Después de mucho pensar, Jungkook llegó a la conclusión de que tal vez estaba llevando las cosas demasiado lejos.
Sabía dónde quería estar y con quién, pero debía pensar en su futuro. Aquello no lo llevaba a ningún lado, y podría tener verdaderos problemas. Además, estaba descuidando todo, Taehyung y Namjoon le preguntaban diariamente donde se metía y lo único que se le ocurría decir es que estaba enfermo. Soojin seguía tras él, pero estaba molesta y desde luego no se fiaba de Jungkook, pero no podía renunciar a ser la chica del capitán, era muy popular gracias a eso y desde entonces las cosas le iban mejor. Sin embargo, sentía que Jungkook le tomaba el pelo continuamente, no sabía lo que hacía últimamente, llevaba una doble vida y no era la única que lo pensaba.
Nunca se veía a Jungkook en los entrenamientos, ni siquiera con sus amigos. Jungkook solo les daba excusas a todos, y todo aquello tendría consecuencias. No podía seguir así, no quería renunciar a Yoongi, pero en la vida nada era fácil.
Tenía que aclarar las cosas con Yoongi. En clase le mandó un mensaje al móvil. Vio como Yoongi cogía su teléfono en clase al sentirlo vibrar. Miró de quién se trataba y giró la vista hacia Jungkook. Abrió el mensaje y leyó: "En unos minutos sal al baño, tengo que hablar contigo".
Yoongi tecleó una simple respuesta. "Ok."
Minutos después Jungkook vio como Yoongi levantó la mano y pidió permiso para salir. Otro par de minutos después Jungkook fingió recibir una llamada telefónica importante. La señorita Kim le miró con mala cara pero cedió. Fuera no vio a Yoongi.
Miró a un lado y a otro del pasillo pero no había ni rastro de él. Caminó hacia la salida y por fin le encontró, sentado en las escaleras, pensativo y fumando un cigarro con el viento alborotándole el pelo. Se veía condenadamente guapo. Al verlo, Jungkook se acercó a él, tiró el cigarro y lo pisó para apagarlo.
Mientras se acercaba, Jungkook olvidó todo lo que había estado pensando y solo se le ocurría decirle una cosa.
— Escapémonos.
Pasaron todo el día fuera, los amigos de Yoongi y los profesores estaban acostumbrados a que el pálido desapareciera sin más, pero de Jungkook era un suceso extraño. El azabache apagó el móvil durante toda la mañana, y al encenderlo vio las múltiples llamadas de sus amigos.
En ese momento nada le preocupaba, había tenido una mañana perfecta, llena de tontas discusiones, pero aún así perfecta.
Caminaron sin rumbo fijo. Jungkook se dio cuenta de que Yoongi no era tan estúpido, sabía sobre un montón de cosas que él desconocía. Le enseñó lugares que nunca había visto, e hizo cosas que nunca había hecho, como meterse en una fuente. Yoongi decía que tenía calor y necesitaba un baño, y empujó a Jungkook con él.
En un principio se resistía intentando salir, pero Yoongi lo sujetaba. Todos los miraban. Jungkook ahogó a Yoongi para que lo dejara en paz y aprovechó para salir. Las personas que pasaban observaban aquella escena, estaba preocupado de que le tomaran por loco.
— ¡Oh, vamos! Deja de pensar en los demás ¡No seas cobarde! —le gritó Yoongi desde dentro de la fuente.
Jungkook entrecerró los ojos, y volvió dentro para hundir a Yoongi, pero finalmente se dejó llevar. Se salpicaban como críos en una piscina, con Yoongi, Jungkook volvía a sentirse niño. Los problemas simplemente se esfumaban. Tuvieron que huir porque habían llamado a la policía.
Yoongi también lo llevó a una tienda de música y le aconsejó sobre qué tenía que escuchar, Nirvana, Led Zeppelin, AC/DC, Rolling Stone... le obligó a comprarse algunos CD's, que Jungkook pagó únicamente para que se callara, y para que en el coche no se estuviera quejando continuamente por la música de Jungkook. En aquella tienda había un karaoke, Yoongi muy animado cogió uno de los micrófonos para cantar y le tendió otro a Jungkook.
