19. Una vileza destructiva

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(1 semana antes del escape)

Todo parecía haber vuelto a la normalidad, Freen volvió a acercarse a mí, sin ni siquiera rechistar, sus intentos de volver a confiar en ella no dejaban de llegar.
Siempre mostró su verdadero ser, quién me hizo ver que no todo estaba mal en ella.

Las personas tenían errores, y ella así me lo hizo ver, que no todo el mundo era perfecto, ya que al igual que yo, tuvo muchos errores en la vida.

Mi corazón poco a poco fue regenerandose de las heridas que ella dejó, no lo podía negar, me hizo mucho daño pero supo redimirse de sus errores, quise comprenderla de mejor manera, entrar a su cabeza, qué le hizo ser así la vida.

Y algo había que nos unía, el dolor interno de perder los estribos de tu vida no dejaron de atormentarnos en nuestras peores pesadillas, pero algo nos unió, no supe cuál fue ese "aquel" o si simplemente, la vida nos quiso dar un pequeño descanso.

Lentamente me levanté de la cama, notando su brazo posado sobre mí cadera, sonreí en el acto, no quería admitirlo después de ser herida por su culpa, pero estaba enamorada, qué le iba a hacer.

Freen sintió mi movimiento lento, abriendo sus ojos lentamente, sonriendo al ver que ambas estábamos despiertas.

–Buenos días, hermosa– su plan de hacerme sonrojar nunca fallaba, desde él primer día decidió que era una buena idea llamarme de esa forma.

–Buenos días Freen, ¿dormiste bien?– mi tono de voz se suavizó al instante, era algo que no podía evitar.

–Muy bien, teniéndote a mi lado, todo es mejor– juntó nuestras narices acariciando lentamente mis mejillas.– Ya... ¿estoy perdonada?– miró lentamente mis ojos, con su mirada de perrito.

–No tan rápido señorita Sarocha, no todo se soluciona en una semana, debes esperar– escuché un gruñido enojado a modo de bebé proveniente de ella, había momentos que parecía estar frente a una niña que a esta mujer.

–Beeeec, quiero estar bien, pero no se qué más hacer...– un puchero se instauró de vuelta en su rostro.

Sonreí tiernamente, tomando sus manos junto a las mías, no podía evitarlo, esta mujer me hacía perder los cabales más ilógicos, quise odiarla, quise olvidarme de ella, simplemente para sanar las heridas de mi corazón, pero sabía que eso no iba a pasar.

Bajé mis manos hasta su cadera, tumbándola lentamente en la cama. Ansiaba tenerla junto a mi lado, sé que era algo arriesgado y precipitado, pero no quería evitar mi mejor oportunidad, sabiendo que durante una semana entera no se despegó de mí, por lo que quise darle la oportunidad.

Retiré mi pelo lentamente detrás de mí oreja, acomodándome justo encima de ella, sonreí en el acto, se veía totalmente sonrojada y cohibida, me encanta tener este efecto en ella.

–B-Bec, ¿qué haces?– titubeó con aparente nerviosismo, apretando levemente mi cadera a modo tentativo.

–Puede que haya una pequeña posibilidad de que te perdone, sólo, no me pares, ni me interrumpas, ¿si?– asintió dejado de mi cuerpo, mostrándose nerviosa por mis siguientes movimientos.

Lentamente bajé mi rostro hasta acercarme al suyo, besé con suavidad su nariz, subí a su frente a la que besé cuidadosamente, comenzando a bajar hasta sus labios, no puso fuerza alguna, dejó que pasara.

Besé lentamente sus labios, uniéndolos en un vals eterno que nos rodeaba a ambas, nuestros labios danzaban sobre una barra imaginaria de ballet, en la que ambos se sujetaban para no caer al vacío.
Sujeté levemente su cuello para adentrarme más junto a ella, tras un intenso beso, nos separamos por falta de aire.

Mi oscuridad favorita | FreenBecky (+18) || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora