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2016

Mientras Enzo está metido en el baño arreglándose el pelo, yo estoy buscando entre todos mis cajones mi labial favorito. Mi novio dice que me apure, que no vamos a llegar si seguimos dando vueltas, pero hasta que yo no encuentre ese labial no pienso moverme de acá. Todavía me falta cambiarme y plancharme el pelo, pero nada más importante que ese labial. Harta de seguirlo buscando y no encontrarlo, prendo el teléfono para chusmear un poco Facebook en lo que refuerzo mi memoria para hallar aquel cosmético perdido.

 Harta de seguirlo buscando y no encontrarlo, prendo el teléfono para chusmear un poco Facebook en lo que refuerzo mi memoria para hallar aquel cosmético perdido

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Al leer ese estado no dudo en bloquear el teléfono y cruzarme los brazos indignadísima. Enzo sale del baño, ya peinado, bien vestido y perfumado. Hace menos de media hora habíamos discutido sobre la razón de porqué se arreglaba tanto, pero me terminé hartando de la discusión y ya teníamos que irnos, por lo que con un beso de reconciliación optamos por dejarlo pasar. Por lo visto, él sigue con ganas de pelear.

—No voy a ir una mierda de nada, te aviso— le digo en una postura bastante firme, abrazada a mí misma con el rostro tenso y el cuerpo igual.

Enzo deja de peinarse frente al espejo para voltear hacia mí con una mueca de confusión.

—¿En serio me decís, boluda?

—Sí, en serio te digo, ¿o sos idiota que no entendés cuando te hablo? — contesté enfurecida.

—¿Y por qué verga me hablas así, pelotuda? Te estás re confundiendo vos conmigo me parece.

—¿Confundiendo de qué? Dios tomate el palo no te quiero escuchar más— hago un gesto con la mano como indicando que salga por la puerta de mi habitación en donde nos preparamos para salir.

—Listo, listo. Quedamos así entonces.

Ah, encima se hace el vivo. Lo agarré con fuerza del antebrazo, clavando mis uñas en él.

—Quedamos así las pelotas.

—¿Te das cuenta que sos una nena? Mirá por las giladas que te pones a pelear.

—¿Qué gilada, Enzo? ¿Me estás cargando vos?— supongo que mi cara debe decir todo lo que por mi boca no sale, porque me mira medio asustado.— Agarrás y en la mínima que peleamos ya estás tirando estaditos en Facebook para que todas las putas que tenés de amigas te reaccionen y te comenten, ¿de qué gilada me estás hablando?

—Tampoco es para tanto, Belén.

Yo verdaderamente no puedo creer lo estúpidos que son los hombres. Si por mí fuera, estarían todos extintos.

—¿No es para tanto? ¡¿No es para tanto?! ¿Encima me tratas de loca?

—Me estás lastimando pelotuda banca un toque, deja de gritar— forcejea conmigo para soltarse y tomar distancia— Pareces una enfermita boluda no entiendo qué carajo te pasa.

DM ━ enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora