Capítulo 31: ¿A dónde vas?

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Despertaste con un dolor de cabeza abrumador. No reconociste el entorno al principio. Al despejarte un poco te diste cuenta de que estabas en la enfermería. No había luz, aún era de noche, un viejo reloj en la pared te indicó que eran las doce de la madrugada. No estabas sola allí, una figura oscura estaba sentada al borde de tu cama.

-La has dejado escapar.- Ese tono era inconfundible, Miércoles.

Todo tu cuerpo te dolía, pero conseguiste incorporarte en la cama. No respondiste. La joven no te miraba.

-Es una asesina y una sociópata, y por tu culpa se va a ir de rositas. Espero que estés orgullosa.

Sabías que tenía razón, toda la razón. Posiblemente era el peor error de tu vida, pero aun así, no sentiste arrepentimiento. Seguramente a la Riley de hacía tres meses le darían arcadas al ver lo que habías hecho.

-Tú también eres una sociópata.- Es lo único que se te ocurrió decir. No permitirías que nadie te juzgara, ya lo hacías bastante tú misma. Ahora la joven te miraba, con una expresión relajada, pero severa.

-Aunque me muera de ganas por decirte lo que creo que tú bien sabes, al final me has salvado la vida. De todas maneras ella no podrá ir muy lejos, tarde o temprano la encontrarán.

Esas palabras te hicieron temblar y pensar dónde podría haber ido.

-Buscarán sin cesar a Laurel Gates, hasta que pague por todo lo que ha hecho, lo quieras o no.- Su tono era duro, firme.-Pero...

-¿Pero?- Estabas totalmente confundida.

-Puede que Marilyn Thornhill pueda vivir su miserable vida tranquila.

-¿Cómo dices?

Algo se movió debajo de la cama y trepó por ella.

-¡Cosa! Me alegro de verte.- Dijiste a la mano, que llevaba una carpeta consigo. El miembro subió a tu estómago y la dejó allí.

-Son todos los documentos referentes a Marilyn Thornhill, así como los informes policiales de lo que ha pasado hoy. Puedes destruirlos si así lo deseas, pero si aún te queda un poco de sensatez los entregarás a la policía cuando tu conciencia empiece a funcionar de nuevo.

No podías creerlo, esto tenía que ser una trampa. Ni siquiera te molestaste en abrir la carpeta, simplemente la dejaste encima de la mesita y miraste extrañada a la joven.

-¿Qué? ¿Por qué?- Lograste preguntar.

-Me has salvado la vida como ya te he dicho. Demasiadas veces.

-Acabas de echarme en cara que la he dejado escapar.

-Lo sé, pero desgraciadamente el sheriff no vio ninguna prueba que le hiciera pensar que ella era Laurel Gates. Sí, hay testimonios, incluido el de la directora. Pero Galpin tiene más problemas en la cabeza ahora mismo, como mandar a su hijo a un psiquiátrico de alta seguridad.

-Pero...

-No es un regalo, ni un salvoconducto. Más le vale que huya todo lo lejos que pueda, porque te aseguro que si la vuelvo a ver cerca de aquí, deseará haber ido a la cárcel, ¿está claro?

Asentiste aún si creerte lo que acababa de pasar. Otras cosas te vinieron a tu tribulada mente.

-¿Dónde está Enid?- Quisiste saber, recordando esa horrible pelea con Tyler. Miércoles movió la cabeza hacia una de las camas, donde descansaba tu amiga, aparentemente bien. Sentiste un alivio inmenso al saber que estaba con vida. Te sentiste repugnante al tardar tanto en preocuparte por ella.

Amor, Marginados, flores y monstruos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora