veinticuatro.

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¿Aburrido?

Mucho más que aquella palabra, yang estaba realizando una charla “amistosa” con jung-ho, ver a yang sin intenciones de caminar hacía que se esfumarán los celos, estaba aburrido, pero siempre alerta de cualquier movimiento o palabra que soltaba el hombre.

— jeon — me llamó con seriedad logrando qué arqueará una ceja, al verla tan concentrada en su papel.

— ¿Necesita algo?— respondí formalmente al notar la mirada de jung-ho sobre ambos, lo notaba examinar nuestras reacciones.

Sospechaba..

— los datos.

— enseguida.

Me levanté con prisa, hice una reverencia rápida y salí directo al auto, discretamente observé el lugar siendo resguardado por hombres vestidos de una manera formal con armas en las manos.

No cumplió el puto trato, jung-ho estaba jugando sucio y solo había confirmado mis sospechas.

Con seriedad abro la puerta derecha de los asientos traseros, encontrando..

Nada..

No estaba el maletín.

Mierda.

Con rapidez volteó y veo a los hombres ingresar al lugar seguido de un disparo.

Cerré la puerta con fuerza, me dirigí a la puerta de copiloto abriendo está y dirigiendo mis manos a la guantera, aunque jamás en mi vida había llegado a usar un arma, hoy sería la noche.

Con rapidez cerré la guantera y puerta dirigiéndome dentro del maldito restaurante, jung-ho no era idiota, él sabía que lo estábamos engañando...

Al entrar todos apuntaban a yang, mientras jung-ho sostenía su mentón con fuerza.

— linda puta.. ¿Creíste que me engañarías? — formuló y yo solté una risa seca.

Dejó a yang y volteó con rapidez posando sus ojos en mí ser.

— no seas estúpido, suelta esa estúpida arma y ríndete.— soltó burlón.

¿Aún no había contado lo planeado?

Yang Ji-A había supuesto que esto pasaría, no estábamos perdiendo al revés, ganábamos.

— quién debería rendirse eres tú, wang jung-ho..— su ceja arqueó ante mis palabras.— ¿En realidad caíste en nuestro plan?

— ¿De qué hablas? — podía notar su nerviosismo y vi a uno de sus hombres aparecer con el maletín con supuestos papeles sobre su hijo.

— vamos jung-ho.. Eres tú el “inteligente”, adivina que estupidez has hecho.— mi sonrisa burlona apareció, aun así no perdía de vista a yang, quién estaba quieta sin mover un solo músculo.

— habla de una puta vez!— gritó histérico y solté una risa.

— has caído..— negué con diversión al verlo tragar saliva.— los papeles que implican que tu lindo hijo pertenecía a tu mundo al igual que tú, los tiene alguien más..— solté y di dos pasos hacia adelante acercándome un poco a jung-ho, logrando qué las armas me apuntaran.

Levantó su dedo índice en dirección al hombre que sostenía el maletín haciendo una seña. El maletín fue abierto dejando caer hojas blancas.

— me estás jodiendo..— su incredulidad me causaba diversión.

— tu negocio se va abajo con tan solo chasquear los dedos, así que te recomiendo que sueltes a mi mujer y que bajes esas putas armas.— solté borrando mi sonrisa, mostrándome intimidante.

— podemos olvidar este show, negociamos.. ¿Qué deseas; empresas, dinero, joyas, mercancía..? Solo pídelo y dame los papeles.

— suelta a mi mujer.. Ahora.

Tan solo esas palabras bastaron para qué hiciera lo que pedía.

— suelten armas y arrodíllense.— ordenó y sus hombres hicieron caso, todos se arrodillaron dejando sus armas caer.

La mano izquierda con la que sostenía la pistola temblaba ligeramente pero debía hacerlo.

Yang comenzó a caminar hasta mí, me regaló una sonrisa dulce y una mirada de “estoy bien”.

— arrodíllate y sin trampas jung-ho..— advertí.

— solo dame los papeles jeon..— negué logrando qué su paciencia se esfumará.— dame los putos papeles!

Quité el seguro y dispare sin pensar dos veces, directo al techo logrando qué tiemble.

— cariño vé, y reúne las armas.— indiqué apuntándolo, yang asintió y con agilidad en unos cuantos minutos alejó las armas.

— ¿Quieres retarme? Pronto llegarán más de mis hombres, te harán mierda en segundos.— su odio se sentía en cada palabra.

— ¿Retarte? Tenías un trato con yang, nada de juegos sucios pero adivina.. Desobedeciste y ahora pagarás las consecuencias.

— puedo darles de todo.. Tengo varias mujeres entre jóvenes y mayores, te puedo dar las mujeres que quieras, solo dame los papeles.— insistió tratando de hacerme cambiar de opinión.

Pude notar la mirada de odio que yang le regaló a jung-ho, tomó un arma y le disparó a uno de los hombres que estaban arrodillados.

— ¿Le ofreces mujeres? Tú si eres muy hijo de puta..— incrédula pronunció, sabía que estaba celosa, pero no era momento para emocionarme.

— elimínalos, cariño.— indiqué y como si fuera la señal que estaba esperando desde hace horas, comenzó a disparar sin ningún remordimiento.

Cadáveres rodeados por sangre, mientras jung-ho era espectador.. Él no mostraba arrepentimiento o algo de pena.

Mostraba desinterés.

— ¿Terminaste?

— ¿No te da pena jung-ho?, mueren por tu culpa.— traté de hacerlo sentir mal, solo escuché una risa de su parte.

— tengo más.. No me servían después de todo.— la facilidad con la que hablaba me sorprendía.— ¿Me darás los papeles, jeon?

— ¿Crees que te daré los papeles?

— sé que Kim Tae-Hyung te está buscando y también a la puta de tu mujer..

Yang le apuntó y yo sonreí confiado.

— sé que Kim Tae-Hyung comenzará a buscarte..— sus manos se hicieron puño.

— dame los putos papeles..— gritó.

Podía notar su nerviosismo y las ganas de asesinarme.

— los papeles están en manos de alguien más. Eres un deudor.. Lástima que tu hijo tuviera que pagar.— yang bajo el arma al ver a jung-ho, confundido.

— ¿de qué hablas, zorra asquerosa?

Tomé aire tratando de no matarlo, estaba sobrepasando los límites.

— jung-ho, debes una gran cantidad de dinero y sabes perfectamente a quien, le debes..

— no es tu problema.. Mi hijo no estaba metido en esa deuda.

— pero a él no le importó si tu hijo estaba metido o no, lo mando a matar y ahora sigues tú.— yang se refería al hombre desconocido, como su jefe, nunca daba un nombre.

— t-tú no perteneces a ese tema.. ¿Quién te crees que eres para decir que mi hijo murió por esa puta deuda?

— yo lo asesiné.— yang soltó esas simples palabras, sin mostrar arrepentimiento, solo sonreía...Y cuándo jung-ho estuvo dispuesto a hablar un disparo se escuchó.

Caso 97.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora