Todos os despedíais de vuestros padres. A decir verdad echabas de menos a tu madre, más todavía cuando te enteraste de que estuvo a punto de perder todo su dinero en una secta turbia.
Por tu parte guardaste aquel objeto desagradable como te lo pidió Miércoles. Pensaste que ahora te debía un favor, pero desde luego que ella no lo vería así. A la mañana siguiente aprovechaste para acercárselo, según ella se lo iban a enseñar al alcalde.
Enid por su parte acabó la jornada con algo de esperanza. Según ella, su madre seguía creyendo que era una total decepción, pero saber que su padre la quería tal y como es, la hizo sentirse mucho mejor.
Educadamente saludaste desde la distancia a los Addams, por fin en libertad. Miércoles estaba tu lado, con la mirada de siempre, pero fija en el coche de la familia mientras se alejaba por la carretera. Tu madre por otra parte se había ido más pronto, declarando que tenía asuntos que resolver en casa, seguramente relacionados con Morningson.
No todo parecía tranquilo y relajado, ni mucho menos. Un hecho bastante aterrador ocurrió esa noche. Las palabras "lloverá fuego" en el césped de la academia. No podías pensar que sólo fue una gamberrada.
Caminabais en silencio, casi con el mismo ritmo. No querías provocarla y decirle que sabes que quiere a su familia y que está feliz de haberla visto.
Marilyn no apareció en todo el día. Únicamente supiste que seguía viva por el mensaje que te mandaba todas las mañanas.
La noche llegó demasiado pronto. Intentaste disfrutar de un día que parecía tranquilo, sabiendo que no duraría mucho.
Ahora Enid y tú paseabais alrededor del castillo, hablando de lo terribles que son los padres, y de por qué ese día debería desaparecer. Oh, y otra cosa, el cumpleaños de Miércoles. Todos estabais compinchados para darle una sorpresa, por mucho que les advirtieras que no era una buena idea.
Había humo que salía por la puerta de vuestra habitación. La rubia y tú os mirasteis y abristeis lentamente. Parecía como si Miércoles estuviera invocando a Satanás.
Enid estaba intentado colarle la milonga de que había descubierto algo en la cripta mientras a ti te vibró el móvil. Lo miraste y abriste los ojos "Es una noche preciosa, ¿te gustaría que viéramos las estrellas juntas?" Tus mejillas reaccionaron enseguida, tiñéndose de color rojo. Menudo dilema, ¿Deberías ir a lo que considerabas un fracaso desde su planteamiento? ¿O deberías ir contemplar el cielo estrellado con tu pelirroja favorita?
-Riley.- Enid te estaba hablando. Bloqueaste rápidamente el teléfono y miraste a la rubia.
-Te decía que si me vas a acompañar a la cripta, no quiero ir sola con ella.- Le faltó darte un codazo para que le siguieras el rollo.
Tenías que pensar rápido, no lo sabías con certeza, pero ya habías tomado una decisión. Tu cuerpo se adelantó a tus pensamientos y te rodeaste el estómago con los brazos, encogiéndote un poco.
-No creo que pueda, creo que algo, me ha sentado mal, oh, Dios, mi estómago.- hay que mejorar la actuación.
Miércoles se acercó a ti y te puso una mano en el hombro.
-¿Te llevamos a la enfermería?- Dijo sonando fría, pero obviamente había colado. Te sorprendió ese gesto de preocupación por su parte.
-Oh, no, no, se me...pasará, sólo, necesito descansar.- Fingiendo el peor cólico de tu vida te dirigiste a tu cama, con pasos lentos.
-Riley, ¿en serio no quieres ir a la enfermería? No tienes buen aspecto- Obviamente Enid parecía más preocupada que la joven Addams.
-No os preocupéis por mí, marchaos, necesito, estar...sola.- Exageraste un poco, lo suficiente como para que Miércoles te mirara con cierta sospecha.
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Amor, Marginados, flores y monstruos.
AdventureEsta es la historia de Riley Hayes, tu historia. Cuando las circunstacias te llevaron a la Academia Nunca Más, tu vida cambió por completo. Nunca pensaste en llegar a hacer amigos de verdad, a encajar bien en algún sitio. Mucho menos en enamorarte...