Capítulo 37

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Naruto veía a la nada, suspiraba con fastidio mientras caminaba, extrañaba a Itachi y su familia, recordó cómo lo hacía sentir su pareja, sonrió lindo, apretó el ceño al recordar la aldea, no podía negar que había sido exageradamente feliz a lado del sannin y los sapos ese año y medio, hacer misiones a su lado lo emocionaba, se sentía importante, poderoso. ¿Lo extrañarían como él a ellos o ya lo habrían olvidado?, tenía miedo de regresar y que todo lo que había formado con tanto esfuerzo hubiera desaparecido, tenía miedo a que Itachi lo hubiera olvidado y hubiera seguido su vida, sus ojos se hicieron aguados, mordió sus labios con terror, enderezó su rostro con una imagen perturbadora en su mente, su Uchiha en manos de la perra mojigata, talló su rostro sacudiendo su mente, su Itachi no le haría eso -mordió sus labios -¿o sí? -pensó en voz alta, apretó el ceño con molestia.

-Renacuajo ¿te sientes bien? -Naruto bajó el rostro, negó lentamente -tengo miedo -Jiraiya apretó el ceño sin entender -tengo miedo a regresar y que todas las personas que me aceptaban, ahora no lo hagan, tengo miedo -el sannin entendía su miedo, lo abrazó del hombro con cariño -no pienses en tonterías, seamos positivos -ambos levantaron su mirada, las puertas de la aldea se veían a lo lejos, el corazón del rubio latía con fuerza, levantó su mano, apretó el chaleco del sannin con fuerza, por primera vez en su vida tenía miedo, tenía terror, el sannin acarició su cabello suavemente tratando de calmarlo.

Al entrar a la aldea la gente lo veía con cuidado, era verdad que ya sabían su origen, lo que Danzo inventó sobre el rubio, pero aún así, tenía al zorro en su interior, lo veían con cuidado, además, el chico era una pesadilla a su forma de ver, el Uzumaki apretó el ceño, había olvidado ese sentimiento de molestia al estar en la aldea, se había relajado demasiado este tiempo fuera, soltó el chaleco, afiló su mirada intimidando a la gente al paso, subieron por la torre hasta la oficina kage.

Tsunade sonrió al verlos de regreso, se levantó, el sannin de inmediato la abrazó con cariño, besó sus labios en un piquito -puntuales, me agrada mocoso, ¿diste lo mejor de ti? -el rubio sonrió ligero -si abuela -Tsunade lo vio con duda por su seriedad -ve a descansar renacuajo, el viaje fue largo, después te busco -Tsunade asintió -es verdad, en una semana preséntate aquí, te reubicaré en tu equipo, están en misión -Naruto asintió con duda levemente -bien, les agradezco -lo vieron salir -¿qué le sucede? -el sannin respiró con cansancio -tiene miedo a que lo hayan olvidado -la rubia negó con cansancio -esperemos no sea así-

…..

Naruto caminaba por los techos de la aldea, su ceño estaba marcado, esperaba que su novio estuviera en la oficina de la rubia esperando su llegada, avisaron con anticipación, su equipo tampoco estaba ahí, su mamá Mikoto tampoco estaba ahí, Shikamaru tampoco estaba ahí, bajó el rostro con dolor. Al llegar a su departamento abrió la puerta, apretó el ceño, caminó lentamente viendo que estaba extraño, observó con cuidado su cocina, su comedor, su baño, su habitación, apretó el ceño al ver sus cajones abiertos y revueltos, giró su mirada, había tablas del suelo levantadas, idiotas, traía su dinero y legado con él, se habían metido a robar algunas cosas, respiró con fastidio, pateó con molestia una tabla del tatami.

El rubio salió del departamento corriendo hacia el barrio Uchiha, mientras corría a lo lejos vio algo extraño, Naruto apretó el ceño con molestia ocultando con un sello su presencia, subió sobre un árbol viendo como a la distancia Izumi besaba la mejilla del Uchiha, cuando lo soltó el mayor siguió su camino, la chica sonrió con emoción, el corazón del rubio latía con velocidad, un enorme hueco en su estómago comenzaba a formar dolor, bajó del árbol, se colocó con velocidad frente a Izumi, la chica apretó el ceño con molestia -veo que regresaste monstruo -

Naruto afiló su mirada, no podía reclamar ni delatar a Itachi -quítate -Izumi apretó el ceño -déjalo en paz, su familia y él no te necesitan, ha recuperado su poder como líder Itachi -el rubio la vio con coraje retenido, apretó su mandíbula con molestia -dije, quítate, necesito hablar con él -Izumi lo aventó -no te acerques a mi novio, aléjate de él, déjalos ya, ¿qué no entiendes?  -Naruto abrió sus gemas demasiado, tragó pesado -mientes, te terminó hace más de un año -Izumi sonrió con burla -pues no fue así, ahora lo sabes -la chica siguió su camino al verlo en shock.

El Uzumaki bajó su rostro con dolor, limpió las lágrimas con su chamarra, tragó pesado, usó el jutsu de transparencia, corrió hacia el hogar Uchiha, estaba por tocar en la mansión cuando escuchó un rumor -vi hace unos momentos a Izumi-san con Itachi-sama, se ven tan hermosos juntos, gracias a kami ese mocoso ya no volvió, le daba mala fama a Itachi-sama y a su familia, supongo esperamos boda pronto, recordemos que necesita un heredero nuestro líder- Naruto bajó su mano con dolor, la apretó con coraje, se dio la vuelta, caminó entre todos siendo invisible, limpió sus lágrimas una y otra vez con dolor, no más, no más, no volverían a lastimarlo se ilusionó con un imposible, fue tan estúpido en creer que en verdad lo amaba, recordó a Genma, todos eran una mierda.

Levantó el rostro hacia el monte Hokage, tragó pesado, recordó que su ero-jiji le dijo que la casa de sus padres era detrás del bosque del monte Hokage, no volvería a su departamento, corrió con velocidad al lugar, trataba de sentir la barrera en la zona, cuando la localizó, corrió hacia ella, al llegar observó el lugar con cuidado, levantó su mirada observando la enorme barrera, el detalle con el que fue hecha, se veía avanzada, sonrió con orgullo, sus padres eran increíbles, descifró el código usando su sangre, entró al lugar, sonrió con tristeza al ver la casa abandonada, un gran número de clones aparecieron comenzando a realizar limpieza del lugar, fueron a la aldea con henges por material de limpieza y comida instantánea por el momento, el primer lugar que limpiaron era la habitación principal, mientras caminaba se dio cuenta que era un lugar sencillo, había fotos de sus padres en las paredes, comenzó a llorar con tristeza sintiéndose mal, cuando pensaba que su vida mejoraba, todo se volvía una mierda, subió las escaleras, en el primer cuarto su nombre estaba grabado, abrió la puerta con miedo viendo una enorme cuna en el lugar, peluches a su alrededor, una silla mecedora, comenzó a imaginar qué hubiera sido de él si sus padres no hubieran muerto, negó con fastidio saliendo de ahí, cerrando el lugar, sus clones sacaban en cajas las cosas de sus padres bajándolas al sótano, sacó una manta de su sello, se acostó en la cama sin ánimo de nada, quería dormir, soñar que estaba junto a sus padres, dormir y no despertar.

El infantil y el bravucón (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora