Capítulo 2

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El pequeño recibió comida y provisiones de Inu un día antes, le alcanzarían para quince días, sonrió al ver que salió ganando de esa revuelta, con habilidad se coló por la puerta trasera de la biblioteca, gateó por el pasillo trasero hasta que entró al lugar, sonrió con arrogancia, había aprendido a leer solito, medio jodido, pero lo hizo solo, había visto a los niños aprender en el orfanato, obviamente a él no lo instruían, había golpeado a un niño que lo molestaba, le había arrebatado sus apuntes y libros, lo había amenazado, gracias a él recibió los medios de educación, estaba orgulloso de su capacidad mental para conseguir sus objetivos.

Afiló su mirada observando los títulos en los libros, era temprano aún de madrugada, aún estaba cerrado el lugar y oscuro, sacó una lámpara que robó, apuntó con ella -shi… no… bis impor… tan… tes -sonrió gateando sobre el pasillo -Ho… ka… ges -vio el libro con maldad, lo tomó, se escondió en medio de un estante al fondo, ahí podría leer con calma sin ser descubierto, la lámpara la colocó sobre el libro, comenzó a leer con calma susurrando mientras alguien llegaba para poder practicar su lectura, buscó en el índice, bajó hasta leer cuarto Hokage, lamió sus labios con diversión.

Buscó la página que indicaba, comenzó a susurrar quedito lo que leía -Mi… nato… Nami… ka… ze Minato Namikaze ¿así te llamabas?, vaya, suena importante -continuó leyendo atentamente, al parecer era alguien sumamente poderoso, fue considerado el shinobi más peligroso del mundo con la recompensa más grande en el libro bingo, sonrió con orgullo mordiendo sus labios con emoción, sus piecitos se movían de abajo arriba divertido.

Continuó leyendo, al parecer estaba casado con una tal Kushina Uzumaki, muerto en combate, leyó a su lado, mordió su mejilla, era verdad, estaba totalmente solo, continuó leyendo "prince… sa del remo… remolino" -abrió su boquita en una completa o, mordió su mejilla analizando -si ella era una princesa, ¿por qué vivo como arrimado y de la caridad del anciano? -apretó el ceño con molestia, era un maldito príncipe, ¿dónde estaban sus cosas? -antes de que llegara el bibliotecario buscó con velocidad el libro de ninjas rango kage de Konoha, claramente lo eran, vio el rango nivel de su madre, con velocidad se ocultó nuevamente, siguió leyendo la biografía de su padre -espe… cia… lista en fuinjutsu, arte del sellado -apretó el ceño -peleó contra el zorro de nueve colas de la aldea de konoha, al parecer había sido liberado de su anfitrión y atacó la aldea, el cuarto Hokage lo había sellado en un nuevo portador, algo no estaba bien en lo que leía, terminó de leer el breve resumen biográfico de su padre y pasó al siguiente libro, lo demás era política y guerra.

Buscó con velocidad a su madre en el libro, las puertas de la biblioteca se escucharon abrir, apagó la lámpara, la luz del lugar se encendió, sin apuro alguno continúo leyendo ahora en silencio "clan Uzumaki" abrió sus ojos con sorpresa, uno de los clanes más poderosos del mundo shinobi, comenzó a leer de dónde provenía, apretó el ceño al ver que el lugar y sus habitantes fueron eliminados, mordió su mejilla con desesperación, continuó leyendo "guardianes del zorro de las nueve colas", apretó el ceño recordando lo que decía la biografía de su padre, recordó los insultos de los aldeanos, mordió sus labios con molestia al entender susurró -malditos mal agradecidos hijos de puta, soy su maldito sacrificio y me tratan peor que basura -apretó sus puños analizando la información, tomó ambos libros cuando terminó de leer, los colocó en su lugar, gateó buscando algo más específico sobre ambos, buscaba un libro sobre su trabajo, giró con velocidad analizando, sonrió con triunfo al encontrar el área de clanes, se levantó revisando que no fuera visto, el lugar era sumamente enorme, apretó el ceño al ver el libro con el nombre de su clan "Uzumaki" lo metió en su pequeña mochila de sapo junto a la biografía del cuarto Hokage que había encontrado, salió por la puerta trasera, había durado horas en el lugar, escaló sobre una casa, corrió con cuidado, usaba tablas y demás cosas para pasar de una casa a otra, no era hora para estar en la calle.

Al llegar a su departamento golpeó su frente con fastidio, tenía que robarse un libro de cocina, negó con fastidio, se acercó a la estufa, colocó el escalón del baño, pico con cuidado usando un cuchillo viejo unas cuantas verduras y hongos con un poco de cebolla, los colocó en una cazuela vieja, comenzó a tratarlos porque no tenía aceite, los sacó cuando se vieron dorados, era similar a asar al fuego, vio el pescado, mordió su mejilla, tal vez lo echaría a perder, mejor lo guardó en el congelador, mañana robaría el libro.

Masticó un poco, vio que eran comestibles, usó sus dedos para comenzar a comer, no tenía palillos, también los robaría, levantó sus hombros restando importancia, comenzó a leer el libro de su padre con detalle en voz normal, ahora no tenía que susurrar, pero tampoco gritaría, toda la tarde lo leyó, hasta para ir al baño leía, ya siendo tarde comenzó a sentir sueño, guardó los libros dentro de sus almohadas, entró a bañarse, no se arriesgaría a ser descubierto por el anciano.

El infantil y el bravucón (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora