19

264 6 0
                                    

Kazán, Rusia.

Hace 2 años.

Olivia.

Hace rato que sé que me están siguiendo, exactamente desde que salí de ese bonito pub en el centro de esta bonita ciudad en dirección al apartamento que alquilé hace unas semanas atrás, las calles están nevadas y mi vestido es demasiado corto pero está bien. Cuento alrededor de 4 hombres que siguen mis pasos a cierta distancia sin acercarse demasiado para no sospechar lo que tienen en mente pero no saben el tipo de mujer que soy y que sé que me siguen desde que salimos de ese pub. Llevo toda la noche insinuándome con uno de ellos y he conseguido llamar su atención como había planeado.

Al llegar a mi destino detengo un poco mis pasos para esperar que lleguen a mi altura y los 4 se paran a mi alrededor, sólo uno de ellos se acerca lo suficiente como para poder verle bien de cerca la cara.

─ Eres muy escurridiza ─ dice el hombre en cuestión acercándose más de lo necesario pero no le detengo porque quiero que lo haga ─ Pero aquí estás.

─ Aquí estoy ─ respondo con una sensual sonrisa y apoyo mis manos sobre su duro pecho ─ ¿Te apetece pasar un rato? Solo, por supuesto, no me gusta compartir.

─ Ya sabía yo que no me dejarías con este dolor de huevos después de haberte estado refregando contra ellos toda la noche ─ responde triunfante y les dice a los demás hombres que se vayan.

Juntos entramos al pequeño apartamento que mira con curiosidad pero no le dejo ver demasiado porque me pongo justo delante de él quitándome el ostentoso y abrigado chaquetón y tirándolo a mis pies. Me quedo justo como me ha estado viendo todo el rato en el pub, con un diminuto vestido negro que me hace ver unas piernas de infarto y un escote bastante pronunciado gracias a mis generosas tetas.

El hombre que tengo delante de mi es guapo y se le ve bastante fuerte bajo el traje azul marino que trae puesto. Sus ojos me recorren por completo de pies a cabeza y poco a poco se va acercando a mi con una sonrisa felina en la boca. Sé lo que busca porque he sido yo quien lo ha provocado y sonrío triunfante porque esta noche yo no seré la presa.

Sus manos se posan en mi cintura y me acercan a su duro cuerpo a la vez que estampa su boca contra la mía reclamándola ferozmente y con mucha ansia. El beso se vuelve intenso y gimo sobre su boca, cosa que parece que le gusta porque embiste contra mis caderas sintiendo su dura polla en mi barriga. Comienza a empujarme hacia el sofá que tengo a pocos metros de distancia detrás de mi con la intención de tumbarme pero me niego, aquí no vamos hacer nada.

─ Vamos a mi habitación ─ digo sobre sus labios y, acto seguido, me coge en volandas poniendo ambas piernas alrededor de sus caderas y llevándome así hacia la pequeña habitación.

Una vez allí, me tira sobre la cama y se coloca entre mis piernas subiéndome el vestido hasta la cintura y dejando al descubierto un tanga medio transparente que deja muy poquito a la imaginación. Gruñe al darse cuenta y me sonríe mientras se le oscurece la mirada.

─ Ni siquiera me has preguntado mi nombre ─ me quejo pero mientras tanto quiero seguir calentándolo un poco más y dirijo una de mis manos por debajo del tanga para empezar a tocarme.

─ ¿No quieres saberlo? ─ añado con un ligero gemido.

Una de sus manos me coge por detrás del cuello acercándome a su cara y la otra me agarra por debajo del culo apretándome bajo su cuerpo.

─ ¿Importa? ─ responde con voz ronca y sin dejar de mirar mi mano entre las piernas.

─ ¿No quieres saber el nombre de quién va a ser el mejor polvo de toda tu vida? Quizás se te apetezca volver a buscarme... a mi me gustaría saber el tuyo para eso mismo ─ respondo frotándome y tocándome a la vez.

COMANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora