16. Break

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Alice

Presente

En cuánto salimos del castillo le solté la mano. 

La camioneta de Blake estaba aparcada justo afuera siendo rodeada por los chicos. Owen se encontraba sentado en el asiento del copiloto mientras Olivia le curaba la nariz y algunos golpes del rostro, seguro con el botiquín de emergencia que Blake cargaba en su auto.

Tomé una bocanada y apresuré el paso para tomar una distancia entre Jefferson y yo. La mirada de Lucas se movió hacia nosotros y enseguida todos lo imitaron. Puse un mechón de cabello detrás de mí oreja como manía. Las manos me sudaban y estaba a punto de comenzar a temblar. Esto no era lo que se suponía debía suceder.

—¿En dónde estaban? —inquirió mi hermano apenas me acerqué lo suficiente.

—Estábamos escondidos adentro—respondí, empezando a jugar con mis dedos.

—Creímos que se habían ido—añadió Jeff, poniéndose a mi lado.

Alison intercaló su mientras entre los dos y luego la compartió con Camille.

—No nos iríamos sin ustedes—señaló Jonathan.

Asentí, tenía razón. Lucas no se movería a ningún lado sin mí, ni siquiera se porqué llegué a considerar lo contrario en el lapso en el que salíamos del castillo, o quizá estaba tan sumergida en otra dimensión con Jefferson. Siempre me sentía así con él cerca.

Escuché a Olivia quejarse y moví mis ojos hacia los de ella, pero de lo contrario me encontré con el marrón turbio de los de Owen. El enojo y la rabia en ellos. Definitivamente estaba viendo rojo.

Tragué saliva en cuanto se acercó a mí. Sus pasos calculados, silenciosos y minuciosos como los de un depredador apunto de atacar a su presa.

—Mi dulce, Alice—dijo mi nombre como si cada letra le quemara la lengua—. ¿Podemos hablar?

Moví mi cabeza despacio en una afirmación, de todos modos no podía negarme enfrente de todos. Extendió su mano hacia mi dirección y decidí tomarla para no empeorar la situación.

Una vez que nos empezamos a alejar del círculo, Blake comenzó a hablar sobre cómo habían evitado a la policía gracias a los contactos de su padre.

Owen me jaló y me puso contra la cajuela de la camioneta. Presioné mis labios para evitar que cualquier sonido alertador saliera de ellos. Puso sus manos en cada costado de mi cabeza y pasó su nariz por mi cuello y parte de mi cabello.

—Hueles a él—soltó en un tono sombrío y en seguida el miedo recorrió mi cuerpo.

—¿Q-qué? —dije en un murmuro.

—¿Lo dejaste tocarte, Alice? —acarició mi mejilla con suavidad, intenté mirar hacia un lado, pero me tomó del mentón, obligándome a mirarlo—. ¿En esos casi treinta minutos que duró la intervención de la policía dejaste te que follara, cierto?

No podía decir o hacer algo. Estaba completamente invadida por el miedo. Owen me asustaba cuando estaba molesto, por eso evitaba hacerlo enojar, pero los últimos días todo se había vuelta tan tenso.

No pensaba en responder a su pregunta. Una simple respuesta desataría muchas cosas.

—¿Por qué te empeñas en provocarme? ¿A caso quieres que haga públicas las fotos intimas que tengo tuyas? —inquirió, sus ojos estaban negros.

Las lágrimas no tardaron en acumularse en mis ojos. Esa era la razón por la cual no me atrevía a dejarlo. Había sido tonta, muy tonta y le había dado lo suficiente como para poder destruirme, matarme.

TOMEMOS UN PASEO © [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora