Treinta y uno

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Jeon Jungkook;

Estaba agotado, sentía que en cualquier momento caería contra el suelo. Había pasado más de los quince minutos, podía escuchar a yang sollozar mientras sujetaba el arma y apuntaba a mí.

Detuve mi andar, en medio del lugar. Mi madre gritaba desesperada y Minho se mantenía en shock. Ya había acabado el tiempo y no había señales de yoongi.

Era hora.

Me dejé caer de rodillas y yang llego hasta mí, incrédula. Sus manos temblorosas bajaron el arma y se acercó arrodillándose frente a mí.

— ¿Qué haces?— inquirió con la voz entrecortada.— por favor sigue… Yoongi llegará, solo debemos hacer tiempo.

— Yang, ya han pasado los quince minutos… Son ellos o soy yo.— susurré sintiendo la mirada de Min clavada en nosotros.— Cariño, debes hacerlo.

— ¡No!— gritó asustada y dejó caer el arma al suelo. Tomó mi rostro entre sus manos temblorosas mientras negaba.— no quiero perder a nadie. ¿Cómo rayos crees que te mataré?

— Ji-a…— pronuncié y sollozó.— solo termina tu misión.

— ¿Cómo terminar con esa estúpida misión?— murmuró y depósito un beso breve sobre mis labios.— Si terminé amando al irresistible detective Jeon.— susurró.

— Debes hacerlo, cariño.— murmuré y llevé mis manos a su vientre.

— lamento interrumpir su estúpida escena cursi…— Min intervino soltando una risa maliciosa.— Pero el tiempo ha vencido hace más de cinco minutos. Yang Ji-a, quiero tu respuesta.

— Y-yo…— tartamudeó y suspiré.

Ella no lo haría.

Recogí el arma y coloque la boquilla en mi sien derecha, yang negó y trató de quitarme el arma, pero me coloqué de pie. Caminé hasta Min notando a sus hombres, apuntarme al instante, entonces sonreí.

— Déjalos libres, soy yo el que va a morir.

— la bala debe traspasar tu cabeza para que pueda soltar a tu madre y al mocoso.— dijo sonriente. Me llenaba de cólera que le causará diversión la situación.

— Jungkook, no.— yang suplicó llorando desconsoladamente.

Cerré los ojos y tragué saliva. Podía escuchar el llanto de mi madre, los gritos de Ji-a y las risas de Min.

Estuve dispuesto a jalar el gatillo, pero cuando estaba por hacerlo el sonido de balazos me hicieron abrir los ojos. Los hombres de Min en tan solo segundos estuvieron tirados en el suelo agonizando.

— ¿Qué mierda…?— Min me apuntó con su arma e hice lo mismo.— juegas sucio.

— ¿Quién juega limpio en este mundo?— inquiero incrédulo.

Una risa ronca seguida de aplausos lograron llamar la atención de Min. Yoongi había llegado en el momento exacto y se lo agradecía.

— querido hermano… A los años.

— deja la hipocresía.— dijo el pálido irritado.

— ambos suelten las armas y lleven las manos a la cabeza.— ordenó yoongi y policías comenzaron a llegar.

El ruido de los patrulleros y de balazos solo dieron a conocer que habíamos llegado al final. Que por fin había acabado todo y que posiblemente estuviera en la cárcel.

— Que hijo de puta.— murmuró y apuntó a mi pecho, justo en el corazón.— si no te hubieras entrometido en el caso, si no hubieras tomado lo que me pertenece. No estarías en esta situación, jeon.

— ¿Tomar lo que es tuyo?— solté una risa y él apretó la mandíbula.— yang nunca fue tuya.

El sonido de un disparo alertó a todos y los policías se acercaron, yoongi maldijo por lo bajo y yo observaba fijamente al hombre que estaba frente a mí.

— T-tú...— soltó incrédulo y sonreí.

— tengo buena puntería, lo sé. Que te vaya bien en el infierno, quizás nos veamos algún día.— un disparo más y cae de rodillas tocando su pecho mientras escupe ese líquido rojizo tan conocido.

— ¡Jungkook!— gritó mi primo y los hombres me rodean apuntándome con el arma.— te dije que no hicieras locuras… Mierda.

Me dejó caer de rodillas y llevo ambas manos a la cabeza, dos de los policías se acercan, tomando mis muñecas y esposándolas. Dirigí mi mirada a yang, quien es auxiliada por más autoridades, mientras abraza con fuerza a Minho.

Suspiró profundamente sabiendo que este sería un largo proceso. Me obligan a levantarme y cuando están a punto de dirigirme a un patrullero mi madre se acerca tomando mi rostro entre sus manos. Odio verla tan mal por mi culpa.

— ¿Por qué lo hiciste?— pregunta entre sollozos.— yoongi no podrá ayudarte, irás a la cárcel.— llora desconsoladamente y beso sus manos tratando de calmarla.

— Tranquila, estaré bien… Cuida de Minho y no odies a yang.— suplicó y trato de sonreír, pero veo a mi madre tan dolida por la situación.

Mi madre no puede decir más, los policías me llevan mientras otros tratan de revivir a Min, lo que es algo imposible. Le doy una última mirada a yang, quien también ha Sido esposada y es llevada a otra patrulla.

Ambos chocamos miradas, trata de sonreír, pero solo queda en el intento. De forma rápida actuó, doy una patada al policía que me sujeta y corro dónde mi mujer quien se ha librado de esos hombres noqueándolos sin problema.

La beso sin dudarlo y ella corresponde. Llora en silencio y no puedo abrazarla, ambos estamos esposados.

— no me dejes…— susurró y niego.

— tranquila, no te dejaré. — digo con la voz agitada, más policías quieren acercarse, pero yoongi interviene dejando que nos despidiéramos.— todo saldrá bien, lo prometo.

— te amo detective jeon.— susurró y no puedo evitar sonreír.

— también te amo, pequeña asesina.— susurró y aunque suene algo loco, la seguía amando a pesar de haberla visto asesinar sin resentimiento.

Los hombres vuelven a separarnos y nos meten a las patrullas designadas. Veo por última vez a yoongi quien asiente de forma lenta y solo agachó la cabeza.

Todo iba a salir bien, todo saldría de acuerdo al trato que había hecho con yoongi.

Las sirenas de la ambulancia se escuchan cerca y la patrulla avanza. Tragó saliva al ver cómo la patrulla dónde va yang se dirige a otra dirección.

— Te espera largos años, por asesinato. ¿Cómo diablos preferiste dejar la buena vida por esto?— inquiere el policía que conduce y suelto una risa sin gracia.

— Solo maneja y cierra la boca.





— Solo maneja y cierra la boca

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Caso 97.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora