Capítulo 25

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Al día siguiente, Jungkook caminaba junto a Taehyung hablando sobre el partido que hubo la noche anterior, cuando vieron un mogollón de gente apelotonada junto al tablón del instituto

Taehyung y él se acercaron para ver de qué se trataba.

Eran los resultados del examen que tuvieron la semana pasada. Jungkook hizo a un lado a la gente para poder ver la suya. No estaba muy preocupado, en aquella asignatura tenía una buena media, no necesitaba una gran nota, pero aún así aquel examen le salió a la perfección. Se buscó en la lista, estaba casi al final de todo, miró a la columna de la derecha y vio su magnífico notable alto.

No mostró gran euforia porque no le sorprendió, pero a su lado los que aprobaban brincaban y se abrazaban mutuamente. Los que suspendían no decían nada, simplemente bajaban la mirada y se iban de allí dejando a los aprobados celebrarlo. Entonces vio a Yoongi abriéndose paso para llegar a ver su calificación.

Jungkook buscó a Yoongi en la lista, para verlo también. Solo estaba un poco más arriba que él. Un suspenso. Vio a Yoongi bajando los hombros, no estaba tampoco sorprendido en realidad, parecía solo un poco decepcionado. Estaban casi al lado, Jungkook vio allí su oportunidad.

— No sé qué esperabas ver, Min... Eres un completo deshecho —le dijo Jungkook con una malvada sonrisa.

Yoongi le miró y abrió la boca para hablar. Jungkook sintió esperanzas, por fin todo volvería a la normalidad de siempre, a su rutina de aquel año. Todo era perfecto ¿por qué tenía que acabarse? pensó Jungkook. Pero sus esperanzas se esfumaron en seguida. Yoongi no dijo nada, cerró la boca y se dio la vuelta para marcharse.

Estaba harto, necesitaba saber lo que le pasaba. No podía seguir enfadado, pensaba Jungkook. Para él había sido una tontería, no le entraba en la cabeza que se comportara así. Quería respuestas, no podía seguir viviendo así, con aquella incertidumbre y sin ser nadie para Yoongi. Lo siguió.

Yoongi caminaba tranquilo con las manos en los bolsillos, Jungkook iba a una distancia prudente para que nadie se percatara de que le iba siguiendo. Yoongi miró instintivamente de reojo hacia atrás y lo vio. Apretó el paso, no quería hablar con él, Jungkook hizo lo mismo para intentar no perderlo.

Aún así Yoongi intentó despistarlo, se movía aprisa entre la gente y cambiaba el rumbo sin ton ni son. Jungkook por poco lo pierde cuando Yoongi entró en una clase que tenía diferentes salidas.

Jungkook no sabía cuál había tomado, pero se arriesgó y lo encontró enseguida. Yoongi, sin darse cuenta de que le seguía muy de cerca, se metió en el baño. Esperó unos segundos y vio que nadie entraba, se relajó por fin y se echó agua en la cara. No podía aguantar aquello más tiempo, Jungkook lo sacaba de quicio, saltaría en cualquier momento si seguía así.

Pero no debía seguirle el rollo, se decía, eso era lo que quería Jungkook, irritar a Yoongi para que explotara. Justo en ese momento se abrió la puerta, para dejar paso a Jungkook. Miró a su alrededor y después cerró la puerta.

— ¿Se puede saber qué narices te pasa? —preguntó Jungkook. Yoongi no contestó y se dispuso a cruzar la puerta—. No, tú no vas a ninguna parte hasta que no me contestes —dijo poniéndose delante.

Yoongi volvió a intentar, haciendo oídos sordos a sus palabras. Jungkook lo empujó haciendo que Yoongi retrocediera.

— ¡Joder! ¡¿Quieres hablarme de una maldita vez?! ¡Te comportas como un crío...! —le gritó Jungkook.

A Yoongi aquellas palabras le hicieron recordar a las mismas que le gritaba su madre, y al final su paciencia se desbordó.

— ¡¿Yo un crío?! ¡Aquí el único crío eres tú! —lo acusó.

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