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2015
‹ 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑣𝑒𝑧 ›

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ENZO.

Las luces de colores hacen que se me dificulte un poco ver con nitidez mi entorno, pero poco importa a estas alturas de la noche. Desde que cumplimos los catorce dejamos de salir a matinés y empezamos a salir con nuestro nuevo grupo de amigos, que al ser un toque más grandes que nosotros solamente van a joditas. Belén y yo nos escapamos ya unos pares de findes para poder salir juntos con mis amigos y sus amigas. La pasábamos re bien siempre y estar con ella hace que cualquier cosa sea divertida, incluso tener que haberla presentado con mis compañeros de River.

Viene caminando medio cruzada junto a sus amigas, cagandose de risa con ellas y sosteniendo una botella cortada en sus manos. Qué mina más hermosa. Deben ser las tres o cuatro de la madrugada, el frío se hace notar en el patio de la casa del cumpleañero, por lo que me cuesta entender cómo Belén no se caga de frío con la pollerita y el top que tiene puesto. Todos andan re babosos con ella y con su grupito, y no me parece raro, están re lindas todas. Pero ella es ella. Destaca frente todas las minas que hay en la joda, no importa que ya esté más en pedo que albañil recién pago y que tiene todo corrido el labial, es la más hermosa de todas, no tengo dudas.

—La vas a ojear amigo— me dice un pibe, abrazándome por los hombros— ¿Querés que te haga gancho? Me parece que es la amiga de Valu.

Me río y niego con la cabeza, sin dejar de mirar a la pelinegra de ojos claros— Es mi wacha.

—¿Posta? ¿Hace cuánto andan?

—Como dos años, pero hace poco que somos novios.

—Fa qué loco, la mirabas tanto que parecías recién enganchado amigo— me sonrió y se alejó de mí.

Me dio un toque de risa la situación, ya que no tengo ni idea de quién es el pibe, pero me da orgullo saber que la miro con los ojos que se merece. Ella parece darse cuenta de que están a nada de ojearla, porque busca al responsable de esa mirada tan insistente. Al ver qué se trata de mí, ensancha sus labios con amplitud y corre los pocos metros que nos distancian.

—Bebé hermoso, ¿dónde estabas? Fuimos a preparar el vino y no te encontramos más— me da un piquito y me abraza por los hombros. Aprovecho la cercanía de nuestros cuerpos para llevar mis manos a su cintura y pegarla más a mí— Ya andabas con otra seguro, gato de mierda.

—No seas tarada— acaricio su cintura riéndome—. Son todas re feas acá.

Se ríe conmigo y se acerca a mí para unir nuestras bocas en un beso. Lo que aprendí de Belén es que hay muchos tipos de besos dependiendo del lugar en el que estemos. No son los mismos los que nos damos en la escuela, ni los que nos damos en su casa ni muchos menos los que nos damos en las jodas. Los besos así suelen ser más rápidos, más profundos, más necesitados. No nos concentramos en disfrutar de nuestras bocas, sino en disfrutar de nosotros. Bailamos en el medio del beso, nos movemos para cualquier lado, paramos para darle un trago al vino o sino estamos pegados el uno al otro hasta el cansancio. Me gusta aprender de ella y ver cómo en todas sus formas me encanta aún más.

DM ━ enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora