Capítulo 04

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Oh, si... se despertó en medio de clase gracias a un codazo de Hoseok.

— ¡Eh, dormilón! Ya ha terminado la clase —le dijo Hoseok burlón.

— Joder, ¿me he quedado dormido en clase? —reaccionó Jungkook, alarmado mirando a su alrededor mientras todos sus compañeros recogían sus cosas.

— Si, pero no te preocupes, nadie notaba que estabas en el hiper-sueño —le aseguró riéndose.

Salieron fuera de clase, Jungkook parecía un zombie, pero eso no lo hacía menos irresistible. Según caminaba por el pasillo le preguntaban sobre su aventura en la comisaría, de la cual tenía que hablar de forma natural y confiada.

— Bueno, fue una gilipollez, me tomaron declaraciones y me dejaron salir. Lo de siempre. —dijo con una sonrisa a un grupo de chicas.

Todos le felicitaron por su fiesta, su plan había dado resultado, con algunos contratiempos, pero satisfactoriamente.

Entraron en la clase de literatura, que fue posiblemente la clase más aburrida del mundo, le costaría aguantar aquella hora entera y deseaba tanto ir a casa y poder dormir... Entonces, y como si de una patada en el estómago se tratase, vio que en la pizarra ponía nada más y nada menos que: Examen Sorpresa. En letras grandes, y no podían haber elegido peor momento.

Se sentó en una mesa al lado de la ventana, con un poco de suerte Yeji, la empollona y delegada de la clase podría chivarle alguna pregunta. Cuando todos se sentaron, Jungkook echó una mirada alrededor del aula y se percató de que no había ni rastro del inútil de Min Yoongi.

En ese momento le entregaron el examen, que constaba de veinte preguntas y tras leerlas todas lentamente descubrió que ni Yeji podía sacarle de esta.




Tras acabar el examen salió de clase desolado, seguido por Namjoon y Hoseok, éste último dando brincos detrás de él.

— Pues mi examen ha sido de un cero ¿y a ti cómo te ha salido? —dijo Hoseok, como si tal cosa fuera menor.

— ¿Bromeas? Después de estar de fiesta toda la noche ¿cómo puñetas crees que me ha salido? —contestó irritado.

— Bueno, no te preocupes, siempre se puede remediar —dijo Hoseok riéndose.

— Joder, y una mierda. Tengo que tener todo aprobado o no me aceptarán en la jodida universidad que quiero —dijo Jungkook preocupado.

— ¿Harás lo de siempre entonces? —preguntó Namjoon curioso.

— Supongo que si —respondió Jungkook.

Si a Jungkook le salía mal un examen, contaba con un plan B: Joy, secretaria, que tenía la llave de la sala de profesores.

Tenía veintiséis años, pero en ella no se percibía ni pizca de juventud, era poco agraciada, algo rechoncha, llevaba unas horribles gafas de pasta y mejor no mencionar su pelo grasiento. Pero su dulzura e ingenuidad le hacían débil ante los encantos masculinos, sobre todo de tipos como Jungkook, que llevaban la seducción en la sangre.

Unas pocas palabras bonitas, unas cuantas sonrisas y ciertos gestos como acariciarle el pelo, hacia que le dejara la llave sin más a cambio.

Se dirigió a buscarla en horas de clase, para encontrar la sala vacía. Después entraría, buscaría la carpeta y su examen, y respondería a las preguntas que le faltaban. Antes de buscar a Joy vio que la puerta de la sala de profesores estaba entreabierta, algo extraño ya que siempre la cerraban. Se asomó ligeramente y vislumbró una figura que estaba revisando en los archivadores. Se inclinó un poco más a través del marco de la puerta, y al ver al intruso se dio cuenta de que le era familiar. En cuanto le reconoció sintió una mezcla de alivio y fastidio.

Entró a la habitación cerrando la puerta.

— Vaya, así que esta es la razón por la que apruebas a pesar de tu estupidez —dijo Jungkook sobresaltando a Yoongi—. ¿Te tiras a Joy a cambio de la llave? Que triste eres, Min... —dijo, cogiendo la llave que estaba sobre el archivador.

Yoongi no podía haber tenido peor suerte, ser descubierto por Jeon Jungkook, al que no podría convencer de su inocencia ni persuadirlo para que no le delatara.

— Algunos con decir las palabras adecuadas conseguimos todo lo que nos proponemos, Tucán —le dijo, conservando la calma elocuentemente.

Recordó la ausencia de Yoongi en el examen, supuso que al enterarse de que hubo un control decidió venir a hacerlo e incluir el suyo.

Jungkook no sabía qué hacer, no tenía mucho más tiempo, debía seguir con el plan pero no debería hacerlo delante de él. Aunque al parecer estaban en igualdad de condiciones, no le delataría que él también saldría perjudicado. Se rió y le dijo a Yoongi:

— En cualquier caso estamos en la misma situación, si tú no me delatas, yo no lo haré.

— ¿Cómo? ¿Acaso el inteligente y aplicado Jeon Jungkook va a hacer trampas con un examen? —dijo Yoongi sarcástico.

— Cállate y métete en tus asuntos —respondió Jungkook y se puso a buscar su examen.

Cogieron cada uno el suyo y Jungkook escribió las respuestas que había consultado, el tiempo jugaba en su contra, por lo que lo hizo lo más rápido posible. Estaban ya guardando los exámenes en el archivador cuando escucharon pasos. Rápidamente Yoongi entró en un pequeño cuartito de escobas, casi tan pequeño como un armario que había al otro lado de la habitación, y Jungkook sin saber qué otra cosa hacer le siguió y se escondió junto a él.

— ¡Mierda, mierda! —maldijo Yoongi.

— ¡Calla, imbécil! —le dijo Jungkook nervioso, poniéndole un dedo en sus labios.

Yoongi se quedó mirando extrañado el dedo. Jungkook agudizó el oído para oír que ocurría al otro lado del armario. Parecía que había dos personas, no podía estar seguro. Escuchó la cafetera. Pensó aliviado que no se quedarían mucho tiempo ya que la siguiente clase comenzaría en unos minutos, sería un pequeño descanso antes de la próxima sesión.

El espacio era tan reducido que Jungkook apoyó su mano en la pared continua a Yoongi para no perder el equilibrio.

Estaban muy próximos el uno al otro, si Jungkook giraba la cabeza sus narices podían chocar. Estaban en silencio, solo se escuchaba la respiración de ambos. Jungkook miró los labios de Yoongi, se movían débilmente al ritmo de su respiración nerviosa.

Yoongi tenía el corazón latiendo con fuerza debido a la cercanía del contrario, en ese momento el mundo se paró debido a la cercanía de Jungkook. Yoongi sentía el aliento cálido del azabache en su boca, sentía la necesidad de moverse hacia adelante, pero estaba congelado. Jungkook solo se movió un milímetro y sus labios rozaron los de Yoongi, sin hacer ningún movimiento, solo un roce.

Ninguno se apartó al tacto, Jungkook se movió lentamente, deslizando sus labios, como una danza, un juego tentativo que llamaba al beso pero nunca llegaba.

Los labios de Jungkook se precipitaron y envolvieron lentamente la boca de Yoongi. Muy despacio. Yoongi respondió al beso, y era un beso lento, sin prisa, calculando cada movimiento, pisando con pie seguro.

Sus mentes estaban en blanco, estaban como en un hechizo.

El sueño se desvaneció cuando se sobresaltaron con el timbre de la siguiente clase. Los habitantes de la sala salieron y Jungkook y Yoongi separaron sus labios, mirándose anonadados con los ojos muy abiertos. Yoongi automáticamente empujó a Jungkook y salió de allí lo más rápido que pudo.

Jungkook se quedó paralizado con la cara desencajada.

Su mente lo obligó a reaccionar, tenía que salir de ahí antes de que le vieran escondido. Entonces salió al pasillo y sus pies le llevaron hasta la salida principal.

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