Capítulo 23.

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Mi rutina tuvo una variable, después de llevarle la comida a mi padre e irme a mi habitación iba a la sala que siempre estaba sola y comenzaba a tocar el piano, o al menos lo que podía porque todo lo que yo había aprendido se había esfumado.

Papá no volvió a mirarme, incluso sentía que le había causado pesadillas el verme, tal vez creía que había una alucinación o algo similar. No lo sé, esperaba más cuando me viera, esperaba que las cosas cambiaran, que me recordara, pero no, nada me salía como yo esperaba.

Él simplemente comía y se acostaba, comía y se acostaba; y  así fue por los siguientes días en mi rutina de soledad, al menos tanto tiempo libre me servía para practicar, volví a recuperar la poca destreza que había tenido cuando era niña, volví a recordar lo que era estar sentada frente a un  instrumento y sentirme bien,  sentirme viva por un momento; ya había dominado la mitad de la pieza, ahora solo faltaba la otra mitad, así iba mi vida, por mitades.

El día de hoy me sentía particularmente animada, sentía que había avanzado mucho en el piano y sentía que mi padre poco a poco recuperaba un poco de sí mismo, esta vez había decidido comer con él, en la bandeja no solo llevaba la comida de él sino también la mía.

-Espero que no te moleste que coma aquí contigo.

Él no me dijo nada, pero continuó comiendo y yo lo hice también en el mejor de los silencios posibles para no irritarlo o causar a cualquier estado de ánimo conflictivo.

-¿Por qué no eres como las demás enfermeras?

Aquel susurro había parecido casi fantasmal, como si fuera mi imaginación; levanté la vista de mi plato y lo miré, él me miraba a mí fijamente, definitivamente había sido él el que había hablado, su voz no la recordaba en lo absoluto y escucharla ahora había sido un gran golpe, se oía ronca, demacrada, me había pegado un gran sentimiento de nostalgia y quería llorar pero no podía permitírmelo en ese momento.

-Es que -titubeé-, es que yo no soy una enfermera y este no es un hospital.

Él me miró con una expresión de incertidumbre tal vez no sabría definirlo.

-¿En dónde estoy...?

¿Cómo decirle en dónde se encontraba cuando ni siquiera yo sabía con exactitud en donde estábamos o porque habíamos venido aquí?

-Estamos en una casa de recuperación, una casa de seguridad para nuestra seguridad.

El nudo en mi garganta seguía pero no podía hacerlo notar así que simplemente sonreí conteniendo las lágrimas.

-Seguridad -susurró, como si estuviera probando la palabra-. ¿De quién es?

-Con certeza no sé, pero estamos a salvo.

-A salvo... en ningún lado en el que he estado me he encontrado a salvo, siempre me encuentra.

-¿A quién te refieres?

-Al diablo encarnado en humano.

-Bueno -comencé-.  El mundo no es un lugar seguro, existen varias personas malvadas y podría decir que todas ellas son el diablo encarnado; sabes... yo hace poco me topé con uno y robó algo de mí que jamás podré recuperar, me hirió, pero seguí adelante porque tengo una misión en mente, no se ha completado pero hemos avanzado bastante, el que tú estés aquí es prueba de ello.

-¿Yo que tengo que ver contigo' ni siquiera sé quién eres.

Eso me había dolido, pero debía de entender que aquel hombre estaba perdido le habían causado tanto sufrimiento y dolor que era más que obvio que probablemente no me recordaría o que me había borrado de su memoria.

-Yo... ¿Cuál es su nombre?

-Jimin. Park Jimin.

-Mucho gusto, yo soy YooHyeon. Kim YooHyeon.

-Tu nombre es muy bonito, me recuerdas a alguien.

-¿A quién le recuerdo?

-A mi hija.

Iba a decir algo, iba a decirle yo soy su hija, yo soy tu hija... pero fue en ese momento cuando alguien tocó a la puerta y ambos nos espantamos.

-Minji ¿eres tú? -dije al ver la cabellera negra por la ventanilla.

-Sí, lamento si estoy causando inconvenientes pero no te he visto en estos días.

-¿Quién es ella? -dijo espantado.

-Minji es mi amiga, vivimos juntas y últimamente no hemos frecuentado mucho, tiene sus propios asuntos.

-Es mejor que te vayas..

-Sí, yo regresaré mañana si quiere te dejo aquí la comida terminas de comer y yo regreso al rato por la bandeja.

Papá sintió y siguió comiendo cuando yo salí de la habitación; una vez fuera viendo a Minji directamente a los ojos la abracé y comencé a llorar, yo no lloraba, al menos no frente a las personas así que a Minji le sorprendió tanto como a mí misma pero no se alejó siguió ahí conmigo y me abrazó, acarició mi cabello y me brindó la calidez que necesitaba en ese momento, no le dije que sucedía y ella tampoco preguntó pero agradecía que tuviéramos otra cosa de que hablar incluso si se trataba de aquel hombre que tanto odiaba.

-Entonces está saliendo con él es en serio ¿con un señor?

-No estamos saliendo precisamente, yo... nos estamos conociendo, además él dijo que no podíamos formalizar una relación porque yo era menor de edad, entonces había que esperar hasta que yo cumpla como mínimo los dieciocho años.

-Minji, ese hombre ha vivido más tiempo que tú, ese hombre tiene la edad de tu padre o incluso más ¿Qué crees que pensará JungKook cuando se entere que está saliendo con él?

-Bueno, realmente no creo que no lo sospeche y sé que no es que no le importe pero finalmente Usagi, yo decidiré mi propia vida, no todo el tiempo dependerá de los demás y tal vez ahora estoy enamorada como colegiala porque me hace falta vivir algo ¿Sí? tal vez no sea para siempre y sí, tal vez en un futuro me arrepienta pero por ahora no lo hago y disfrutaré, es un hecho, porque las malas decisiones son parte de vivir

-Entonces tú planeas tomar tu primera mala decisión saliendo con un hombre que te dobla- triplica la edad, que ha vivido más que tú, que probablemente es un asesino sanguinario que le vende droga a todo el mundo y que aparte de todo pueda ser un maniático sexual.

-Sí, tal vez lo hace sonar muy feo pero aún así, tú tomaste la decisión de vengarte a tus 16 años y eso tampoco es muy sano, la venganza no es sana.

Bufé, ahora tenía razón, yo había tomado malas decisiones a los 16 años y aunque ella también estaba en una muy mala decisión a muy temprana edad yo creo que tampoco estaba en mi derecho el juzgarla así que simplemente sentí.

-¿Y qué ha pasado con tu padre? han habido mejoras o no.

-Unas cuantas creo, que las cosas han mejorado bastante pero no lo suficiente, ya hoy hablé con él, por fin, después de tantos años logré escuchar su voz, ya no la recordaba pero no me ha reconocido en absoluto, a pensado que soy una enfermera y que estaba en un hospital aunque puedo sentirme mejor porque dijo que me parecía a su hija.

-Ponte a pensar que si no te reconoce es porque han pasado muchos años y has cambiado mucho, no puedes esperar que entienda la situación cuando la última vez que te vio tenías nueve años.

-Lo sé, pero eso no implica que no me duela; de cualquier manera seguiré yendo esperando a que regrese un poco su memoria.

Y eso fue lo que hice fui todos los días esperando a que algo cambiara aunque no lo hacía mucho, me miraba de vez en cuando, a veces hablaba pero para él seguía siendo una enfermera.

Daba igual, las cosas cambiarían pronto.

Maquiavelismo  [KookMin] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora