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Jerez de la Frontera.

Actualidad.

Olivia.

Amanece un nuevo día después de una noche un poco movidita gracias al increíble hombre que tengo acostado a mi lado. Llevamos varias noches que no descansamos bien pero estas últimas, sin duda, han sido las mejores y no me importaría que siguiera siendo así hasta que nuestros cuerpos digan que necesitan un respiro. Pero, hasta llegado el caso, esta rutina nocturna me encanta. Nunca en la vida me había sentido tan llena con un hombre, y no me refiero a lo sexual porque nunca se ha corrido dentro, me refiero a como me siento con él. El vacío que siempre he sentido dentro de mi ahora lo tengo cubierto por él y es algo que me alivia y me aterra a partes iguales porque nuestro trabajo es complicado... hoy estás aquí pero quizás mañana ya no, y no quiero imaginarme si alguien me lo arrebata de mi lado.

Nada más salir de nuestra habitación, todavía me cuesta creer que sea nuestra y no sólo mía, me llega un olorcito bastante curioso de abajo, de la cocina, y escucho dos voces masculinas. Dom sigue en el baño así que eso solo quiere decir que tenemos visita a buena hora de la mañana. Antes de llegar abajo me aseguro de taparme el chupetón que me hizo el muy idiota y lo tengo bien maquillado y tapado.

Es Alexei. Mierda. Anoche, después de todo el follón, se me olvidó ir a verle como le dije que haría cuando llegase a casa. El pobre se quedaría esperándome para nada.

─ Buenos días, chicos ─ digo al llegar a la cocina ─ Lo siento Alexei, se me pasó por completo anoche ir a buscarte como te prometí... no sabes cuanto lo siento.

─ No te preocupes, me quedé a dormir en casa de tus padres porque Emma no consintió en que lo hiciera en la suya, todavía no se fía de mi y eso que dejé de insinuarme hace muchos años ─ explica y siento pena por él, joder, como he podido hacerle esto al pobre ─ Me tuvieron bien atendido, como siempre.

─ Lo siento ─ insisto ─ Ayer no fue un buen día para ninguno y lo cierto es que en cuanto llegué me acosté.

─ Eso me estaba contando Scott, que hubo bastantes problemas ─ dice y se cruza de brazos. Veo como su mirada baja a mi brazo apoyado en la encimera y luego sube hacia mis ojos con mala cara ─ ¿Qué tienes ahí en el antebrazo? Parece un golpe.

Mierda. La última persona en el mundo que quería que me viera esto ha sido la primera en percatarse de ello, puto ruso que no se le sale absolutamente nada de control.

─ ¿Ahí dónde? ─ digo como si no supiera de qué está hablando y haciéndome la tonta mientras me bajo la manga de la camiseta ─ No tengo nada.

Scott se percata de lo mismo y se cruza de brazos. Joder, no sé como salir de esta. Y para colmo Dom acaba de bajar también.

─ Súbete la manga de la camiseta ─ me ordena Scott pero no obedezco, me niego ─ Súbetela, Oli.

─ ¿Qué pasa? ─ pregunta extrañado Dom poniéndose a mi lado.

Los miro con mala cara y me niego a subirme las mangas. No lo haré hasta que no tenga una buena excusa que darles porque sino esto puede convertirse en algo muy feo.

─ Tiene marcas en el antebrazo como si alguien le hubiera agarrado muy fuerte por ahí ─ explica Alexei que ha sido quien lo ha visto ─ He follado con muchas mujeres a lo largo de mi vida y les he dejado marcas por todo el cuerpo por ser un puto animal pero ninguna se asemeja a la que tienes tú ahí. Olvídate de mentirnos diciendo que te las ha hecho Dom follando.

─ Eres un imbécil, Alexei ─ me hago la indignada aunque a estas alturas ya deben de saber que tengo cero pudor en cuanto al sexo ─ No me hables así ─ me vuelvo hacia Dom ─ ¿Has escuchado? Te acaba de decir que eres una nenaza follando. ¿No le dices nada?

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