-¡Tyler, bájame! ¡Bájame!.- Él no parecía escucharte, o más bien no quería hacerlo.
Miraste por encima de su hombro y viste la cripta a lo lejos. No se oía nada, no sabías qué estaba pasando, si tu amiga estaba sufriendo, si ya no seguiría con vida.
Los nervios te impedían pensar con claridad. Tenías que volver, rescatar a tu amiga, era lo que debías hacer. Lo que pasara después no querías saberlo, lo pensarías una vez Miércoles estuviera a salvo. Tu cerebro pareció funcionar deprisa y se te ocurrió una de las mejores ideas de tu vida. No estabas segura de que funcionara, pero tenías que intentarlo.
-¡Ahh!- Gritaste fuertemente, llevándote una mano al pecho.- ¡Mi corazón! ¡Me, me duele!
Tyler se detuvo.
-Riley, ¿qué te ocurre?- Preguntó preocupado, bingo.
-Creo... creo que me está dando.... ¡Ahh!- Cerraste los ojos fingiendo el peor dolor de tu vida, rezando porque realmente tuviera el cerebro de mosquito, como siempre te dijo Xavier.
-Vale, vale tranquila, tranquila.- Dijo nervioso mientras te puso en el suelo, excelente. –Respira, vamos.- Se llevó las manos a la cabeza, estaba muy asustado de que algo te ocurriera. Se agachó frente a ti y empezó a buscar signos que le indicaran qué te estaba pasando.
Tú te "retorcías de dolor" en el suelo, dando vueltas sobre ti misma. Era una actuación penosa, pero él se la creyó, no sabiendo dónde meterse.
Con una mano buscaste entre la hierba algo contundente, lo encontraste. Cogiste una piedra de tamaño considerable, mientras Tyler miraba asustado a todas partes.
-No, no Riley, aguanta, vamos, te llevaré con...-
No pudo terminar la frase. Con una fuerza que no sabes de dónde sacaste golpeaste al chico en la cabeza con esa roca, haciendo que cayera seco encima de ti. Te quédate temblando en mitad de aquel lugar, mirando al "monstruo" inconsciente encima de ti, no se movía, era tu oportunidad de escapar. Te arrastraste con los brazos hacia atrás, dejando caer a Tyler, que seguía sin moverse. Te giraste para ver la cripta y te levantaste con un quejido. Aún sentías tus piernas como si estuvieran atadas a un bloque de cemento.
Te pusiste de pie y con una mirada rápida al chico empezaste a, no se podía llamar "correr". No tardaste ni dos pasos en caer al suelo. Estabas mejor, pero la droga parecía no querer irse del todo. Debías conseguirlo, tenías que salvar a Miércoles, impedir que Crackstone volviera. Casi llegaste a andar a cuatro patas hasta que conseguiste estabilizarte. Con pavor descubriste que eras incapaz de usar tus poderes, no podías mover ni una brizna de hierba.
Al llegar a la cripta, viste con horror cómo salían de ella dos personas. Reconociste a Laurel, que seguía a una figura oscura. No lo podías creer, era Crackstone, había resucitado. Cuando estabas segura de que no te veían recorriste la estructura apoyándote en la pared para no volver a perder el equilibrio.
Cuando entraste, descubriste a Miércoles tirada en el suelo, apoyada contra una pared. Te diste cuenta que tenía un cuchillo clavado en el estómago. Demasiado tarde, tu amiga había sido asesinada, y no pudiste impedirlo.
Te acercaste intentando no caerte con horror en tus ojos.
-¡Miércoles! Oh, Dios mío.- Dijiste al dejarte caer a su lado. Para tu agrado seguía viva, y con una expresión somnolienta te miró y miró al cuchillo. Lo miraste también y moviste las manos sin tener ni idea de qué hacer.
-Riley...- Suspiró, su voz se apagaba, podías notarlo. –No lo saques, moriré de todas formas, al menos el cuchillo me sienta bien.- Te indicó, intentando bromear a su estilo.
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Amor, Marginados, flores y monstruos.
AdventureEsta es la historia de Riley Hayes, tu historia. Cuando las circunstacias te llevaron a la Academia Nunca Más, tu vida cambió por completo. Nunca pensaste en llegar a hacer amigos de verdad, a encajar bien en algún sitio. Mucho menos en enamorarte...