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2018
‹ el malo ›

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BELÉN.

Julián me canta al oído una de las estrofas de fuego y pasión de Rodrigo. Desde denominó a esa canción como nuestra, y así era. Él sabía que todas las demás ya tenían nombre y apellido, por eso buscó la forma de dedicarme algo que Enzo no haya hecho antes. Estamos en la fiesta que sus amigos le hicieron ya que el lunes empieza a jugar en primera, y todos están bastante contentos con él, por lo que invitaron a medio barrio para que Julián se rompa la pera antes de empezar a tomarse todo mucho más en serio. Estábamos bastante pegados, ya llevaba poco más de un año que Enzo y yo terminamos y nosotros nos habíamos vuelto inseparables desde que él empezó a hacer de las suyas con mis mejores amigas. Cuando todas mostraron su verdadera cara, el único que se quedó fue Julián, es mi sostén todos los días y yo el suyo.

No imaginas cómo de nosotros han hablado... Dicen que, por ser amantes, somos descarados— susurra en mi oído mientras bailamos en el medio del patio de uno de sus amigos— Pues, no saben que lo nuestro es algo profundo... si supieran que te amo, como a nada en el mundo. — se aleja un poco de mí, buscando mis labios para unirlos con los suyos. No solo está pasado de fernet, sino que está contento; a pesar de todas las cosas malas que nos estuvieron pasando, está por debutar con dieciocho años en su club favorito.

Escucho unas risas a lo lejos, unas que podría diferenciar de acá a la China. Volteo levemente mientras Julián sigue teniendo nuestros dedos enlazados bailando cuarteto, cuando lo veo. Enzo abrazado a los hombros de Valentina, con el grupo de amigos que antes compartíamos, riéndose sonoramente en mi dirección. Cuando cruzamos miradas siento mi estómago cerrarse, hace bastante tiempo que no lo tenía tan cerca, nunca asistía a los mismos lugares en los que Julián y yo estábamos, ni siquiera imagino quién fue capaz de invitarlo sabiendo que esos dos no se podían ni ver. Pero acá está, como si nada. La canción se cambia, Julián sigue bastante concentrado en cantar y disfrutar de su noche, pero yo ya la tengo más que arruinada.

—¡Con él, siempre con él, y yo estoy harto! No me siento bien con el papel de un santo— canta Enzo con sus amigos, mirándome de reojo y sonriéndome con amplitud de forma burlona. Cuando mi mirada se torna insistente en él, voltea a mí, cantándome— Esto es así, de cualquier modo; tú te vas con él y yo me quedo solo— alza sus hombros, como si sufriera la canción, y aprovecha que lo estoy mirando para besar a Valentina. En frente mío.

—Gordo, voy al baño— le digo a Julián, aunque está tan en su mundo que apenas entiende lo que le digo. Camino con rapidez en dirección al interior de la casa y me pierdo ya que no la conocía, no tenía ni idea de dónde podría estar el baño.

Recorro el comedor, con el corazón a mil y las náuseas haciéndose presentes. No lo veía hace tanto tiempo que no tengo idea de cómo hacer esto. Es más fácil cuando lo único que sé de él son las boludeces que hace y que obviamente me llegan porque la gente es chusma. Pero verlo enfrente mío haciéndolas es algo intolerable por completo. No me entra en la cabeza como puede venir a la fiesta de Julián con la ridícula esa a mostrarme que se la está curtiendo. No tengo derecho para reclamar nada, ya no estamos juntos, pero todo lo que pensé que estaba superando se me desmorona en apenas segundos.

DM ━ enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora