seis.

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— solo me divertía..— trató de defenderse, sus ojos me examinaban con tranquilidad.

— te pusiste en riesgo, debes tener más cuidado yang hay un asesino suelto rondando por las calles.— hablé seriamente.

La vi levantarse del sofá cruzando sus brazos y frunciendo el entrecejo.

— ¿Quién es seulgi?.— formuló y yo arqueé una ceja, divertido por su reacción, se veía perfecta con mi camiseta mientras me reclamaba.

— ¿Importa?— pregunté y ella soltó una risa irónica para luego lanzarme una mirada fulminante.

— soy tu futura esposa… Importa.— aclaró y yo la miré incrédulo ante sus palabras.

Futura esposa…

— vaya, de novia, pasaste a mi futura esposa.— comenté divertido y ella asintió más tranquila.

— no me cambies de tema jeon…— amenazó y yo reí, esta chica, era sorprendente.

— Fue mi esposa y ahora mismo estamos en trámites de divorcio.— respondí tranquilamente y ella se quedó en silencio procesando mis palabras.

— ¿Ya has estado, casado?— preguntó curiosa y yo asentí recordando cada momento de mi “matrimonio”.

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— seulgi solo pido más atención… Actúas cómo si no te importará.— respondí dolido.

— no me importas.. Me vale mierda esto, no quiero tener hijos, no quiero estar a tu lado, me aburres jeon.

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Seulgi jamás pensó en formar una familia, solo quería que cumpliera sus caprichos y mi dinero.

— ¿Y por qué terminaron?.— preguntó nuevamente aún más interesada en el tema.

— por qué, simplemente, ella no era la misma chica de la cual me enamoré y.. Se follaba al hijo de su jefe.— respondí cortante y ella se acercó quedando frente a mí.

— entonces está ciega.— respondió con simpleza.— jeon, eres el hombre que cualquiera quisiera y necesita en su vida, eres simplemente perfecto y además estás muy follable.— su descaro y sinceridad me fascina.

— eres una chica encantadora.— respondí y ella rodó los ojos, posó ambas manos en mi pecho logrando qué me recueste en el sofá, con cuidado se colocó en mi regazo dejándome completamente confundido.

— soy la chica perfecta para ti…— susurró coquetamente y se acercó a besar mi mejilla, bobamente dejé que siguiera.— no me digas que soy encantadora, eso me lo dice medio mundo, mejor dime qué soy la chica que te va a llevar al maldito infierno.— siguió susurrando y solté una risita ronca.

Esta chica me mataría.

— detente.. No me hago responsable de las consecuencias de tus provocaciones.— murmuré al ver cómo sus caderas comenzaban un tortuoso movimiento sobre mí.

Tragué saliva al escucharla, soltar un gemido al rozarse aún más con la puta erección, qué ya comenzaba a crecer.

Mi brazo derecho sostuvo su pequeña cintura sin llegar a detener sus movimientos y con mi mano libre sostuve su mentón logrando qué me mirará.

— no me importa las consecuencias.— dijo sonriente y capturé sus labios sin esperar a qué pronunciará algo más.

Saboreé con gusto sus deliciosos labios, mi mano izquierda dejó su mentón y bajé hasta su cuello obligándola a seguir con el sucio beso.

Sus jadeos y gemidos ahogados me calentaban de una manera rápida, mi lengua comenzó un sucio juego con la de ella y solo cuándo el aire comenzó a faltar nos separamos, la miré una vez más viéndola jadear, sus mejillas estaban ligeramente coloradas, sus pupilas estaban dilatadas observando fijamente mis labios, su respiración era un asco y sus labios estaban levemente hinchados y con el labial algo corrido.

— ¿no te importan las consecuencias? — formulé burlón y ella sonrió, estaba deseosa de mí, lo notaba y me encantaba.— una vez me entierre en tu dulce coño, lo volveré a hacer una y otra vez.. — quité mi mano derecha de su fina cintura y la dirigí hacia su cabello, tomándolo y tirando un poco, dejando su cuello libre, listo para ser marcado.— serás mía y no sabes lo posesivo que puedo llegar a ser y las crueldades que puedo cometer si se meten con lo mío…— continúe hablando, mientras me encargaba de besar su cuello, mordiendo algunas zonas para dejar algunas marcas.

— soy tuya.. Joder— gimoteó y sonreí alejándome de su cuello volviendo a conectar miradas.

— ¿Eres mías yang ji-a?— susurré acercándome a su rostro, rozando nuestros labios de una manera tortuosa, ella asintió con rapidez.— palabras yang.

— s-sí…— respondió con dificultad al notar cómo mi mano jalaba un poco más su cabello.

Bastó para mí esa respuesta, sin esperar más volví a unir nuestros labios, el beso llegó al extremo de lograr que su labio inferior sangrara y a ella parecía gustarle.

Tan masoquista mi yang..

Sus manos se encargaron de desabrochar mi camisa, botón por botón y soltó un pequeño quejido al no lograr desabotonar el último botón logrando hacerme sonreír. La ayudé y ella me lo agradeció juntando nuevamente nuestros labios, la sujeté de sus muslos y me levanté del sofá caminado hasta mi habitación dejando un rastro de ropas de ambos.

— calma, tenemos toda la noche.— dije con diversión al verla tan desesperada.

— fóllame y déjate de j-

Sus palabras quedaron al aire cuando volví a besarla, la tumbé en la cama. Estaba casi desnuda, llevaba aún sus bragas.

Me coloqué entre sus piernas y me separé concentrando mi atención en sus grandes pechos, dejé un camino de besos y marcas alrededor de este y la escuché maldecir cuándo capturé uno de sus erectos pezones rosa.

Mi lengua se encarga de juguetear con su pezón mientras escuchaba atentamente sus gemidos.

— joder.. Joder.. — yang estaba tan jodidamente caliente.

No sabía qué estábamos haciendo.. Tal vez me dejé llevar por el deseo que tenía hacia ella.

Torture sus pezones por largos minutos y luego los dejé comenzando a dejar un regadero de besos, bajando por su abdomen hasta llegar al inicio de sus braguitas, levanté la mirada encontrando a mi pequeña mirándome fijamente mientras entreabría su boquita para gemir.

Mis dedos se engancharon en el inició de sus bragas y fueron bajando lentamente hasta abandonar su cuerpo, dejé pequeños besos en su monte venus y sonreí al ver cómo abría sus piernas aún más para mí.

— eres muy traviesa, yang. Mira cómo estás…— murmuré mientras soltaba una risita ronca, ella por su parte solo me dio una mirada asesina al estarla torturando de esta manera.— en mi cama, con las piernas abiertas, lista para que mi lengua te follé.

— vamos jeon.. Más acción, menos palabras.— dijo con burla y la escuché quejarse cuando mi dedo índice presionó su clítoris.

— shh.. Quién manda aquí soy yo, Ahora abre más esas piernas que te voy a comer el coño.— demandé y ella sonriente obedeció.

Esta chica me encantaba.

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«No me hago cargo de posibles traumas…»

“Jeon no es cómo realmente parece, yang sacará una nueva versión.”

Caso 97.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora