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(CAPÍTULO CORTO)

Sevilla, España.

Actualidad.

Igor.

Una mañana soleada y espléndida en Sevilla es un espectáculo para todos los sentidos, donde cada detalle cobra vida bajo la cálida luz del sol. El cielo se extiende en un azul profundo, salpicado de algunas nubes blancas y esponjosas que apenas logran interrumpir la claridad del día. El sol, radiante y generoso, derrama su luz sobre mi rostro y la sensación que siento es indescriptible. Hacia muchísimo tiempo que no sentía paz, aquí el ruido del mundo se desvanece y sólo siento un sereno silencio en mi interior. Una sensación de calma profunda que me envuelve en cuerpo y mente, consiguiendo que libere todas y cada una de las tensiones y preocupaciones que me nublaban la mente. Porque sí, una persona como yo también tiene preocupaciones y Olivia González era la mayor de todas ellas.

La obsesión por encontrar a una mujer como Olivia puede consumir a un hombre hasta el punto de la desesperación, llevándolo a un estado emocional y mental profundamente perturbado pero yo no soy cualquier hombre y tampoco estoy obsesionado como dice mi querida hermana.

Es cierto que cuando me informó de la unión entre mi muñequita y el alemán... bueno, perdí un poco los papeles pero nada nuevo para los que me conocen. En cuanto la tenga conmigo me suplicará que la ayude a anular esos votos para así poder volver hacerlo con quien realmente quiere, que es conmigo por muy complicada que esté la situación.

Ivanna volvió hace unas semanas a la central después de haberse dado de baja pos-traumática por lo que hicieron mis hombres cuando ella les dejó entrar. Me hace gracia que se hagan llamar los mejores soldados de élite del mundo cuando no tienen ni idea de que tienen a una infiltrada entre ellos y que, gracias a eso, me entero de absolutamente todo. Y Damien... bueno, Ivan, sigue desaparecido aunque estoy empezando a pensar que no está siendo del todo sincero con nosotros. Tendré que ocuparme personalmente llegado el momento.

Me encuentro sentado en mi butacón junto a la ventana disfrutando de los rayos de sol de la mañana cuando alguien llama a la puerta de mi habitación.

Estupendo.

Espero que sea importante porque no pienso perdonarle la vida a quien acaba de molestarme.

─ Pasa ─ ordeno sin moverme del lugar con los ojos cerrados.

─ Señor ─ dice uno de mis hombres ─ Es su hermana, dice que es urgente.

Espero que lo sea, por su bien, espero que lo sea.

─ Dile que pase.

─ De acuerdo, señor ─ responde y se va dejando entrar a mi hermana.

En ningún momento me giro o miro en su dirección porque sé lo que me voy a encontrar. Una bella mujer con una elegancia natural con una belleza muy atemporal que cautiva a todas y cada una de las personas que tienen el privilegio de contemplarla. Es la viva imagen de mi difunta madre con el pelo rubio dorado y esos ojos con mirada profunda de color gris. La única diferencia que veo entre ambas es en el rostro, mientras que Ivanna tiene rasgos finos y delicados, nuestra madre era lo contrario pero lucía igual de bella. 2 grandes mujeres que tuvieron la desgracia de vivir en un mundo como este pero, gracias a mi, Ivanna no tendrá la misma suerte que mi madre. La protegeré de cualquier hombre que quiera matarla.

─ Hermano, han secuestrado a Olivia ─ sentencia casi sin voz y me tenso bajo sus duras palabras porque era lo último que esperaba escuchar en esta maravillosa mañana. Poco a poco, me vuelvo en su dirección y la encuentro a pocos pasos detrás de mi con cara de asustada.

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