Díez.

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3 meses después...

El caso 97 había tomado otro rumbo, seguíamos investigando día y noche, pero aún no encontraba nada

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El caso 97 había tomado otro rumbo, seguíamos investigando día y noche, pero aún no encontraba nada.

Seúl cada día vivía con más temor de encontrar a un familiar asesinado, las marchas incontrolables realizadas por los padres de las víctimas aclamando justicia.. Eran muy tristes.

Por otro lado, estaba mi vida amorosa con yang ji-a, ella simplemente era perfecta, mi madre apareció hace un mes por Seúl y conoció a yang, le agrado mucho y la quiere más que a mí. Minho es un niño muy alegre, celebramos hace una semana su cumpleaños número 8 y ahora le agradaba mucho.

Minho temía que alejará a yang de él y lo entendía perfectamente, yang era todo lo que tenía en su vida, sus padres son seres miserables, qué dejaron a Minho con mi pequeña y huyeron de la responsabilidad de ser padres.

Una niña cuidando de otro niño.

Seúl estaba patas arriba y más, con la muerte de Choi beom-su, apareció en la biblioteca de la universidad con siete apuñaladas en el abdomen y un corté en la yugular. Su madre llegó devastada hasta mí pidiendo justicia, me conmovió profundamente y traté de consolarla, todo ese crimen sucedió un día después de enterarme de que era una mujer la causante de los asesinatos.

Me gustaba no tener más pruebas, me jodía ver sufrir muchas personas y no hacer nada por tratar de hacer justicia.

Pero no me rendiría..

— cariño…— murmuré, era hora de volver a nuestras labores de siempre, ella a estudiar y yo a trabajar.

— solo tres minutos.— rogó y reí.

— ya te conozco yang, dices tres minutos y te quedas dormida por más de tres horas.— le saqué en cara y ella suspiró levantándose de mala gana.

— te odio.— soltó mientras ordenaba un poco su cabello desordenado.

Así la amaba joder.

— también te amo, cielo.— comenté divertido y ella solo se limitó a envolver su cuerpo desnudo en una sábana y caminó hasta el baño siendo seguida por mí.— sabes que debes despertar temprano.— seguí y ella volteó a mirarme, sus hermosos ojos miel me observaron.

— lo sé, peroo tú me levantas muy temprano, jeon, entró a las ocho de la mañana y me levantas a la cinco.— se quejó y yo sonreí.

— Minho entra a las siete, cielo y prometimos llevarlo hoy y estar presente en su presentación por el día de la madre.— le recordé y ella sonrió débilmente.

— esté día, le afecta mucho a Minho.— susurró y yo me acerqué a abrazarla dejando un pequeño beso en su coronilla.

— hoy lo haremos sentir bien, esté será un gran día para él.— estaba convencido de que así sería.

Caso 97.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora