07

18.9K 687 364
                                    

ENZO.

Veo a Belén sentada en un banco del lugar donde estamos entrenando para el próximo amistoso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veo a Belén sentada en un banco del lugar donde estamos entrenando para el próximo amistoso. Se encuentra quieta, bastante medida en la taza humeante de café que tiene entre sus manos, simula prestar atención, pero está más que ida. Julián, desde el predio, le hace muecas graciosas provocando que salga de su trance y se ría sonoramente, cómo si solo estuvieran ellos dos en la cancha. Le tira un beso y el cordobés vuelve a lo suyo, siguiendo las órdenes acatadas por el director técnico. Qué asco que me dan. No dejo de mirarla, sin siquiera disimular la intensidad con la que mis ojos la perforan; supongo que estuve viéndola bastante, porque termina posando su mirada en mí. Nuestras miradas queman durante unos segundos, hasta que le sonrío con arrogancia y miro para otro lado. ¿Cuánto tiempo seguirá engañándose a ella misma?

El entrenamiento pasa, todos bastantes felices de estar compartiendo el lugar una vez más. Abandonamos el predio para dirigirnos a los vestidores una vez que el día concluye, entre risas y chistes sin sentido que solo entendemos nosotros. Una vez dentro, veo de reojo como Julián traspasa la puerta, riéndose con Licha de algo que solo ellos entienden. Codeo a Montiel, haciéndole señas con la cabeza en dirección a los dos, él siempre me hacía la segunda para molestarlo y claramente ahora no sería la excepción.

—Encima no sabes boludo— alcé la voz apropósito, sabiendo que me iba a llevar varias miradas de ahí— La wacha agarraba y me pedía que le tape la boca porque el novio estaba durmiendo en la otra pieza, que me había extrañado una banda, que no sabía cómo hacer para escaparse y venir a vivir conmigo.

De reojo, veo como Julián se acerca un poco a nosotros, queriendo escuchar mejor. Montiel se aguanta la risa al escucharme, alzando las cejas sorprendido. Aun así, me la sigue.

—Gato, si yo te dije ya la otra vuelta que esa no iba a bancar nada.

Estoy por abrir mi boca para responder cuando siento como me empujan por la espalda, agarrándome de sorpresa y tirándome al piso. Cuando levanto la mirada, me encuentro a Julián ahí parado, con su pecho subiendo y bajando por lo agitado que está. ¿Se animó? Impresionante.

—¿Y este?— pregunto, rebajándolo con la mirada mientras me levanto del piso, riéndome. Me limpio el pecho con ambas manos, verlo todo colorado del enojo hace que me ponga más contento todavía. Cuánto esperé por un momento así.

—¿Y este qué, pelotudo?— habla él, tratando de empujarme de nuevo con una mano, pero ni me moví— ¿Qué mierda te pasa? ¿Te pensas que te voy a creer que te estás cogiendo a mi mujer? ¿Tan dolido vas a estar de que ella sea feliz?

La rapidez con la que dice todo me causa hasta ternura, sé que mi sonrisa y tranquilidad lo ponen más nervioso. En todos estos años, nunca me había hecho frente, por lo que supongo que habrá sido puro impulso. Sonriente, me decido por acortar la distancia que nos separa, con el mentón para arriba en un gesto de superioridad característico en mí; me observa asustado, cómo si se tratase de aquella tarde en la que le rompí toda la cara por meterse con mi novia. Lo analizo de arriba hacia abajo despectivamente mientras nuestros compañeros observan la escena en silencio.

DM ━ enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora