Epilogue †

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Cerré el libro con fuerza, no tenía ganas de escribir más. Un año se había cumplido luego de mi condena, un largo año dónde no había señales sobre yang y sobre mi hijo. Min yoongi venía pocas veces y solo me decía un “están bien”, pero no me decía siquiera el sexo del bebé que posiblemente ahora daba sus primeros pasos.

— Jeon, tiene visita.— el policía se acerca a la celda y la abre ingresando con esposas en sus manos.— pronto los presos serán trasladados a la nueva prisión, no intentes nada fuera de lugar o tu condena será aumentada.

— Claro.— chasqueó la lengua mientras extiendo mis brazos, dándole acceso para que coloque las esposas en mis muñecas.

Tarda un poco en colocarme las esposas, pero lo hace y me toma del brazo sacándome de la celda llevándome al cuarto de visita. Al llegar notó a varios conocidos hablando con sus familias o amigos, el hombre me guía hasta el lugar asignado dónde ya se encuentra mi primo sentado.

— tres meses sin verte.— suelto mientras tomo asiento frente a él. Dejó caer mis muñecas sujetas sobre la mesa y observó su sonrisa.— creí que ya no vendrías.

— no seas dramático, tenía mucho trabajo.— se excusa y suelto un bufido.

— ¿Cómo están?— inquiero y capta al instante a quienes me refiero.

— tu madre está excelente, minho está grande y saludable… Yang y tu bebé están bien. Todos están bien, no hay de que preocuparse.— usa un tono relajado y aburrido.

— siempre dices lo mismo. Ni siquiera me has traído unas fotografías, solo tengo las que me entregaste al principio de mi condena.— saco en cara y yoongi se cruza de brazos.— quiero asegurarme que están tan bien como dices… Aún me quedan catorce años de prisión y… No sé siquiera el sexo de mi bebé.— rendido escondo el rostro entre mis brazos sobre la mesa.

— Es una nena, una muy preciosa… Tiene los ojos color miel, grandes como los del padre — sus siguientes palabras capturan mi atención y vuelvo a mirarlo con esperanza.—, es muy preciosa y muy parecida a ti.

Trago saliva, siento que me voy a derrumbar en cualquier momento. No conozco a mi hija, no sé si yang está tan bien como dice yoongi, aún no sé si mi madre logró perdonar mis acciones y si minho me sigue queriendo como cuñado.

— ¿Tienes alguna fotografía?— inquiero teniendo un jodido nudo en la garganta que pronto me haría llorar sin consuelo alguno.

— No es necesario, Jungkook.— aclara y el enojo se apodera de mí. Golpeó con fuerza la mesa llamando la atención de algunas personas. Las muñecas me duelen ante el impacto, pero no es importante.— Escúchame primero, luego me odias.— me regaña y suspiró.— no será necesario, pronto verás a tu familia. Yang ha estado preparando una jodida estrategia y estamos a punto de ponerla en práctica.

— ¿Qué…?— arrugó el entrecejo y yoongi sonríe.

— tu mujer está desesperada por tenerte con ella, tu estadía en esta mierda se acabará en tan solo horas. Esta es nuestra única oportunidad, no podemos fallar, así que presta atención a lo siguiente…

Por un momento sentí esperanza, yang era tan impredecible y no había dudas. Todas las instrucciones que narraba yoongi estaban muy bien pensadas.

 Todas las instrucciones que narraba yoongi estaban muy bien pensadas

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Caso 97.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora