Capítulo 6: A quién no le vendría bien madurar un poco?

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Los domingos siempre te parecieron extraños, pero ese no era extraño, era horrible. No sabías qué había ocurrido en aquella cena, el día era lluvioso y no había ni rastro de Marilyn. Mientras Enid y tú os hacíais la manicura, la lluvia golpeaba suavemente el cristal, intensificando tu desazón todavía más.

-Es un día horrible.- Dijo la rubia, algo deprimida.

-Coincido plenamente.- Contestaste mientras cerrabas el frasco del pintauñas.

Tres rápidos toques en la puerta os hicieron levantaros. Enid tomó la iniciativa y con cuidado abrió la puerta, tratando de no estropear sus uñas recién pintadas. Tú recogías los instrumentos para las uñas sin prestar atención.

-Srta. Thornhill.- Oíste decir a la joven, lo que te hizo dar un rápido giro de cabeza hacia la puerta.

-Hola Enid, ¿puedo pasar?- Preguntó alegremente la pelirroja.

-Claro, estábamos haciéndonos las uñas.- Contestó Enid mostrando a la mujer sus colores nuevos.

-Oh, fantástico.- Dijo observando con cuidado tu trabajo. Te irritaba lo amable que era, y que, antes de todo esto, era así también contigo.

-Supongo que vienes a por las llaves.- Dijiste secamente, acercándote un poco.

-Pues sí.- Respondió sin perder la sonrisa mientras juntaba las manos. Se la veía contenta.

No pudiste morderte la lengua.

-¿Qué tal la cena, ninguna intoxicación por salsa pesto en mal estado?- La frase te salió sola. No eras así para nada, pero esta situación superaba todo lo que habías vivido antes. Marilyn hizo un gesto de desagrado ante el comentario y se recompuso.

-Pues no, todo estaba exquisito, y los cócteles que tomamos después eran una delicia.- Estaba yendo a hacer daño clarísimamente, pero la presencia de la inocente Enid coartaba tus palabras.

-Cuánto me alegro de que todo fuera bien.- Dijiste sarcástica.

- Fue una velada agradable.

Poco a poco el ambiente se tornó tenso.

-¿Sabes? No estaría de más que fueras con ese chico, Thorpe, el sitio es ideal para una cita de adolescentes, seguro que le encanta.- Su tono malicioso te puso los nervios de punta.

-Quizás lo hubiera hecho si no hubiera tenido que hacer de niñera para tus plantitas.- El enfado era evidente en ti.

-Cierto, una pena, pero así es la vida de estudiante, así es como se madura, deberías intentarlo.- Sus palabras también empezaron a rebosar ira.

- Es verdad, ¿a quién no le vendría bien madurar un poco, Srta. Thornhill?

-Estoy segura de que a ti te vendría de maravilla, Srta. Hayes.

Enid no dijo una palabra, se limitó a miraros como si se tratara de un partido de tenis, solo que sin pelota, y con cuchillos afilados.

Marilyn suspiró e hizo un gesto con la mano.

-¿Serías tan amable de devolverme las llaves? Tengo cosas que hacer.

Con un movimiento poco delicado, las recogiste del escritorio y las dejaste caer en su mano. Ella la cerró sobre el llavero y frunció los labios, pareciera que en cualquier momento algo explotaría.

-¿Algo más?- Dijiste cruzando los brazos.

-No, por desgracia para ti, nada más.- susurró con voz oscura e hiriente. Enid pareció no oír esa parte, ya que empezó a fingir estar ocupada.

Amor, Marginados, flores y monstruos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora