8. Red

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Alice

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Alice

Presente

Estaba sumamente enojada.

Frustrada.

Enojada y frustrada.

No terminaba de procesar lo que acababa de suceder. Las manos me temblaban y podía sentir los latidos de mi corazón en mi oído. Mi cabeza iba a explotar en cualquier instante al igual que mi pecho. A como pude jalé la puerta con fuerza y la combinación de música y voces llenó mis oídos.

Me adentré deseando toparme con Lucas para de una vez acabar con la fiesta y reclamarle, no por la pequeña—no pequeña— reunión, sino por no decirme nada de lo que estaba ocurriendo.

Detuve a Marshall de irse encima de un par de chicos que pasaron carcajeando y me quedé estática al ver a mis dos mejores amigas beber y reír juntas en la barra de la cocina. Camille estaba usando una falda de cuero color negro con un top naranja a la vez que Alison tenía puesto un vestido amarillo de una sola manga. En la sala estaban Owen, Jonathan, Blake y Lucas haciendo lo mismo que ellas formados en un círculo.

Durante el día vi a cuatro de los seis y ninguno me dijo que Jefferson estaba de regreso. Nadie se tomó la molestia de acercarse a comentarme. Di por hecho que se trataba de una purga de documentos y lo que menos hice fue prepararme emocionalmente.

No estuve lista para verlo de nuevo después de años, mucho menos directo al rostro.

Encima había estado tan cerca...

Tan cerca que sí mi perro no hubiera dado un pequeño golpe cerca de mi tobillo quizá habría caído de nuevo en esos orbes azules y en esos labios que alguna vez me volvieron loca. No podía creerlo. Estuve a punto de dejar atrás todo este manojo de sentimientos que apretaban mi pecho con solo mirarlo a los ojos.

Dios, ojala pudiera arrancarle los malditos ojos.

Antes de que pudiera moverme Jeff pasó a mi lado. Sus manos estaban dentro de sus bolsillos y cuando me rebasó me miró por encima de su hombro. Una retadora sonrisa se formó en su rostro y caminó hacía donde estaba mi hermano con los demás. 

Tomé una bocanada de aire y me acerqué a mis amigas tratando de calmarme. Dejé que el labrador llegara primero para ocultarlo entre nosotras tres. Aunque su tamaño era difícil de pasar de largo, pero por lo menos no llamaría tanto la atención y no se pondría ansioso, como yo.

—Luces como si hubieras visto un fantasma—dijo Alison al verme llegar.

—Malditas traidoras—murmuré recargando mis codos sobre la tabla.

—¿Qué? —inquirió Camille con el ceño fruncido.

Las miré.

—¿Sabían que Jefferson regresó?

TOMEMOS UN PASEO © [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora