Tres.

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— revisé las grabaciones de cada cámara de la universidad — yoongi se cruzó de brazos mirándome.— pero no hay nada, traté de recuperar grabaciones borradas, pero no sé logró.

— me estás diciendo que un puto asesino borró grabaciones y un puto profesional no las puede recuperar.— la vena de mi cuello explotaría, llevaba horas esperando las putas grabaciones.

— estás en lo correcto.— comentó con una pequeña sonrisa logrando quitar mi paciencia, no estaba de buen humor, Jimin había aparecido a la cuatro de la madrugada levantándome para comenzar con el caso.— respira, te va a dar algo primito.

— cállate, solo tenías que hacer una cosa.— espeté con seriedad y él soltó una risita burlona.

— Ya, señor perfecto, vaya usted entonces… No es tan fácil, esa persona es muy astuta.— comentó y vio algunas fotos que se encontraban en mi mesa.

— comenzaré con las declaraciones de cada estudiante.— prefería ir yo mismo a esperar para nada.

— ¿entonces le digo a Jimin y Tae-Hyung qué traigan a los estudiantes?— formuló con impaciencia.

— sí, que reúnan a todos, no debe faltar nadie y dile a hye-min que se apresure con los antecedentes.

— ¿hye-min?— preguntó con curiosidad.

— sí, hye-min… La rubia.

— esa chica estaba parloteando con jimin.— fruncí mi entrecejo ante sus palabras.— esa chica no está reuniendo los antecedentes.

— joder…— me levanté apresuradamente saliendo de la oficina, escuchando la risa de yoongi.

††††††††††

— Kim Soo-hyang — mencioné su nombre con tranquilidad, la pelinegra estaba callada mirando de un lado a otro.— ¿conoces a estos estudiantes?

— s-solo conozco a tres…— murmuró.

— ¿Quiénes son?.

— Min soo-jin, Wang Dylan, Kang Yuri.— habló mientras señalaba a cada uno en las fotografías.

— Cuéntame de ellos.— estaba nerviosa, podía notarlo.

— Ellos tienen un grupo de amigos, son quince, entre ellos están las once víctimas encontradas, tuve la oportunidad de conocer a tres de los quince.— tragó saliva.— ellos conforman un grupo al cual todos quieren, son buenos estudiantes y compañeros… soo-jin era una compañera alegre y amorosa, Dylan era un chico reservado y kang Yuri era más extrovertida, salía a fiestas y frecuentaba el club “blue Moon”.

— ¿Cuándo los viste por última vez?.— formulé nuevamente, sospechaba de ella por su nerviosismo, su lenguaje corporal hablaba por ella.

— el lunes pasado… Ellos estaban tomando sol en el patio trasero de la universidad.— la observé por unos cuantos minutos.

— bien, señorita Kim, dígame… ¿Usted sospecha de algún compañero o docente?— sus ojos se abrieron exageradamente y rápidamente negó.

— detective jeon, no sospecho de compañeros ni profesores. En la universidad todo es tranquilo.

— bien, esto es todo, hasta el momento puede marcharse, la llamaré si necesito algo de usted.— ni bien terminé de hablar, ella se levantó e hizo rápidamente una reverencia para luego salir.

Revisé el expediente de Kim Soo-hyang, no encontraba nada raro, era una buena estudiante y estaba en la universidad gracias a una beca.

— señor jeon.— hye-min estaba ahí mirándome con una sonrisa coqueta.— ¿puedo dejar pasar a la otra estudiante?

— adelante.— accedí y ella salió del lugar. Algo no cuadraba en el antecedente de Kim Soo-hyang.

La puerta se abrió nuevamente y levanté mi mirada, la curiosidad llegó a mí, al ver a una chica de cabello castaño y ojos color miel.

— buenas tardes, detective jeon.— murmuró y caminó hasta la silla frente a mí, se sentó en esta y me observó esperando respuesta.

— buenas tardes, señorita…— me dirigí a su expediente universitario.— yang.— levantó ambas cejas al escuchar su apellido y sonrió.— ¿Sabe quiénes son estos estudiantes?.— pregunté con seriedad y ella los examinó achicando sus grandes ojos.

— no, detective jeon.— seguía sonriendo y arqueé una ceja al ver su nombre en la lista de los quince estudiantes del dichoso grupo.

— odió las mentiras señorita yang.— fruncí mi entrecejo y ella copió mi gesto.— perteneces al grupo de los quince estudiantes.

— si pertenezco al grupo Pero en mi defensa no habló con ninguno de ellos, solo con Jung hoseok.— sonrió dulcemente y la analicé unos segundos, se mostraba relajada y alegre.

— frecuentan los mismos lugares siempre… En grupo y por grupo me refiero a los quince.— ella soltó una risita ante mis palabras y respiré profundamente tratando de no perder la paciencia, se lo estaba tomando a juego.— ¿Qué le causa gracia?.

— están unidos siempre. Yo cómo le respondí antes, no habló con ninguno, menos con la fresita.— respondió y su mano derecha se deslizó por el bolsillo de su chaqueta, examiné cada movimiento que hacía.

— ¿fresita? — pregunté y vi cómo sacaba una paleta rosada, quitó el envoltorio y lo metió a su boca tranquilamente.

No se puede comer aquí, nada de dulces ni alimentos.

Juro que la iba a regañar, pero cuando me mostró otra pequeña sonrisa, olvidé esa tonta regla.

Retiró la paleta de su boca y lamió sus labios, preparada para hablar nuevamente.

— Ajá. La fresita… Soo-jin.— miró su paleta y luego me miró.— detective jeon ¿Tiene algún sospechoso?.— preguntó y yo sonreí burlonamente.

— soy yo quién realiza las preguntas, señorita yang.— vi cómo hizo un pequeño puchero para luego volver a chupar aquella condenada paleta.— dígame, señorita yang ¿Cuándo fue la última vez que los vio?.

— bueno una semana antes de que empezarán a suceder los asesinatos.— dejó de sonreír y bajó la mirada mostrando tristeza.— es horrible que asesinen a personas inocentes.— levantó la mirada y yo suspiré.

— lo sé, es horrible, por eso necesito que me diga todo lo que sabe de estas once víctimas…— mi mirada se posó en sus labios que tenían un ligero brillo, pero al escucharla nuevamente hablar volví a conectar nuestras miradas manteniendo mi postura firme.

— yo entré al grupo hace unos meses detective jeon, no podría decirle nada por qué realmente no los conozco perfectamente… Solo a Jung hoseok.— se estaba mostrando sería, su aura alegre se esfumó.

— bien señorita yang.— examiné su expediente con tranquilidad, ella era la última en ser interrogada.

— señor jeon...— me llamó y levanté mi mirada rápidamente prestándole atención.— el asesino solamente ha matado a los del grupo… y si nos ponemos a pensar, Creo que soy la siguiente.— cruzó ambos brazos sobre la pequeña mesa mientras jugaba con la paleta.

tenía algo de razón, si lo pensaba mejor el asesino mataba a los del grupo, pero… ¿Por qué?.

— ¿Por qué serías tú la siguiente?.— formulé pensando en sus palabras.

— bueno… Soy la única mujer que queda viva del grupo… El asesino podría venir por mí.— comentó y retiró la paleta, aunque solo quedaba el pequeño palito.

Si el asesino solo asesinaba al grupo y ji-a era la última mujer… posiblemente Podría estar hablando ahora mismo con la próxima víctima.

— Si es cierto, tendré que hablar para que tengas protección.— jugué con el pequeño piercing de mi labio inferior Mientras buscaba una solución.

— me puedo cuidar sola…— soltó de imprevisto y yo sonreí.

— cariño, te puedes cuidar sola… Pero no de un asesino.— me arrepentí al instante por aquel apodó por el cual la llamé.

“Cariño”

Caso 97.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora