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2014

ENZO

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ENZO.

—Compañero, banca un toque— dice Matías, codeándome por tercera vez desde su asiento en la mesa que compartimos.

Llevo prácticamente diez o quince minutos concentrado en analizar detalle a detalle lo que pasa entre Belén y su amigo Joaquín, sentados a un par de mesas de distancia, bastante graciositos y metidos en su propia conversación. Falta una hora para que la jornada se dé por finalizada, pero los minutos parecen transcurrir con tal lentitud que me desespera. Bueno, suponiendo que es eso lo que tan molesto me tiene. El cabello castaño de Belén se balancea de un lado hacia el otro mientras ríe a carcajadas con su compañero; están sentados en la misma mesa desde que la preceptora vino a avisar que teníamos hora libre. Todo el salón tiene más que sabido los sentimientos de Joaquín por Belén, es ella la única que sigue fingiendo demencia. Exhalo aire, enojado, apenas escucho de fondo las palabras de Matías repitiéndome que soy un boludo por andarle atrás, que no me puedo enojar así, que los deje de mirar y un sinfín de ridiculeces más. Qué va a entender él que no dio un beso en su vida y que no tiene que ver a la que le gusta riéndose con otro.

Preferiría viéndola besarse con otro antes que verla riendo con otro sin dudas.

Belén le sonríe a Joaquín tras uno de sus comentarios, pegándole en el hombro para generar cierta cercanía entre ambos. No lo pienso permitir. Aprovecho que todos están en la suya y me levanto de mi lugar, dejando a Matías con su sermón hablando solo. Una vez que llego a la mesa de mi chica, les sonrío a los dos para hacerme un lugar en la superficie del mueble.

—¿Qué ondaa? Muy juntitos ustedes, eh— tras mi comentario, Joaquín mira a Belén esperando alguna respuesta, pero ella lo mira igual de confundida.

—Tomatela Joaco— le dice en voz baja, pero llego a escucharla, haciendo que una sonrisa triunfante se apodere de mis labios. Joaquín hace caso a sus palabras y se levanta del ugar, dejándonos "solos"— ¿Qué onda, cargosito?— me saluda, inclinándose en la mesa y apoyando sus codos en ésta. Yo estiro mis piernas en su dirección, acomodando mis pies en los bordes de su silla.

—¿Qué onda vos, feita? Te queda grande Joaco me parece.

Alza su ceja, desafiandome.— ¿Grande? Na, soy yo la que queda grande al lado suyo— responde, mirando a Joaquín ya alejado de nosotros—, y al lado de cualquiera.— pronuncia esta vez mirándome a mí.

—Bua, se agrandó Chacarita— digo riéndome. Mis dedos sostienen un mechón de su cabello, jalando de él para molestarla y hacer que se queje, pegándome en la pierna— Pará, violenta.

—Vos, tarado— sus uñas se hincan en mi brazo, pellizcándome.

—Ay, gila— vuelvo a estirarle el pelo, iniciando una pelea patética entre ambos. Siempre estamos así, buscando el mínimo momento para poder tenernos cerca, incluso si es peleando. No me importa que me maltrate con tal de reírnos un rato, pero se termina abusando y me lastima bastante— Bueno, bueno, pará un toque enfermita.— la empujo levemente, dando por finalizada la "guerra".

DM ━ enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora