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BELÉN.

Tengo que agarrarme con fuerza de sus muslos cuando me encuentro arriba y a espaldas de él. Con una de sus manos me sostiene por el cuello y con su brazo me envuelve la cintura para tenerme por completo pegada a su cuerpo. Entra y sale de mi interior con tanta velocidad que los gemidos siquiera salen completos de mi boca. El sonido de nuestras pieles chocando frenéticamente me vuelve loca, y sumado a eso sus besos y sus puteadas en mi oreja terminan por matarme. Mi cuerpo está completamente a su merced, estoy entregada a él desde un primer momento y sabe que puede hacerme todo lo que quiera.

-Ahí, así...- arrastro las palabras, no puedo hablar bien debido a lo fuerte que me está dando. Mis ojos levemente entrecerrados, mis labios adoloridos de tanto atraparlos entre mis dientes y mi cabello todo desordenado. Justo cómo me encanta a mí. Estoy deleitada por el sonido de nuestras pieles chocando una y otra vez, sumado al crujido que hace la cabecera contra la pared.

-¿No te quejas ahora, no?- pregunta en mi oído, sin parar de embestirme. Podría partirme en dos en cualquier momento, no sé cuánto más vaya a aguantar mi cuerpo.- ¿Te duele?- asiento levemente con mi cabeza, sin ser capaz de abrir la boca para hablar- ¿No me escuchas vos?- ejerce más presión con su mano en mi cuello y empieza a moverse más rápido debajo mío- ¿Te duele, putita? ¿No era esto lo que querías?

Mi cuerpo se funde en el suyo. Siento cómo me deshago encima de él, sólo me dejo ser y acepto gustosa todo lo que tiene para darme. Suelta mi cuello y baja hasta mi entrepierna, desacelerando sus movimientos en mi interior para comenzar a frotar mi clítoris con rapidez. La sensación de ambas cosas hace que mi cuerpo no resista más y me haga saber que estoy a nada de tocar el punto máximo en cualquier momento.

-No aguanto más, Enzo...- mascullo con dificultad, volteando un poco mi cabeza para verlo encima de mi hombro.

-Maricona- me descansa, parando todas sus acciones para evitar que llegue a mi orgasmo. Mueve mi cuerpo a su antojo y me hace caer en la cama, recostada. Sabe que estoy cansada, pero él no planea darme un solo respiro. Se acomoda a un costado de mi cabeza recargando su propio peso en sus rodillas. Sostiene su pija en una de sus manos y hace que el glande choque contra mis labios. Sonríe ampliamente, mirándome. Saco mi lengua y estiro una de mis manos hacia su miembro, haciendo que éste me dé unos golpecitos contra la lengua- ¿No estabas cansada de pija vos?

De la tuya nunca.

Niego con la cabeza y abro mi boca para engullir todo lo que puedo. Aunque está de costado a mi boca busco la forma en la que entre todo y comienzo un vaivén de arriba hacia abajo, cerrando los ojos mientras disfruto de la lentitud con la que me deja degustar su masculinidad. Pero sé que eso no va a durar mucho cuando hace que lo suelte y lleva su mano hacia mi pelo para agarrarse de él y empezarse a mover dentro de mi cavidad bucal.

-¿Me vas a dejar que te coja toda la boca?- su pregunta hace que mi cuerpo se caliente por completo. Esa facilidad que tiene para preguntarme o decirme guarangadas me desquicia por completo. Hago un sonido en forma de afirmación que vibra contra su pija, él acomoda una de sus manos hacia el costado de mi cara y después de encajarme un cachetazo empieza a moverse un poco más rápido.

Mis ojos se llenan de lágrimas y es complicado retener las arcadas, pero con tal de chuparle la verga a este tipo haría lo que sea. Aún con mis ojos inundados de lágrimas, me permito observar la cara de satisfacción que tiene, cómo respira con dificultad y como tira su cabeza hacia cuando se cansa. Me incita a no querer soltarlo nunca, a estar pegada a su verga todo el tiempo. Después de unos cuantos minutos así, intercalando las velocidades en las que mi boca lo recibe, se separa de mí, haciendo que el aire pase por mis pulmones sin obstáculos. Me mira a los ojos y sonreímos. Ninguno de los dos da más y ninguno de los dos puede parar. Esto podría volverse nuestra adicción. Mi mirada viaja por todo su rostro, repasando sus rasgos faciales como si no me los supiese ya de memoria. Me encanta mirarlo y me encanta saber que solo yo voy a tenerlo así, desesperado por cogerme una y otra vez.

DM ━ enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora