muy flojos sobre mi cabeza y mi cuerpo se tensa.

─ Joder, Olivia, espabila y desátate ─ me ordeno pero estoy demasiado débil como para hacerlo.

Me esfuerzo de nuevo sin éxito volviendo a marearme por la droga y el esfuerzo en si. No sé qué mierda me habrán dado para conseguir dejarme tan fuera de juego aunque tampoco sé el tiempo que llevo aquí, quizás sólo lleve una hora y la droga aún está en todo su esplendor. No sé si son reales o si es mi cabeza que me está haciendo pasar por una mala jugada pero los pasos se acercan y siento miedo porque la tengo jodida para poder defenderme ante quien quiera que sea el hijo de la gran puta que me tiene aquí. Parece ser que mi cuerpo también lo siente y ha decidido que es un buen momento para desmayarse, esto consigue que no sepa quién cojones es la persona que acaba de entrar porque mis ojos se cierran dejándome inconsciente e indefensa antes de poder verle la cara.

No sé el tiempo que pasa hasta que he vuelto a despertar, escucho varias voces a mi espalda e intento no moverme para que no se den cuenta que he despertado aunque creo que, ni aunque quisiera, podría moverme ahora mismo. Siento un dolor horrible por todo mi cuerpo... la cabeza parece que me va a estallar en cualquier momento y todavía no he pensado nada para conseguir salir viva de aquí. Ya no salir... sino mantenerme con vida el mayor tiempo posible hasta que den conmigo y consigan sacarme.

─ La droga no dura tanto tiempo como para que todavía siga así, le dimos una cantidad muy pequeña ─ dice una voz que no distingo en italiano y algo en mi se despierta a modo de alerta ─ Tiene que estar despierta, jefe.

Noto como el cuerpo se me tensa al escuchar esas palabras. No quiero que se acerque a mi y descubra que es cierto lo que ha dicho.

─ Déjala, sabremos cuando esté despierta ─ dice una voz algo más conocida pero todavía no consigo saber quien es. Me suena ese acento y esa voz... pero sigo con la cabeza un poco turbada, joder, no consigo ponerle cara a esa maldita voz que sé que conozco de quien es.

─ Belova da una buena suma de dinero por ella ─ habla otra voz distinta ─ Después de divertirnos un poco con ella podríamos entregársela.

─ Entregársela se la entregaremos pero no de la manera que él quiere ─ responde de nuevo la voz de antes que tanto me suena y las alarmas gritan en mi cabeza ─ Igor fue demasiado estúpido confiando en mi, el desgraciado se cree que después de matar a mi esposa iba a perdonarlo como si nada.

COMANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora