Tenía su traje colocado delicadamente en la cama para que no se arrugara, era negro, y la camisa de un azul claro impecable, a juego con sus ojos. Se peinó y arregló el pelo mirándose al espejo. Era gracioso, era la primera vez que no llevaba una chica al baile, y estaba más preocupado por su aspecto que nunca.
No compró el tocado de la muñeca que debía llevar a su chica tampoco, en el fondo todo era más sencillo así.
— ¡Eunha! ¡Ayúdame a ponerme la corbata! —le gritó a su hermana.
Ella tardó un poco en acudir, atravesó la puerta colocándose las últimas pinzas en el pelo. Su cabello estaba recogido elegantemente y decorado con tirabuzones. Jungkook debía reconocer que tenía una hermana bellísima.
— ¿Qué tal estoy? —preguntó Eunha al ver que la miraba.
— Estás bien... —se limitó a decir Jungkook — ¿Me ayudas o qué? —preguntó bruscamente.
Eunha suspiró. Agarró la corbata por los lados y comenzó a anudarla.
— ¿Vas con Yoongi al baile? —le preguntó al final. Estaba deseosa por saberlo, él no había dicho nada.
— ¿Qué? —preguntó ofendido—. Por supuesto que no. Vamos sin pareja... juntos —contestó tímidamente.
— O sea, que si —concluyó ella con una sonrisa.
— ¡Que no! Y no te pongas pesada con esas tonterías, eh, que ya tenemos bastante con soportar a todo el instituto mirándonos como para que encima tú te pongas a decir comentarios incómodos —la regañó Jungkook.
— Vale, vale... Era una simple pregunta —dijo ella terminando de anudar la corbata—. Ya está, estás perfecto.
— Lo sé —coincidió él con una sonrisa sobrada.
Eunha puso los ojos en blanco.
— Esta noche no la pases todo el tiempo besuqueándote con Yoongi, suficiente tengo que soportarlos aquí en casa —dijo Eunha refunfuñando.
— ¿Es que estás celosa? —preguntó Jungkook divertido—. Como tu sueño era besarlo...
— Cállate, imbécil. Y ni se te ocurra decirle nada sobre eso a Yoongi, nunca —le advirtió enfadada.
Jungkook se echó a reír al ver cómo su hermana se ponía roja de furia.
— Vale, vale... —dijo poniendo los brazos en alto, en son de paz.
Eunha se marchó a su cuarto a seguir vistiéndose. Jungkook estaba bajando las escaleras cuando sonó el timbre. Fue deprisa a abrir. Al otro lado apareció Yoongi con un estupendo traje negro y camisa blanca, apoyado en el marco de la puerta con una pose casual.
— Me llamo Bond, James Bond. —dijo con una sensual voz a modo de saludo.
— ¿No te cansas de decir chorradas? —preguntó Jungkook enarcando una ceja.
— Mm... —Yoongi fingió estar reflexionando—. No.
Jungkook puso los ojos en blanco y se hizo a un lado para dejar pasar a Yoongi.
— Bueno, dense prisa, tengo la limusina esperando fuera —contestó Yoongi metiendo prisa a Jungkook.
— ¿Has alquilado una limusina? —preguntó Jungkook sorprendido.
Yoongi bufó.
— ¿Qué? No, era una broma. ¿Tenía que hacerlo o qué? —preguntó Yoongi riendo.
— No hubiera estado mal... —dijo Jungkook cogiendo unas cervezas de la nevera.
— No te sientas mal, Jungkook ... Tu coche está bien —bromeó mientras reía— Por cierto, ¿y Eunha? ¿Está lista ya?