COMANDO

23

(Capítulo corto)

Cádiz, España.

Actualidad.

Ivanna Belova.

Ni el más fuerte es tan fuerte ni el más débil lo es tanto, a la vista está después de todo lo sucedido. Olivia se pensaba que era inmortal jugando a un juego que al final ha podido con ella, como era de esperar y más si el contrincante es Igor Belova. Todavía no me creo que todo el esfuerzo que llevo echado en esa puta central hayan sido para apenas nada. Que sí, que gracias a mí Igor ha salido victorioso en todo lo que ha querido y más pero, después de conocerla, su principal objetivo pasó a ser ella y lo demás apenas importaba nada. Mi hermano no tenía ojos para nadie más y ahora está muerta a manos de uno de sus hombres, qué ironía. Todavía no me creo que los matara a todos por ello. Ha tenido que buscar a una buena tanda de criminales para sustituir a los que ya tenía por haberla matado... llevaban años trabajando para él y uno de ellos se suponía que era su amigo pero, claro está, que en realidad no lo era. Igor no tiene amigos, sólo conocidos y buenos contactos, en el mundo por el que se mueve no hay amigos. Así de triste es su vida y ahora que no está Olivia... no me quiero imaginar el nuevo Igor que ha tenido de resurgir.

Voy conduciendo de camino al hostal donde se supone que he quedado con él en menos de una hora cuando me suena el teléfono y aparece en pantalla el nombre de cierta persona que pienso estrangular en cuanto lo tenga delante por tenerme tan olvidada.

─ Por fin sale de la madriguera el innombrable que me ha dejado sola con toda esta mierda ─ me quejo enfadada a Iván porque desde hace semanas no sé absolutamente nada de él, no sé si está en la central o si se ha ido... el muy imbécil ni siquiera me ha dejado un mensaje para decirme que está bien.

─ Hasta ahora no he podido contactar contigo, princesa ─ se excusa pero ni con esas me quita el enfado el muy imbécil ─ Las cosas han estado muy feas y era arriesgado ponerme en contacto contigo y más aún cuando no estamos en el mismo sitio. Tienen pinchado todo objeto que esté dentro de la central y, como comprenderás, no iba a llamarte porque nos hubieran acabado descubriendo a ambos.

─ Pero podrías haber hecho algo, no sé, no he sabido nada de ti desde hace semanas ─ me vuelvo a quejar apretando las manos en el volante ─ He estado preocupada, imbécil, ni siquiera Igor sabía de tu paradero y eso ya es mucho decir porque a él no se le escapa una.

─ Ya me conoces, sé como esconderme y como no ser descubierto, no quería ponerme en contacto contigo porque sabía que te acabarían descubriendo y es lo último en esta vida que dejaría que pasara, cariño, eres demasiado importante para mi y no sabes lo muchísimo que te he echado de menos durante todo este tiempo ─ bueno... creo que ya se me empieza a pasar un poquito el enfado ─ No te enfades conmigo, princesa, te prometo que te lo compensaré como bien sé que te gusta.

─ La próxima vez que me hagas algo así pienso echarte de comer a los perros de mi hermano ─ me hago un poco la dura pero escucho como se ríe en la otra línea de teléfono ─ Te lo digo en serio, no te rías listillo.

─ Te creo, te creo ─ vuelve a reírse ─ He hablado con tu hermano hace unos minutos y me ha dicho que vas de camino para reunirte con él. ¿Dónde está esperándote?

Cuando ya conseguía que el enfado aminorara un poco lo ha jodido todo diciendo que, antes que nada, se ha puesto en contacto con él y luego conmigo cuando yo debería de haber sido la primera.

─ Nos reuniremos en un hostal en Cádiz ─ respondo cortante y seca ─ Tengo que dejarte. Nos vemos pronto y cuando quieras ya que veo que soy tu último recurso. Adiós.