Capítulo 7: Después de esta noche, vas a ser mía

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Las siguientes dos semanas fueron las más felices de toda tu vida. Todo ocurría con normalidad en Nunca Más, salvo por lo obvio. Las clases continuaron con su rutina, pudiendo centrarte en los estudios al librarte de los pensamientos que te atormentaban. Pero ciertamente tampoco era fácil concentrarse. Pensabas en ella a todas horas, en sus sonrisas, en sus besos.

Por el día la cosa era algo más fría, tal vez caricias en la mano después de clase de botánica y miradas furtivas por los pasillos. Por la noche la cosa cambiaba. Os reuníais en su invernadero o en su habitación y dabais rienda suelta a vuestro deseo latente desde por la mañana. Nunca fuisteis más allá de los besos apasionados, parecía que Marilyn no quería presionarte y lo agradecías. A veces la pasión era tan fuerte que no podíais esperar a estar en un lugar seguro y os entregabais la una a la otra en mitad de un pasillo oscuro. Las risas y las caricias se volvieron parte de tu vida, y no había día que no estuvierais juntas, aunque fueran cinco minutos. Poco a poco fuiste conociendo a esa mujer y maldiciendo al cielo por no haberlo hecho antes.

Tus notas mejoraron bastante, y hasta Bianca pareció empezar a apreciarte con pequeños gestos, como un saludo, por ejemplo. No quisiste más molestas visitas de la directora, así que cumpliste tu promesa y al fin hablaste con tu madre. No te importó reconocer delante de ella tu equivocación, y ya no había espacio para el orgullo, el amor invadía tu sangre y cambiaba tu forma de ser.

La clase de aquel día se desarrolló como siempre. Miradas discretas, pero intensas, así no podrías prestar demasiada atención, y deberías estar soñando cuando recibiste un codazo de tu compañero.

-Eh, ¿estás aquí?- Dijo Xavier susurrando, aprovechando que la Srta. Thornhill estaba de espaldas.

-Sí, sí claro- respondiste despertando.

-Te veo muy bien últimamente, supongo que aquello que te preocupaba ha tenido un final feliz- Dijo con una sonrisa, pero a la vez con una ligera decepción.

Tú asentiste, intentando no sentirte culpable.

-Me alegro por ti, de verdad.- Dijo melancólico.

-Fuiste de gran ayuda Xavier, puedes contar conmigo para lo que sea.

La profesora carraspeó mirando en vuestra dirección y los dos bajasteis la cabeza, avergonzados.

Una mirada de hielo entró en tus entrañas y empezaste a sentirte incómoda.

El timbre sonó y recogisteis vuestras cosas. Inesperadamente, una mano conocida frenó tu salida.

-Esta noche, aquí, a las diez.- Dijo la pelirroja escuetamente y un poco más directa que de costumbre. Xavier miraba hacia ti extrañado. Era muy raro que Marilyn fuera tan poco discreta contigo, empezaste a pensar que le ocurría algo. No quisiste preocuparte más y cogiste del brazo al muchacho, que salió de la clase contigo mirando sospechosamente a Thornhill.

Esa tarde...

Estabas sentada junto a Yoko y Enid en una de las mesas del "cuadrado". Por fin te sentiste cómoda para ser tu misma, y, aunque la mujer lobo aún te guarda cierto rencor por no haberte sincerado con ella, sentiste que vuestra amistad crecía todavía más.

-Yo no creo que eso funcione Enid.- Dijo la vampira.- Siempre nos gana la maldita Bianca y no veo por qué este año iba a ser diferente.

Hablabais de la copa Poe. Al fin te explicaron que consistía en una carrera de canoas despiadada y sin reglas. No te hacía especial ilusión competir, pero tuviste que sucumbir a la petición de Enid, en el fondo sentías que si no accedías a sus deseos, volverá a sacar el tema.

Amor, Marginados, flores y monstruos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora