23. Cannon Ball

2K 115 12
                                    

Alice

Presente

Cuando escuché a mi hermano pedirle a Owen de nuevo que se fuera todo mi cuerpo se terminó de tensar. Nunca creí que fuese capaz de aparecerse en la puerta de mi casa después de todo lo que había sucedido. Se necesitaba de mucho descaro como para importarle menos.

Owen intentó entrar a la casa en cuanto Lucas abrió. Lo único que logró fue obtener un empujón por parte de mi hermano. Lucas trató de cerrar la puerta, pero Owen puso resistencia a que eso ocurriera. Marshall empezó a ladrarle y eso empezó a ponerme nerviosa.

A esas alturas del forcejo Blake ya se había levantado para ayudar a Lucas.

No supe que hacer y simplemente me quedé quieta en mi lugar, observando todo.

—Largo—ordenó mi hermano, cada vez haciendo más presión sobre la madera.

—No me iré a ningún lado sin mi hermana—respondió Owen.

—Olivia no saldrá de esta casa—dijo Jonathan poniéndose de pie y tapando a Olivia del campo visual de Owen—. No se irá hasta que ella lo decida, no eres su dueño.

—Maldito imbécil, no te metas en lo que no te importa.

—Vete de aquí, Snow—insistió Lucas.

—¡Quiero hablar con Alice e irme a casa con mi hermana! —exclamó Owen.

Marshall gruñó entre ladridos.

—Sácate su nombre de la maldita boca—gruñó Jefferson detrás de mí.

—Estás mal de la cabeza si piensas que eso ocurrirá—dijo Lucas.

—Lucas... —musitó Alison, parándose al ver que el forcejeo con la puerta se estaba tornando algo violento. Blake colocó su espalda sobre la madera para hacer más fuerza y bufó.

—Camille, llama a la policía—pidió Blake sin mirar a mi amiga.

Camille no dudó. Se puso de pie y caminó hacía la sala para tomar el teléfono fijo.

—Al menos que seas una idiota harás eso—habló Owen en dirección a Camille.

—¿A quién mierda le dices idiota? —inquirió Blake con el ceño fruncido.

—¿Les recuerdo quién es mi padre? No van a hacerme nada.

Esas palabras fueron dirigidas hacía mí. Un recordatorio más de que sí ahora que se habían acabado las cosas entre nosotros decidía hablar sobre lo que viví en la relación y de sus amenazas, todo quedaría en solo simples palabras desgastadas, porque no lo tocarían por ser el hijo del juez, ni siquiera procederían alguna demanda.

La realización de eso me provocó una presión en el estómago y ganas de llorar.

Era increíble pensar que una persona tan desagradable como él fuese tan intocable.

—Olivia, por favor detén este circo y vámonos—le pidió a la pelirroja sentada a mi lado.

Supe que Olivia no tenía la menor idea de qué hacer cuando sus ojos llenos de miedo se pusieron sobre mí. Estaba probablemente asustada por lo que le ocurriría si se iba con él.

Y yo temía por lo que fuese a pasar si no accedía a hablar con él en esta ocasión, de lo que haría si me encontraba después en los pasillos de la universidad.

Ambas sabíamos bien de lo que Owen era capaz.

¿Era normal que nos sintiéramos así?

—No importa—dijo, rindiéndose por fin—. Tarde o temprano tienes que volver a casa, y si no te hago hacerlo, nuestros padres lo harán y tendrás que enfrentarte a las consecuencias de tu terquedad—luego me miró—. Y tú, mi dulce Alice, no dudes que también tu turno llegará y no lo verás venir. Créeme que no lo harás.

TOMEMOS UN PASEO © [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora