Llovía, como parecía ser habitual últimamente. Pero esta vez no podías contemplar las gotas de lluvia por tu ventana, si no que caían en tu paraguas. De todos los lugares en los que pensabas estar el día de tu cumpleaños, no te imaginabas un funeral.
El alcalde Walker había sido asesinado la misma noche que lo atropellaron. Todo lo que ocurría a tu alrededor parecía convertirse en algo oscuro, peligroso, tal vez por la influencia de tu compañera, tal vez por tus propias acciones.
Ese "par de noches" que Enid dijo que pasaría en el cuarto de Yoko habían llegado a su fin, pero no parecía tener intención de volver. En estos dos días sí que había pasado por allí, a verte sobretodo, y poniendo excusas estúpidas a tu parecer. El ambiente había cambiado por completo.
Te quisiste distanciar de Xavier. Aun si no lo creías, las evidencias parecían hablar por sí solas. La idea de que tu mejor amigo fuera una bestia sanguinaria te dolía. Tal vez él no lo sabía, te decías a ti misma, tal vez despertaba en medio del bosque, desnudo y ensangrentado, sin saber qué es lo que había pasado la noche anterior. Intentabas engañarte a ti misma, como el que se pone unas gafas con cristal amarillo para no ver el color auténtico de las cosas.
Miércoles estaba de pie, a tu lado mientras el sacerdote hablaba de la excelente persona que nos dejaba. Odiabas los entierros, odiabas que la gente muriera.
Cuando el discurso terminó y se hizo la ofrenda floral, suspiraste aliviada de poder marcharte. Tu compañera había salido corriendo sin darte explicaciones, y no localizabas a Enid por ninguna parte. Volver a la escuela parecía la mejor de tus opciones en ese momento, pero una mano enguantada se apoyó en tu hombro, llamando tu atención, Marilyn.
-Cielo, ¿quieres que tomemos un café?- Te dijo deteniendo tu caminar. Su mirada era triste, seguramente para ella un funeral tampoco sería el mejor de los pasatiempos. Tú miraste alrededor localizando a todas las personas de interés, el sheriff, la directora, etc.
-Por favor.- Contestaste recogiendo tu paraguas y metiéndote en el suyo, mientras su brazo agarraba sutilmente tu espalda.
Llegasteis a Weathervane y curiosamente os sentasteis en la mesa que ocupasteis tu primer día en la academia. Aquel recuerdo calentó un poco tus huesos, cubiertos con tristeza y algo de temor.
Ella no dijo nada, te miraba como si se compareciera de ti. No era una ocasión que combinara con una sonrisa. Marilyn buscó en su bolso y sacó una pequeña cajita con un lazo. Por supuesto, no se había olvidado.
Tyler acababa de llegar y en seguida os atendió, retrasando lo que parecía un momento importante. Ella seguía con la caja en la mano, como esperando una señal.
El chico volvió, dedicándote una sonrisa comprensiva, como si supiera todo lo que pasaba por tu cabeza.
Te sorprendiste al ver como dejaba un trozo de tarta delante de ti, con una vela clavada. Tyler encendió la vela y se marchó, sonriéndote. Te quedaste petrificada y no supiste reaccionar, mirando aquella llama ondulante frente a ti.
-¿Es que no vas a pedir un deseo? Te dijo Marilyn, ahora con una expresión más tierna, con los ojos menos tristes.
Un deseo, ¿Qué deseo ibas a pedir? ¿Sobrevivir al día siguiente? Mirando esos ojos marrones pronto encontraste uno, largarme de aquí para siempre, contigo. Con un soplido tímido la vela se apagó, supuestamente eso significaba que el deseo se cumpliría, ojala.
-Sé que quizás no es mejor momento para esto, pero no sabía cuándo tendría ocasión.- Te dijo entregándote la pequeña caja. -Feliz cumpleaños princesa.
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Amor, Marginados, flores y monstruos.
AventuraEsta es la historia de Riley Hayes, tu historia. Cuando las circunstacias te llevaron a la Academia Nunca Más, tu vida cambió por completo. Nunca pensaste en llegar a hacer amigos de verdad, a encajar bien en algún sitio. Mucho menos en enamorarte...